jueves, 28 de enero de 2016
Erradicar la serofobia, un paso obligatorio para acabar con el VIH
La discriminación y estigmatización de las personas
que viven con el VIH es uno de los principales motores de dispersión de la
infección en nuestra sociedad. Stefano Cosalvi, psicólogo de Imagina MÁS, nos
explica por qué las actitudes serofóbicas están íntimamente relacionadas con la
expansión descontrolada del virus.
separador
A pesar de los múltiples avances que han llevado a
una mejora sustancial en las personas con VIH en lo que respecta a su calidad
de vida, dichos cambios aún no se han trasladado plenamente al ámbito de las
relaciones sociales.
Las personas que viven con el VIH al día de hoy
sufren un estigma que conduce, en ocasiones, a una vulnerabilidad de sus
derechos.
Actualmente existen dos conceptos muy resonantes como
son el Estigma y la Discriminación. Éstos tienen un carácter multidimensional,
ya que tienen lugar en todos los países y regiones del mundo.
Son el gran combustible que alimentan a la
propagación del VIH/SIDA, ya que, constituyen uno de los máximos obstáculos
para la prevención, la asistencia, el apoyo y tratamiento adecuados y la
mitigación del impacto. Y a su vez, acrecienta innecesariamente los
sufrimientos asociados al VIH. (Juan Ramon Barrios y Carmen Cristóbal Pérez
s/f).
tristeza
enfado rechazo pareja gay
Son varias las causas que provocan estas actitudes,
entre ellas destacan:
La falta de conocimiento sobre la infección.
Los mitos sobre los modos de transmisión del VIH.
Los prejuicios.
La desigualdad en el acceso al tratamiento.
Las informaciones irresponsables de los medios de
comunicación.
También influyen en las actitudes discriminatorias el
hecho de que el Sida sea actualmente incurable, los miedos sociales en torno a
la sexualidad, la enfermedad y la muerte, así como los relacionados con las
drogas ilegales y el consumo de drogas intravenosas.
Ante todo esto es imprescindible la visibilidad de
las personas con VIH y de todos los asuntos que tienen que ver con él, ya que
tanto el estigma como la discriminación que conducen a la serofobia es uno de
los mayores fallos de la sociedad y los Estados ante la pandemia.
¿Cómo actúa la serofobia?
mujeres
tristeza llanto exclusión discriminación
Toda discriminación se produce ''cuando el estigma se
instala'' (ONUSIDA, 2005). Se considera discriminación serofóbica cualquier
medida que acarree una distinción arbitraria entre las personas por razón de su
estado de salud o su estado serológico respecto al VIH, confirmado o sospechado
y resultado de una acción o una omisión.
La serofobia es una emoción intensa, generalmente de
temor, que siente una persona ante la posibilidad de mantener una relación
sexual o sentimental con una persona VIH. Es un miedo que no guarda ninguna
relación con un peligro real, por lo que es de carácter irracional y algunas de
las actitudes más utilizadas ante este miedo son las de huida o el rechazo.
Una de las mayores dificultades que implica es la
incapacidad de gestionar las emociones que se desencadenan ante el VIH. Entre
ellas, la de no saber soportarlas, bien por la incapacidad de controlarlas o
por no ser capaz de cuestionar las creencias que están detrás de éstas
emociones.
Se puede decir por lo tanto que el prejuicio
serofóbico no deja de ser una creencia distorsionada (Juan Ramon Barrios y
Carmen Cristóbal Pérez s/f) que, como queda demostrado en la práctica, conlleva
perjuicios sociales a pesar de tener un origen psicológico.
¿De qué manera la abordan los planes antisida?
El Plan Estratégico de Prevención y Control de la
infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (2013-2016), se
basa en un enfoque de derechos que refirma el objetivo primordial de reducir la
discriminación y el estigma.
Tres investigaciones muestran que, a pesar de los
estudios y de las medidas tomadas y llevadas a cabo, aún queda mucho camino por
recorrer:
FIPSE (2005) en su informe de 'Discriminación y VIH/Sida'
(citada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad) analiza la
discriminación utilizando el protocolo para la identificación de discriminación
elaborada por ONUSIDA. En él, no se detectó discriminación en el ámbito de la
legislatura española, pero sí se observaron en casos concretos de
discriminación arbitraria en distintos ámbitos como por ejemplo; laboral,
normas que controlan la entrada y residencia en España, bienestar social,
seguros de vida y asistencia sanitaria privada, servicios bancarios y acceso a
determinados servicios públicos y privados.
Donde sí se han apreciado con mas frecuencia es en
las prácticas cotidianas como la asistencia sanitaria, empleo, educación y
relaciones interpersonales.
discriminación
exclusión laboral trabajo oficina empleo
FIPSE (2009) con su estudio sobre la 'Integración
laboral de las personas con VIH' (citada por el Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad) ha mostrado una alta tasa de desempleo que
alcanza un 53% en personas seropositivas, por lo que este porcentaje demuestra
una disminución de la calidad de vida y de su bienestar psicosocial.
El informe de 'Evaluación del plan multisectorial de
VIH-Sida de 2008-2012' (citado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad) indica una tendencia descendente en el rechazo hacia las personas
con VIH en el ámbito escolar, laboral y comercial, pasando de un 58%, 44% y un
30% en 2008 a un 49%, 38% y 25% en 2010.
Por último, un documento de los perfiles de
discriminación en España, elaborado por la Encuesta de la Discriminación en
España (2013) realizada por el centro de Investigaciones Sociológicas, detectó
actitudes discriminatorias hacia personas con VIH. Un 11, 4% de las personas
que realizaron la encuesta han manifestado incomodidad ante la idea de ser
vecinas de personas con VIH, y un 11,3% desaprobaba por completo que una
persona con VIH/Sida trabaje en su oficina.
¿Por qué la serofobia alimenta al VIH?
Es por todo lo dicho, que cuando se instaura un
prejuicio serofóbico en la sociedad y una conducta de rechazo, lo único que se
logra es su reafirmación, algo que suele manifestarse de distintas maneras y en
diferentes situaciones, como pueden ser:
La discriminación real o percibida puede llevar a las
personas con VIH a retrasar las visitas a las unidades sanitarias
especializadas o evitar el tratamiento de la infección, así como rehuir la
comunicación con los que pertenecen a su entorno, laboral, social y familiar.
Miedo a ser visto en las salas de espera de los
centros sanitarios especializados.
Ocultar el estado serológico por temor que sus
allegados los abandonen o sean objetos del mismo estigma, por lo que suelen
limitar sus relaciones interpersonales, reduciendo su apoyo e incrementando el
aislamiento y la auto-discriminación.
prueba VIH
test
El rechazo social puede minar la autoestima y afectar
a la motivación para asumir pautas correctas de cuidado personal y de
adherencia al tratamiento antirretroviral.
El temor a las consecuencias de un resultado positivo
en la prueba de VIH es un motivo para el retraso del tratamiento adecuado. Esto
tiene efectos adversos sobre la salud de la propia persona. En cambio, el
diagnóstico precoz tiene efectos positivos para contener la transmisión ya que
es mas probable que las personas que saben su estado serológico adopten
comportamientos preventivos.
El estigma percibido hacia las personas con VIH
provoca en algunas de ellas que teman proponer prácticas de reducción de riesgo
como el uso del preservativo o eviten comunicar su estado serológico por miedo
al rechazo de su pareja.
¿Qué obligaciones tienen los estados para
erradicarla?
La respuesta común a la serofobia entre difernentes
países data mas allá de la declaración de parís de 1994, cuando la Comunidad
Internacional fue consciente de que la pandemia del VIH/SIDA se trataba de una
cuestión de derechos humanos.
Los Estados establecieron entonces el deber de
''velar porque todas las personas que viven con VIH/SIDA puedan ejercer
plenamente y en total igualdad sus derechos y libertades'', luchando con la
discriminación y compromiso de desarrollar políticas nacionales que protegiesen
los derechos de las personas, en particular aquellas que viven con el VIH/SIDA
a través de las promoción de ''un entorno jurídico y social'' favorable.
En 1996 se celebró la Segunda Consulta Internacional
de VIH/SIDA y de los Derechos Humanos, y se llegaron a pautas consensuadas que
determinaron los principios y actuaciones en los que los estados deberían de
llevar a cabo para proteger los derechos humanos y desarrollar políticas de
salud pública.
Esto se confirma en la Declaración de compromiso del
2001 en la que se reconoce como el ''estigma, el silencio, la discriminación y
la negación de la realidad socavan los esfuerzos de prevención, atención, y
tratamiento e incrementan los efectos de la epidemia, y por lo tanto ''el
reconocimiento que la plena realización de los derechos humanos y libertades
fundamentales para todos, es un elemento indispensable de la respuesta mundial
a la pandemia del VIH/SIDA, particularmente en la prevención, la atención, el
apoyo y el tratamiento para reducir
la vulnerabilidad".
Ante estas Declaraciones y Compromisos por los
Estados queda demostrado que si bien las políticas de protocolos para obtener
datos sobre la discriminación en diferentes ámbitos sociales se llevan a cabo,
queda por averiguar qué sucede con éstos datos, que apuntan a que gran parte de
la sociedad Española es serofóbica y no tiene reparos en comunicarlo.
Entonces, ¿el Estado está tomando medidas al respecto
y los resultados los veremos en los próximos años? o ¿Es el propio Estado otro
agente serofóbico, complice de esta estigmatización, por no llevar a cabo
planes de acción eficaces de acuerdo a los compromisos asumidos como la
promoción, prevención, asistencia y educación?.
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vih-sida
Retroceso en Educación Sexual
Sin educación sexual en los colegios y con el porno
como fuente informativa, el machismo crece entre los jóvenes.
Los centros de Güeñes han introducido la educación
sexual en el programa de Secundaria.
La educación sexual entre los menores no atraviesa
por los mejores momentos. Más bien todo lo contrario. “Se está viviendo un
retroceso que puede verse en los resultados de los últimos estudios en los que
observamos más machismo en las generaciones más jóvenes que en las treinteañeras.
Seguimos pensando que la educación sexual es hablar de embarazos no deseados e
ITS, que también, pero la base de la educación sexual debe ser entender a los
sexos, a comprenderse y respetarse entre hombres y mujeres, y esto no se enseña
y, desde luego, la sociedad actual no lo inculca. Si se hiciera mejorarían las
relaciones de pareja, viviríamos mucho más libres y felices nuestra vida sexual
y seguramente disminuirían los casos de violencia de género. Este tipo de
problemas sociales hay que atajarlos desde abajo, impidiendo que se repitan, no
solamente tratando el daño que ya está hecho”, reconoce a DNA la escritora,
periodista y sexóloga Silvia C. Carpallo, que califica de desastrosa la
educación sexual en nuestro país, una opinión compartida por la psicóloga Nerea
Gómez, quien en su gabinete trabaja en permanente contacto con adolescentes.
MENORES MACHISTAS
La psicóloga alavesa critica con vehemencia que aquí,
al contrario que en otros países, no figura en el currículum escolar. “Debería
estar; es una falla del sistema, porque con la pornografía como principal
fuente informativa, el machismo esta creciendo entre los menores”, sostiene.
A la escritora y autora de varios libros sobre el
tema -El orgasmo de mi vida y Decirte adiós con un te quiero-, le resulta del
todo curioso que debates que se planteaban ya en la Segunda República, como era
incluir la Educación Sexual en los colegios, no se hayan resuelto en una
sociedad moderna como la actual. “Solo hace falta ver lo que costó incluir el
tema de la homosexualidad en Educación para la Ciudadanía. Se imparten jornadas
de Educación Sexual en los colegios, pero no existe un criterio fijado para las
mismas, ni un consenso en los temas a abordar o en la forma de abordarlos, de
manera que realmente no hay una educación sexual reglada”, dice Carpallo quien
reconoce que “desde los programas como Elena Francis, o incluso de Elena Ochoa,
te das cuenta de que hemos avanzado mucho en poco tiempo, pero que queda camino
por andar y no debemos olvidarlo”.
Uno de los problemas a los que se refiere la
psicóloga Nerea Gómez es que “en muchas comunidades esta educación la puede
impartir cualquiera, cuando tendría que dejarse en manos de personas preparadas
para impartir esta docencia”, sostiene.
La escritora C. Carpallo cursó un posgrado en la
universidad pública cuyo título era Educación y Asesoramiento Sexual. Ella lo
ha enfocado a la educación a través de los medios de comunicación, pero también
lo realizaban muchos maestros para tener una formación real en este aspecto a
la hora de tratar el tema con sus alumnos. “Existen los medios para tener
profesional formado, pero no se usan. El problema es que no hay nada reglado ni
consensuado, aunque se han planteado proyectos en los que se establecía qué
formación sería necesaria, y se planteaba un plan de estudios con los temas a
abordar según las diferentes edades; pero este nunca se ha debatido en serio”,
reconoce.
INTERNET, LA FUENTE
Aunque cada vez los/las jóvenes hablan más de sexo
con sus padres, la principal fuente de información es Internet. Se ha pasado de
que el sexo sea algo tabú a que simplemente esté en todas partes, en la
publicidad, en el cine, en los libros e incluso en el telediario; sin embargo
este exceso de información, a juicio de la periodista, nos desinforma. ¿Por
qué? “A los jóvenes les llegan muchos mensajes relacionados con la sexualidad,
pero no tienen una educación clara con la que puedan llegar a desentrañar
dichos mensajes, por eso lo hace todo más confuso”.
Del mismo modo, sostiene la psicóloga alavesa, aunque
los jóvenes hablen más con sus padres y madres ellos tampoco han recibido una
educación sexual, ni nadie les ha explicado cómo poder abordar estos temas con
sus hijos y la información no les llega de la misma manera que si viniera de
manos de un experto. “Nuestros padres no saben de literatura o biología lo
mismo que no saben todo sobre educación sexual y no podemos pretender que lo
sepan. Ante toda esta confusión se recurre a la herramienta mágica, que es
Google, y en la que también se encuentran informaciones de todo tipo, sin que
los jóvenes sepan exactamente a qué portal acudir para aclarar sus dudas. Todo
esto sería diferente con una educación sexual reglada, en la que Internet fuera
un añadido y no la base y en la que se pudiera hablar con los padres todo lo
aprendido. En ocasiones hasta son los hijos los que acaban informando y
educando a sus padres”.
Según diferentes encuestas, entre jóvenes de 11 y 12
años un 4% recibe contenidos sexuales en sus móviles, porno que mal digerido
puede condicionar sus preferencias futuras. Y aunque no haya realmente un
estudio que explique que una imagen pueda condicionar tus preferencias
sexuales, sí es cierto que hoy en día la pornografía es muy accesible por
Internet, sobre todo desde los móviles, que no tienen control paterno.
“El problema de esto es que en Internet hay
pornografía de todo tipo y mucha de ella tiene un contenido más duro que puede
costar de entender o de asumir según qué edades. Pero no hace falta ir tan
lejos. Solo con ver series como La que se avecina, en la que se habla de temas
como los intercambios de pareja, y que ven niños de menos de 12 años, sentados
con sus padres en el salón de casa”, dice la escritora.
Lo que sí ven a diario en la consulta de los
sexólogos es cómo los jóvenes, sobre todo hombres, tienen como referente sexual
la pornografía. De esta manera gran parte de las consultas vienen derivadas de
complejos respecto a los tamaños, los tiempos, etc. Se toma este tipo de
ficción como referencia, sin que haya nada más con qué compararlo y cuando se
llega a la experiencia real aparecen dificultades sexuales por culpa de esos
miedos y complejos. “Estaría bien que alguien explicase las diferencias entre
la ficción del porno y la realidad, todo ese tabú por ejemplo relacionado con el
tamaño del pene, y cuáles son las expectativas reales de una relación sexual, y
que cada ser sexuado es diferente a otro ni mejor ni peor, que hay diferentes
formas de amar y de relacionarse. Todo eso nos ayudaría a desenvolvernos como
adultos en un terreno que es crucial para nuestro bienestar emocional y no a
enfrentarnos a la sexualidad llenos de miedos y prejuicios”, sostienen.
Porque el machismo que condena a la mujer atrevida
frente al hombre está creciendo entre los adolescentes: las chicas se ven como
posesión del hombre. El problema que existe con los mensajes es que los jóvenes
no los saben manejar. Hay una gran industria creada en torno a la idea de la
dominación masculina como ideal romántico. No hace falta más que ver, por
ejemplo, la saga Crepúsculo, en la que al final la protagonista deja su vida,
sus amigos y pone en riesgo su integridad física por una pareja dominante y
posesiva, y vemos todo eso como una relación romántica, idílica y deseable.
Como esa historia, muchas. Desde la Bella que cree
que puede cambiar a la Bestia y hacerla un príncipe. Todo esto parece algo
inocuo, pero no lo es, todo ese ideal romántico es la base de las relaciones de
violencia de género, el “yo lo puedo cambiar”, el “es malo pero yo le saco ese
lado tierno”, el “si es posesivo es por lo mucho que me quiere”, salen de estos
productos que consumen las adolescentes a cuyos contenidos no les prestamos
atención”. Las adolescentes de instituto reconocen que reciben comentarios
machistas. Como bromas... Educadores sexuales se confiesan escandalizados por
la aceptación de los celos que se registra entre los menores. “Reciben mensajes
de que eso es amor y nadie les explica que es justo lo contrario. Crecemos con
el ideal Disney, y no explicamos que una relación de pareja es algo muy
diferente a casarse con un desconocido.
Sus patrones de pareja son muy chapados a la antigua.
“Generaciones anteriores vivieron una revolución sexual, y por ello, se
educaron con unos principios diferentes; pero ahora hemos dado por hecho que la
liberación femenina ya existe, en una sociedad en la que ni siquiera hombre y
mujer todavía cobran los mismos sueldos. Hemos pensado que ya estaba todo hecho
y hemos dejado de educar en este sentido y todo esto nos está llevando a
repetir los mismos errores”.
Porque la violencia de pareja hacia las mujeres se
cuela por la afectividad y no por la ideología. “El ideal romántico es la
cadena que ata a la mayoría de las mujeres en la sociedad moderna. Seguimos
educándonos en agradar al hombre, tanto con nuestro aspecto como con nuestros
comportamientos; las abuelas nos siguen preguntando cuándo nos vamos a buscar
un novio en vez de preguntarnos qué tal nos va en la universidad; seguimos
señalando a las mujeres que con cierta edad no se han casado o sido madres;
seguimos pensando que una mujer sola es una mujer incompleta y evidentemente
todo eso tiene sus consecuencias. No se trata de un problema personal, se trata
de una lacra social que no hemos superado”.
El Gobierno cree que impartir educación sexual hará
que aumente el sexo entre los adolescentes cuando es al revés. “Hubo un estudio
muy visual al respecto en Estados Unidos, donde se relacionaba los estados en
los que se impartía algún tipo de educación sexual y en los que no, y la tasa
de embarazos no deseados. Evidentemente era más alta en la que no había ningún
tipo de educación, que solían ser estados con mayor influencia religiosa. Los
jóvenes van a tener sexo, porque es algo natural y lógico, algo que forma parte
de su desarrollo como personas. La cuestión es que es mejor que estén
preparados, qué tengan información y formación y que tengan herramientas para
tener una vida sexual sana y feliz, a que lleguen a este punto de sus vidas sin
saber realmente cómo manejarlo”. Con una buena educación, las jóvenes serían
capaces de decir no.
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Perfil de la mujer que aborta: de 20 a 24 años, trabaja y tiene estudios superiores a la secundaria
Según la Asociación de Clínicas Acreditadas para la
Interrupción del Embarazo, el descenso registrado en las interrupciones
voluntarias del embarazo se debe al envejecimiento paulatino de la población y
al mayor uso de métodos contraceptivos.
Según esta asociación, la mayoría de los abortos se
producen después de un fallo del método anticonceptivo.
El perfil mayoritario de la mujer que aborta de forma
voluntaria se sitúa en el tramo de edad entre 20 y 24 años, con estudios de
nivel superior a la secundaria, trabaja por cuenta ajena e interrumpe su
embarazo con menos de ocho semanas de gestación y en un centro privado
concertado.
El número total de interrupciones voluntarias del
embarazo en 2014 fue de 94.796, un 12,8 por ciento menos que en el año anterior
(13.894 abortos menos), según los últimos datos del informe anual del Ministerio
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que reflejan la tercera bajada
consecutiva desde que entró en vigor la actual ley de plazos en 2010.
La Asociación de Clínicas Acreditadas para la
Interrupción del Embarazo (Acai) atribuye el descenso de la tasa de abortos
-que se ha situado en 10,46 abortos por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años-
a la reducción de mujeres en edad reproductiva por el envejecimiento paulatino
de la población y a la mejora de los hábitos contraceptivos.
«El mejor acceso a la píldora de urgencia y que las
conductas reproductivas estén cambiando son algunas de las causas del descenso,
a pesar de que el actual Gobierno no promocione la salud sexual reproductiva,
lo que ayudaría a bajar más la tasa de abortos», explica a Efe Francisca
García, presidenta de Acai.
Según esta especialista,«el mayor número de abortos
se siguen concentrando entre los 20 y los 30 años, en mujeres que trabajan y
que tienen una formación suficiente, ya que el 70 por ciento tiene
bachillerato, secundaria o universitaria, y aumenta la población española que
aborta porque los inmigrantes están saliendo».
«Bajan todos los abortos en todos los tramos de edad,
sobre todo entre 20 y 25 años», destaca García, «al igual que en las menores de
20 años», añade la responsable de Acai, quien lo atribuye a ese mayor acceso en
la anticoncepción.
Una ley más permisiva
Desde la Sociedad Española de Contracepción, José
Ramón Serrano, ha destacado que «tener una ley permisiva hace que bajen las
interrupciones» y también el haber mejorado la información en los centros de
salud y en las farmacias.
«Hay que trabajar más intentando que sea accesible la
anticoncepción segura y eficaz; sobre todo en España, el método más usado es el
preservativo, y lo que pasa es que se usa mal», recuerda a Efe el doctor
Serrano.
El presidente de esta sociedad médica opina que
«serían necesarias más campañas e informar sobre la anticoncepción de urgencia,
porque la libre dispensación es un factor que ha contribuido a la bajada de los
abortos».
«Son embarazos no buscados, y la mayoría se producen
por fallo del método y por ello la mayoría se interrumpe», advierte.
Del total de mujeres que abortaron, 94.796 de ellas
usaban métodos barrera; y otros anticonceptivos, 38.596 mujeres; mientras que
32.302 no usaba ninguno.
Menos de ocho semanas de gestación
La mayor incidencia se produjo en la franja de edad
de 20 a 24 años, tramo en el que interrumpieron su embarazo 16,56 mujeres de
cada mil, seguida de la de 25 a 29 años (15,34), de 30 a 34 años (12,33) y entre
las menores de 19 años (9,92), la tasa más baja desde 2005, primer año del que
se tienen datos.
Por lo que respecta a las semanas de gestación, un
70,18 % del total de abortos se hicieron en embarazos de 8 o menos semanas; un
19,20 %, entre las 9 y las 12 semanas; un 6,25 %, de 13 a 16 semanas; un 2,87
%, entre 17 y 20; y un 1,50 %, a partir de la semana 21 de embarazo.
Respecto al motivo, en el 88,90 % de los casos fue a
petición de la mujer, sin aducir otros motivos; un 7,15 % por grave riesgo para
la vida o la salud de la embarazada; un 3,61 % por graves anomalías del feto; y
un 0,32 % por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad
extremadamente grave e incurable.
El 73,84 % de las mujeres tenía nacionalidad europea
-un 64,35 % española-, mientras que el 18,27 % procedía de América, el 5,03 %
de África y un 2,82 % de Asia.
Del total de mujeres que abortaron, 28.025 convivían
en pareja y con hijos, y 5.140 vivían además con padres o familiares, mientras
que 16.697 vivían sin hijos pero con otros familiares y 8.649 lo hacían en
pareja y sin descendencia.
Respecto al nivel de estudios, casi 35.000 de las
mujeres que abortaron tenían estudios de educación secundaria (ESO) o
equivalentes, 25.458 bachillerato o FP, y 18.068 sólo había superado primaria,
mientras que 13.387 tenían título universitario.
La mayoría de las interrupciones de embarazo
continúan llevándose a cabo fuera de la sanidad pública y, de hecho, el 89,91 %
se practicaron en centros privados, concertados por los servicios de salud
públicos.
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“No escojo una orientación sexual a cada momento. Soy bisexual”
Arcópoli solicitará a la RAE que cambie la definición
de “bisexual” al considerar que es errónea y nada tiene que ver con los hermafroditas
El 2016 pretendía ser el año de la Bisexualidad, un
año para celebrar y reivindicar pero, de momento, está teniendo el dudoso honor
de empezar con un nuevo récord de agresiones homófobas. En solo 18 días, al
menos 3 personas han sido atacadas por su condición sexual y decimos al menos
porque son las que se han atrevido a denunciar.
En este contexto, la asociación LGTB+H de la
Comunidad de Madrid y las Universidades Complutense y Politécnica Arcópoli
quiere recordar que es el año para luchar por los derechos y reconocimiento de
las personas bisexuales y, por ello, ha pedido a la Real Academia Española
(RAE) que cambie la definición del término “bisexual” para que “se amolde a la
realidad social” porque “la lengua es un reflejo de la sociedad.
Arcópolis ha recordado a la RAE que “la realidad
bisexual es diferente al hermafroditismo, así como que ser bisexual no implica
‘alternar’ prácticas ni orientaciones sexuales”.
En palabras de Izpia Batres, Secretaria General de
Arcópoli y activista bisexual: “dado que las definiciones que ofrece la RAE se
emplean como referencia en multitud de cuestiones, su incorrección influye para
mal en muchos aspectos”. Consideran que “es denigrante que la Academia no
recoja debidamente nuestra realidad” porque “siendo nuestra orientación sexual
un aspecto básico de nuestra identidad personal, la falta de visibilidad de
nuestra realidad vital o las visibilizaciones indebidas tienen parte de su
explicación en concepciones incorrectas como la que ofrece la RAE”.
Batres recuerda: “Yo no escojo una orientación sexual
a cada momento: tengo mi propia orientación. Yo no alterno, yo soy bisexual”.
Una realidad aún desconocida
Para la asociación, la realidad bisexual es todavía
la gran desconocida y no solo entre los heterosexuales. Según han explicado,
hasta en el ámbito homosexual, “la bisexualidad está rodeada de mitos y clichés
que deben ser erradicados”.
“La bisexualidad es una realidad que sufre
discriminación tanto fuera como dentro del colectivo. Las personas bisexuales
no sólo esconden a menudo su orientación entre personas heterosexuales, sino
que dentro del colectivo LGTB tampoco se sienten cómodas, y son menos propensas
a salir del armario”. Y es precisamente por esto por lo que piden que se
trabaje en medidas de visibilidad. Entre ellas, la necesaria nueva definición.
Definición del término "bisexual" en el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua / RAE
Si buscamos el término “bisexual” en el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua, podremos ver dos acepciones. Los errores
aparecen directamente al leer la primera ya que, según la RAE la bisexualidad
está relacionada con el hermafroditismo, una realidad totalmente distinta. La
segunda afirma que para ser bisexual es necesario “alternar prácticas
homosexuales con heterosexuales” como si fuera preciso “alternar” prácticas u
orientaciones sexuales para poder sentirse bisexual.
Dos fallos claros: ligarlo a los hermafrotidas y
hablar de alternar prácticas sexuales. Sobre el primero, Yago Blando, coordinador de Arcópolis,
ha explicado a ELPLURAL.COM que “es un anacronismo tremendo”. “Puede que hace
muchísimos años se usara en algún texto la palabra hermafrodita para hablar de
los bisexuales, pero está totalmente desactualizado”, ha dicho. “Entendemos que
el Diccionario de la RAE no puede perder acepciones, pero si incluir la
actual”.
En cuanto al segundo error, destaca que “es bastante
llamativo lo de alternar practicas con otras. No alternan, no es una cosa de a
veces sí y a veces no”, es simplemente una sexualidad más, aunque reconoce que
no es raro encontrarte con alguna persona que todavía diga frases como “la
bisexualidad no existe” o “están confundidos”, incluso homosexuales que creen
que los bisexuales son realmente gays o lesbianas que no se atreven a decidirse
y, asegurando que son bisexuales, “son menos homosexuales”.
Para poner solución a este tipo de errores, la
asociación creó su propio diccionario, el llamado DiccioArcópoli, en el que se
aclara que bisexual es “la persona cuya orientación sexual está enfocada hacia
otras de sexo o género igual o diferente al propio, no necesariamente al mismo
tiempo ni del mismo modo o con la misma intensidad”. Ahora, exigen que sea esta
la definición que se recoja en la RAE para que la solución no sea puntual o un
parche, sino definitiva y al alcance de toda la sociedad.
En una futura reunión, quieren poder explicar a los
académicos la verdadera realidad bisexual pero, antes, han presentado una
petición en la plataforma Change.org para “recoger firmas que legitimen aún más
nuestra reivindicación”.
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Hombres, mujeres, trabajo y familia
Más allá de la valoración de la anécdota de Bescansa
con su bebé en la sesión constitutiva de las Cortes, el equilibrio entre la
vida familiar y las exigencias del trabajo se plantea como una cuestión de
organización de la actividad económica de primera magnitud.
Más allá de la valoración de la anécdota de una
diputada llevando a su bebé a la sesión constitutiva de las Cortes, el
equilibrio entre la vida familiar y las exigencias del trabajo se plantea como
una cuestión de organización de la actividad económica de primera magnitud.
Dos
libros han tenido una repercusión internacional sobre esta cuestión, el primero
es el de Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, de 2010,
llamando a las mujeres a poner por delante su puesto de trabajo y tratar de
avanzar en sus carreras profesionales sea como sea. El segundo libro, reciente,
es de Anne-Marie Slaughter, y se titula Un asunto inacabado: hombres, mujeres,
trabajo y familia; su argumento es completamente diferente, pues considera que
las recomendaciones heroicas de Sandberg sirven de muy poco dentro un sistema laboral
que considera anticuado e ineficaz. Anne-Marie Slaughter era decana de la
Facultad de Asuntos Internacionales de la Universidad de Princenton, y luego
directora de planificación en el Departamento de Estado norteamericano, por lo
que había alcanzado ya un elevadísimo nivel profesional cuando decidió que no
podía compatibilizar la dedicación total que se le exigía con la atención que
requerían sus dos hijos adolescentes, que vivían cerca, pero en otra ciudad.
El tema es de gran complejidad, sobre todo si tenemos
en cuenta diferencias entre países y mercados laborales dispares, pero podemos
sintetizarlo en los cinco puntos siguientes.
Primero, la forma en que está organizado el trabajo y
las exigencias de dedicación que hoy tiene en un sistema muy competitivo; en
Andalucía, con un desempleo tan elevado y una oferta de bajo potencial de
productividad y proyección, tener un puesto de trabajo se convierte casi
siempre en el objetivo único.
Segundo, la flexibilidad de horarios y tiempo no es
una solución salvo en trabajos muy peculiares, pues para tener un puesto de
responsabilidad se supone que hay que poner el trabajo por delante de cualquier
otra cosa; la flexibilidad real raramente existe.
Tercero, trabajo y familia dependen del tipo de
trabajo y de las condiciones laborales, pero mucho de la situación del
cónyugue, de los recursos y relaciones familiares, y del nivel propio de renta
y riqueza.
Cuarto, hay un desequilibrio fundamental entre la
competitividad en la formación y el trabajo, y el cuidado a los hijos y la
familia, que son dos elecciones difícilmente compatibles; el que los niños
tengan o no un cuidado de alta calidad en los primeros cinco años de su vida
marca en gran medida su capacidad para aprender y rasgos de su comportamiento
como disciplina, valores, solución de problemas, y equilibrio emocional.
Y cinco, como dice Anne-Marie Slaughter, se necesita
un cambio político que establezca una estructura para cuidado de los niños,
ajustar los horarios de escuelas y trabajo, elevar el papel y los salarios de
las personas que se dedican a tareas de cuidado, e invertir en educación ya a
los tres años. Por mi parte creo que otras medidas en el ámbito de la empresa,
con ser importantes, no van a la raíz del asunto, que tiene esta dimensión
social y política amplia y compleja.
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Un estudio sugiere que tras un aborto es innecesario esperar tres meses para concebir
Las parejas que intentan concebir en los primeros
tres meses tras un aborto tienen las mismas o más probabilidades de llevar un
embarazo a término que las parejas que esperan tres meses o más, de acuerdo con
un estudio de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
El informe, publicado hoy en la revista profesional
de obstetricia Obstetrics & Gynecology, contradice la recomendación de
esperar al menos tres meses después de una pérdida antes de intentar un nuevo
embarazo.
“Nuestros datos sugieren que las mujeres que tratan
de quedar embarazadas nuevamente dentro de los primeros tres meses después de
un aborto, pueden concebir tan rápido, o incluso más rápido, que las mujeres
que esperan tres meses o más”, declaró Enrique Schisterman, autor principal del
estudio y jefe de la Subdivisión de Epidemiología del Instituto Nacional de
Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD), que forma
parte de los NIH.
El estudio, que evaluó el efecto que tiene tomar una
bajas dosis de aspirina todos los días y cómo impacta los resultados
reproductivos en las mujeres con antecedentes de aborto, encontró que más del
99 % había perdido un embarazo antes de las 20 semanas de gestación.
Igual o mayor probabilidad de concepción
Según la investigación, más del 76 % de las mujeres
intentaron concebir en los tres meses siguientes de haber perdido un embarazo,
grupo que en comparación con las que esperaron más tiempo tenían más
probabilidad de quedar embarazadas (un 69 % en comparación con el 51 %).
Asimismo, ese mismo grupo habría tenido más
probabilidades de que el embarazo resultase en el nacimiento de un bebé vivo
(el 53% en comparación con el 36%).
“Si bien no hemos encontrado ninguna razón
fisiológica para retrasar los intentos de concepción después de una pérdida de
embarazo, las parejas pueden necesitar tiempo para sanar emocionalmente antes
de intentar de nuevo“, indicó Karen Schliep, investigadora de la División de
Epidemiología del NICHD.
La Organización Mundial de la Salud recomienda
esperar un mínimo de seis meses después de una pérdida de embarazo para volver
a intentar concebir, tres más de los que la comunidad médica tradicionalmente
sugiere.
Con más frío, menos ganas
Un estudio revela que el invierno es el peor momento
para mantener relaciones sexuales - Las mujeres prefieren la noche y la hora de
la siesta para los encuentros íntimos.
Con la llegada del invierno, no solamente descienden
las temperaturas y los días se hacen más cortos sino que, además, la libido de
las españolas llega a sus cotas más bajas. Así lo revela el estudio Mitos y
realidades sobre sexualidad y anticoncepción en las millennial españolas,
realizado por la multinacional Bayer. Según este informe, un 53 % de las
participantes „mujeres de entre 18 y 30 años„ reconoce que experimentan cambios
en su libido en función de la época del año en la que se encuentren.
Peor en Navidad
Así, el verano (54 %) y la primavera (48 %) son las
estaciones en las que las jóvenes aseguran tener mayor actividad sexual. En
invierno se da una caída importante, hasta el punto que solo un 33 % dicen
preferir esta época del año. Menos propicias aún resultan las fiestas navideñas
(28 %), a pesar de que suelen venir acompañadas de unos días de vacaciones y
mayor tiempo libre para dedicar, entre otras cosas, a la pareja.
La psicóloga y sexóloga Nayara Malnero reconoce que
el deseo sexual es «cambiante» según las distintas etapas de la vida y las
épocas del año. «El sol y las altas temperaturas nos hacen estar más activos,
en todos los sentidos, mientras que el invierno es una época de recogida y
calma, también a nivel erótico. No obstante, solo se trata de encontrar
diferentes alternativas en pareja, ser creativos e impedir que la chispa se
apague», explica la experta, quien, además señala la imporancia de evitar
embarazos no planificados o infecciones de transmisión sexual, algo que, en su
opinión, «es un ´seguro´ para mantener el deseo activo».
Aunque el descenso de la libido en invierno es
unánime en toda España, lo cierto es que „según el estudio„ existen diferencias
entre comunidades autónomas: Castilla-la Mancha (52 %), Islas Baleares (46 %),
Comunitat Valenciana (45 %), Murcia (44 %) y Cataluña (43 %) son las zonas en
que la actividad sexual se mantendría algo más alta durante esta época. En el
lado contrario se situarían Extremadura (8 %), País Vasco (13 %), Castilla y
León (18 %) y Madrid (23 % ).
Pero no sólo el frío afecta a la motivación para
mantener relaciones sexuales, sino que el deseo también cambia en función del
momento del día, según la encuesta. Así, la noche es la preferida entre las
encuestadas (el 64,8 % de las millennial la prefieren), ya estén solteras,
casadas o viviendo en pareja. Le sigue el momento de la siesta (55,7 %) y la
mañana quedaría en última posición (40,8 % de las encuestadas).
Oxitocina para las relaciones estables y monógamas
A pesar de que el invierno parece ser enemigo de una
vida sexual activa, esta época del año sería adecuada, sin embargo, para la
creación de relaciones de pareja monógamas y más estables.
La explicación científica está en que, cuanto más
bajas son las temperaturas, más oxitocina se segrega. Son varios los estudios
que relacionan esta hormona con la formación de vínculos estables dentro de una
pareja, fomentando que las personas con pareja se mantengan alejadas de otras
personas del sexo contrario.
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¿Qué saben los jóvenes del sida?
Con el objetivo de acercar la investigación biomédica
a las aulas, de promover la prevención y fomentar las vocaciones científicas,
más de 180 alumnos de 4° de ESO, Bachillerato y ciclos formativos de Zaragoza
participaron ayer en la jornada ¿Qué sabes del VIH / sida?, que se celebró en
el CaixaForum de la capital aragonesa.
Durante el debate con expertos de este campo, se
permitió a los estudiantes evaluar su grado de conocimiento de la infección y
de tolerancia hacia las personas contagiadas. Al término de la sesión --y por
sorpresa--, un portador del virus intervino para explicar en primera persona
cómo le había cambiado la vida el tener el VIH. También hubo un turno de
preguntas en el que los alumnos plantearon sus cuestiones sobre ciencia, salud
sexual o las repercusiones que la infección tiene a nivel social.
"Todo esto ayuda a avanzar en la lucha contra el
estigma de la enfermedad y sirve para atraer a jóvenes que se quieran dedicar a
la ciencia", explicó Núria Izquierdo, investigadora del Instituto de
Investigación del Sida IrsiCaixa.
Desde que se puso en marcha la actividad en Aragón,
en el curso escolar 2014-2015, han participado cerca de 300 jóvenes. Según las
estadísticas provisionales, durante el 2014 se notificaron 3.366 nuevos casos
de VIH en España. Con estos números, en España, hoy en día, se infecta el mismo
número de personas que hace 15 años.
También se trasladó a los alumnos aragoneses que la
principal vía de transmisión es la sexual, con un 79,9% de los casos.
Demasiado tarde para ser madre
El retraso de la maternidad aboca a los interesados a
tratamientos de fertilidad; un 10% no lo logra.
"Si volviera a nacer, a los 25 me pondría a
tener hijos". Gloria Labay, matrona, se enjuga las lágrimas y se suena la
nariz. Acaba de narrar la historia de su fracaso reproductivo. Una historia que
arranca con 38 años e incluye dos embarazos naturales, tres inseminaciones y
una fecundación con semen de donante para ser madre sola, dos fecundaciones con
ovocitos de donante para ser madre con su actual pareja, cuatro abortos y la
guinda: el fracaso en su intento de adoptar a un niño. En ese momento su
cerebro hizo click. Tras seis años de intentos finalmente tiraba la toalla.
Necesitó ayuda psicológica para dejar atrás esa etapa de su vida y abandonar el
piso que se había comprado lejos del centro de Barcelona con un cuarto para el
bebé que soñaba con acunar. Necesitaba rehacerse. Enamorarse de nuevo de la
vida.
La edad media a la que las españolas son madres no ha
hecho más que aumentar. En 1980 era de 28,2 años. En 2014, 32,2. Actualmente el
33% de los niños que nacen en España son hijos de mujeres de más de 35 años. En
2012 hubo el triple de embarazos en mujeres de más de 40 años que en 2000. Pero
todos estos datos no muestran una cara de esta nueva realidad: el dolor de las
mujeres y parejas que se quedan por el camino. Los que no alcanzan su sueño.
Por problemas de fertilidad. Por causas desconocidas. O porque se pusieron
demasiado tarde a intentarlo.
La tasa de embarazo de la mujer según su edad cae
irremediablemente. Con 25 años, hay un 25% de opciones por ciclo de lograrlo.
Con 30, un 22%. Con 35, un 12%. Con 40, un 5%. Y con 45, un 1%. Y sin embargo,
miles de mujeres se ponen a ello cada año rozando ya edades difíciles o
imposibles. Isidoro Bruna, de la Sociedad Española de Fertilidad, explica el
por qué: “Asumen que si su aspecto físico es bueno, también lo será su
fertilidad y creen que lo lograrán al igual que las famosas que tienen hijos
pero no explican que son fruto de la ovodonación, que son un tercio de todas
las fecundaciones que se realizan. Es una pena que durante sus chequeos
rutinarios los ginecólogos rara vez les informen de la caída de su reserva
ovárica”.
El límite de 40 años que fija la sanidad pública para
someter a una mujer a un tratamiento de fertilidad, empuja a miles de parejas y
mujeres a una de las 200 clínicas privadas que hay en el país. En torno al 3,2%
de los niños nacidos en España fueron gestados mediante técnicas de fertilidad.
En 2013, 27.780 pacientes se sometieron a una fecundación in vitro (con un
coste medio de 4.000 euros). Pero un 10% de ellos, según la estimación del
sector, no lo lograron.
¿PUEDEN AYUDAR MÁS LOS GINECÓLOGOS?
A la vista de que la edad media de las pacientes que
pisan una clínica privada con idea de someterse a un tratamiento para ser
madres es de 38,2 años, varios expertos de la Sociedad Española de Fertilidad
redactaron un documento para que los ginecólogos ayuden a las mujeres, a unas
edades más tempranas, abrir los ojos a la realidad. “En 2012 les hicimos llegar
un texto con información sobre cómo informarles sobre su reserva ovárica”, dice
Isidoro Bruna, uno de los autores. “Pero, desgraciadamente, caló a pocos”.
Bruna defiende que los ginecólogos deberían preguntar a las mujeres en sus
chequeos rutinarios si han valorado la maternidad.
Sin embargo, Tirso Pérez Medina, Vicepresidente de la
Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y Jefe de Servicio del Hospital
Puerta de Hierro de Madrid, cree que el asunto es mucho más delicado. “Les
puede hacer sentir mal. Lo que sí hago es decirles que, si tienen pensado
quedarse embarazadas, no esperen demasiado para ponerse a ello”.
Laia (nombre ficticio), arquitecta y catalana,
retrasó la búsqueda del bebé. Hasta ese momento no había parado de trabajar.
"Por la crisis intuía que me podía quedar sin trabajo, así que esperé un
poco. Todos a mí alrededor, incluida mi ginecóloga, me decían que 37 años no
eran tantos. No imaginé lo que se me iba a venir encima". Tras dos
tratamientos en una clínica privada le dijeron que sus óvulos no eran de buena
calidad y que por eso no se quedaba embarazada. Le propusieron una técnica que
implicaba someterse a varios ciclos para obtener 10 embriones, analizarlos y
transferirle los de más calidad, pero Laia y su marido no quisieron seguir
adelante. Como muchas parejas, el sufrimiento que les causó cada intento fue
suficiente para decidir parar. “Sé que puedo ser feliz de otras maneras”, dice
Laia. "A veces pienso que me he rendido, pero me resulta más fácil
asumirlo a la posibilidad de que se me cierren más puertas. Con 42 años he
entendido que hay cosas que tengo que asumir. ¿Conformista? Tal vez. Ahora lo
que más miedo me da es el futuro, cuando sea una abuelita sin energía. Me da
miedo imaginarme sola el día de Navidad. Qué paranoica, ¿no?".
Una de las consecuencias del inicio tardío de la
natalidad es que las mujeres gestan menos hijos que antes, otra de las causas
de que en el primer semestre de 2015 haya habido más muertes en España que
nacimientos. Pero no siempre es una decisión meditada. Cristina, 42 años, tuvo
a su primer hijo mediante tratamiento en una clínica privada. Con 39 años
volvió al mismo sitio buscando un segundo bebé pero su reserva ovárica no
respondió. O se conformaba o intentaba una ovodonación. "Tenía 41 años y
me deprimí muchísimo. Estábamos en la playa, mi marido jugando con nuestro hijo
y yo no podía parar de llorar. Era una lucha interna enorme".
Angustiada, buscó información en Internet como muchas
otras parejas y mujeres. Acupuntura para la fertilidad. Meditación.
Acompañamiento para sobrellevar el estrés (como ofrece Eva Bernal, que tuvo
tres hijos tras someterse a 18 tratamientos). Charlas para entender el proceso
de cada miembro de la pareja… De todo lo que encontró, a Cristina le interesó
especialmente un método basado en la alimentación que ofrece la enfermera
Virginia Ruipérez. "Me cambió la dieta por una sanísima. Ella defiende que
ayuda. Yo no lo sé. Desde luego malo no puede ser y quería hacer todo lo que
estuviera en mi mano". Tras tres meses ella y su marido optaron por
intentar la ovodonación. Pero tras el tercer fracaso, en diciembre pasado,
decidieron parar. "Daría todo lo que tengo si me aseguraran que con un
tratamiento más lograría el embarazo, pero no puedo vivir obsesionada por algo
que no existe ni va quizá a existir".
Tras el cuarto aborto, la ginecóloga de la clínica
pública en la que Gloria Labay se sometió a todos sus tratamientos, le hizo un
segundo estudio de fertilidad. El primero había salido bien, pero en el segundo
comprobaron que su útero tenía forma de corazón (arcuato). Gloria se quedará
con la duda de si ese fue el motivo de sus abortos. Sí sabe por qué no le
dejaron adoptar. Cuando inició el proceso lo hizo en Nepal como familia
monoparental. Pero muy pronto se cerraron las adopciones con ese país por falta
de controles. Tres años más tarde le ofrecieron abrir una nueva vía y al contar
que tenía novio, le negaron la idoneidad. "Ahora tengo 51 años",
empieza la matrona. "Diariamente por mi profesión soy testigo del milagro
de ver nacer a una criatura y es duro comrpobar que es un tren que para mí ya
pasó, aunque ahora ya no pienso en ello todos los días. Pero hay que reinventarse.
No tener hijos también tiene ventajas, puedes disponer de tu vida como quieras,
tienes más dinero para lo que te dé la gana. Una psicóloga me dijo que quizá no
podría ser madre, pero sí podría ser la mejor tía. El año pasado me fui con
tres sobrinas, de 8, 6 y 4 años, a un camping. Este año ya estoy planeando un
viaje al Pirineo catalán. De momento tenemos feeling. Pero lo de la maternidad
será siempre mi herida de guerra".
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