sábado, 26 de noviembre de 2016
¿Educar en la igualdad de género? Las perspectivas desde el aula y el alcance de una propuesta que viabilice la construcción de valores.
Al finalizar los cursos me resulta imposible no
realizar un balance del año, de mi función como docente, de los logros y los
‘pendientes’.
Desde lo conceptual y curricular, se vuelve
imprescindible establecer aquellos aspectos que se trabajaron en profundidad,
los que relegamos por cuestiones de tiempo, los que están en el ‘debe’, los que
necesitamos traer una vez más al debate.
Y la pregunta que sostiene la redacción de este
artículo es: ¿Debemos educar en la igualdad de género, independientemente de la
asignatura que enseñemos? Y la respuesta que vienen automáticamente a mi cabeza
es: ‘Sí, sí. Debemos hacerlo y resulta indispensable’.
¿Debemos educar en la igualdad de género,
independientemente de la asignatura que enseñemos?
Meses atrás, escribí para Tribuna Feminista un
artículo acerca del trabajo doméstico y el abandono escolar de las niñas y
adolescentes. Por lo que me parece de vital importancia establecer una
reflexión que nos acerque como sociedad, dándole un valor educativo y esencial
a las cuestiones ligadas al género, a la percepción de los roles que han sido
socialmente construidos y que han limitado a las mujeres en alcanzar el
desarrollo para tener un mayor protagonismo en las decisiones y en la
participación.
Al respecto, UNESCO establece que “La búsqueda de la
igualdad de género es un elemento central de una visión de la sostenibilidad en
la cual cada miembro de la sociedad respeta a los demás y desempeña un papel
que le permite aprovechar su potencial al máximo”.
Plantea además que la participación equitativa de las
mujeres es crucial para asegurar un ‘futuro sostenible’ por las siguientes
razones:
Los roles de género se pueden modificar a efectos de
lograr la equidad entre mujeres y hombres.
Los roles de género pasan de una generación a otra
debido a que son creación de la sociedad.
El hecho de empoderar a las mujeres es imprescindible
en lo relativo a reducir la pobreza y lograr condiciones de desarrollo.
Las desigualdades de género restringen los derechos
de niñas y mujeres.
Garantizar la igualdad de derechos entre niños y
niñas implica brindar a todos las mismas oportunidades.
Desde el punto de vista educativo, y en las
oportunidades que tenemos los docentes de enseñar desde una perspectiva que
contemple la igualdad de género, ¿qué aspectos podemos priorizar?:
Educar desde la igualdad de derechos entre niños y
niñas, supone prevenir situaciones de violencia de género: concienciar acerca
de aquellas prácticas que han sido naturalizadas, que no hacen visibles los
mecanismos por los cuales la violencia de género se ejerce y que se establecen
como parte de la vida y de las situaciones por las que una mujer puede pasar.
Educar desde la igualdad de derechos entre niños y
niñas, supone prevenir situaciones de violencia de género…
Evitar distribuir tareas que reafirmen los roles de
género que como anteriormente explicábamos, han sido adoptados por el colectivo
social y transmitidos por todas las generaciones: las niñas ordenan el salón,
los niños hacen carteles. Las niñas cocinan para la kermés, los varones compran
refrigerios. Las jóvenes arman stands, los chicos (que suelen ser calificados
como más fuertes y capaces de las tareas más rudas), acomodan y mueven
estanterías. Lo mismo con las actividades lúdicas: niñas y niños tienen el
mismo derecho a elegir los juegos, a divertirse asumiendo distintos roles y a
disfrutar del proceso.
Desprendernos de prejuicios ligados a la sensibilidad
que se le suele atribuir a las niñas ante determinados temas, y la ‘dureza’ del
varón para captar desde lo emocional, para experimentar hechos que los
conmueven por igual y que tienen todo el derecho de asumir con intensidad y
transmitir a otros.
Atender las señales y abrir las posibilidades de
debate ante temas que socialmente nos movilizan y que es preciso tratar desde
la educación en valores.
Educar desde la inclusión: toda propuesta didáctica
debe ser necesariamente inclusiva, estableciendo caminos de participación donde
los alumnos y alumnas elaboren conjuntamente con el profesor las pautas de
convivencia dentro del salón a efectos de garantizar la igualdad de
oportunidades para todos y todas, y el respeto de los derechos esenciales.
Establecer canales de comunicación que permitan
trabajar los conflictos y/o derivarlos a los profesionales capacitados, a
efectos de establecer una reflexión colectiva acerca de lo que nos moviliza.
Fortalecer el diálogo y la escucha: nos constituimos
en referentes para nuestros estudiantes y somos muchas veces los que detectamos
situaciones de violencia intrafamiliar y escolar, que podemos tratar por los
canales correspondientes y con el apoyo de instituciones destinadas a abordar
estas problemáticas.
Proponer actividades que fortalezcan la autoestima,
la distribución equitativa del trabajo y la participación de todos y todas en
la construcción del conocimiento.
La lista podría continuar y cada uno desde su lugar
como educador/a podrá completarla contemplando aquellos elementos que le
faculten a llevar adelante una dinámica de trabajo comprometida con la
temática.
Las estrategias y técnicas destinadas a fortalecer la
igualdad de género tienden a estimular la construcción de una identidad
personal para aprender a trabajar las emociones.
Situaciones de violencia, discriminación y maltrato,
pueden ser traídas al debate para comprender de manera colectiva por qué
suceden y por qué no deben naturalizarse.
Para ello, consideramos relevante que el docente
realice una introspección acerca de lo que para él representa la igualdad de
género, de sus expectativas, prejuicios y limitaciones, y de las situaciones en
las cuales se siente con las competencias suficientes como para abordarlas en
el salón, o solicitar asistencia multidisciplinar para su tratamiento.
Es preciso establecer con claridad qué queremos para
nuestros jóvenes en materia de igualdad de género, y de qué formas podemos
colaborar desde lo pedagógico y disciplinar para aspirar a una sociedad que
contemple la igualdad entre niños y niñas, y bajo esta perspectiva, comprender
el entramado de representaciones sociales que conllevan a la construcción de
estereotipos que se reproducen y transmiten.
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