miércoles, 25 de julio de 2018

Las nuevas reglas de la regla

Una nueva generación de mujeres reivindica la menstruación como un asunto crucial en sus vidas, sus cuerpos y sus emociones. ¿Por qué silenciarla? ¿Por qué seguir pintándola azul? ¿Por qué no hay compresas en los campos de refugiados? La “revolución menstrual” ya está aquí.
Lo comprobamos en la pasada edición de Operación Triunfo: las jóvenes no mantienen ni por asomo la relación con el cuerpo que, por lo general, hemos experimentado las generaciones anteriores. La normalidad con la que han confesado no depilarse o cómo se refieren a la regla nos ha dejado pasmadas. ¿Cómo y cuándo se ha producido este cambio de chip, que no lo hemos visto venir? ¿Cómo es posible que muchas sigamos yendo al baño con el tampón escondido en el bolsillo mientras Aitana es capaz de anunciar en plena firma de discos: “Voy cinco minutos al baño que tengo la regla”?
Las que aprendimos a vivir la menstruación como un horror silenciado, casi como Carrie (inolvidable Sissy Spacek) en su ducha, asistimos hoy a su irrupción en lo público con cierta sensación de haber caído en una trampa. ¿Qué nos daba tanta vergüenza? ¿De dónde vino aquel auto-desprecio? Recordemos: hasta no hace mucho funcionaban supersticiones que nos prohibían lavarnos la cabeza, hacer mayonesa o tocar plantas si teníamos el periodo. Por suerte, hemos desactivado prejuicios y nos queda lo importante: asegurarnos de que las mujeres en situación de pobreza, de calle o en campamentos de refugiadas accedan a los productos higiénicos que necesiten o terminar con la tasa rosa que grava estos productos como si fueran caviar: con el IVA del lujo (un 10%). Las millenial apuestan por una alegre 'revolución menstrual': actualicemos nuestro software. Estas son las nuevas reglas.
1. Fin del silencio
La menstruación ha pasado de asunto íntimo o higiénico a protagonizar el relato. La mayoría de nosotras atribuimos significado a la regla a través de dos referentes televisivos: los anuncios de compresas, donde el objetivo primordial sigue siendo que nada se manche; y aquel capítulo de Verano azul y su 'Bea ya es mujer', que recogía el significado naturalizado de lo menstrual: una mutación instantánea que nos hacía pasar de niña al siguiente estadio sin aclararnos en qué consistía exactamente aquello más allá del nuevo incordio mensual. En general, la cultura pop ignoraba la existencia de la regla y los personajes femeninos jamás la sufrían, ni para bien ni para mal. Hoy, la cuestión se ha integrado en las narraciones televisivas orquestadas por mujeres: 'Fleabag', 'Broad City', 'Girls', 'Vis a vis'... El estigma que la menstruación aún conlleva en países como India forma parte del relato de 'Esta es mi sangre' (Hoja de lata) el libro con el que la periodista francesa Élise Thiébaut desactiva mitos interesados. Lola (Lumen), de la ilustradora chilena Alejandra Lunik, la aborda de manera divertidamente irónica, mientras que la española Raquel Riba Rossy la usa como símbolo de empoderamiento de su personaje estrella: Lola Vendetta. También de aquí es el fanzine 'Regla', en el que 'se dibuja, se siente, se ve y se oye la menstruación como algo bonito'.
2. Desmontando el estigma
La consideración de la regla como algo sucio no tiene nada de natural: es una construcción cultural y social que, por suerte, está mutando. La antropología vino una vez más al auxilio de las mujeres en su tarea de horadar la fortaleza del tabú. A principios del siglo pasado, Margaret Mead descubrió que en Samoa menstruar no suponía un desprestigio, pues su sociedad no se organizaba en términos patriarcales. En su cultura estaba vinculada a la adoración de las divinidades fértiles, mientras en la nuestra nos hace sentir sucias, incómodas e inapropiadas. En la actualidad, la única regla aceptable es aquella que no se mueve, no se nota, no se siente: la hemos borrado del mapa. En el libro 'Cosa de mujeres: menstruación, género y poder' (Sudamericana), Eugenia Tarzibachi explica cómo la aparición de los productos de higiene femenina posibilitó la construcción de un cuerpo femenino amenstrual, donde lo 'defectuoso' del cuerpo de las mujeres quedaba enmascarado. Pero, bajo esta 'liberación de la mujer', seguía sin resolver el asunto del estigma. La vergüenza ante la posibilidad de que una mancha roja traspase la ropa nos sigue afectando.
En Afganistán, creen que las que se lavan durante la regla quedan estériles.
'La lógica que se le aplica es la de la ocultación, como a otros fluidos considerados impuros –dice Begoña Enguix, antropóloga experta en género y cuerpo y directora del grado de Antropología en la UOC–. Aunque es cierto que cada vez existe más apertura, la regla se continúa invisibilizando para ocultar una especificidad femenina que nos coloca en una posición de inferioridad, pues supone mal humor, inestabilidad emocional... Por eso, para evitar la crítica o el control, lo mejor es no nombrarla'. O teñirla de azul en los anuncios de compresas.
En 'Esta es mi sangre', Élise Thiébaut afirma que conocer la historia de la menstruación supone adentrarse en la génesis de la sociedad humana. Thiébaut cita al antropólogo Alain Testart, quien sostiene que si las mujeres tenían vetadas las armas y, por tanto, la caza, era por la prohibición simbólica de mezclar sangres (la menstrual y la del animal cazado). Por tanto, la regla como tabú cultural estaría también en el origen de la división sexual del trabajo que aún sufrimos hoy. ¿No es fascinante?
3. La regla de las que no se la pueden permitir
Conforme cae la ley del silencio, conocemos los secretos menstruales de mujeres que jamás imaginamos en este trance. En 2016, la nadadora Fu Yuanhui asombró a la audiencia al explicar que la cuarta posición de su equipo en los Juegos Olímpicos de Río se debía a que tenía la regla. Un año antes, la tenista Heather Watson explicó que había caído eliminada del Open de Australia por la misma razón, permitiendo a su compatriota y atleta Paula Radcliffe denunciar que 'el deporte no ha aprendido todavía a tratar la menstruación', pues ni los médicos deportivos investigan esta cuestión. Increíble, pero cierto: no contamos con estudios suficientes para constatar cómo afecta la regla al rendimiento deportivo.
El tabú no solo se aplica a la élite del deporte, sino a la máxima pobreza. Las refugiadas se encuentran en una desprotección total: solo las organizaciones sociales tratan de paliar la falta de compresas, tampones y toallitas que sufren en los campos de refugiados, donde las infecciones son una amenaza tan cierta como la violencia. Por desgracia, aún no existe una reglamentación que ordene ampliar el kit de ayuda a los refugiados para que contemple las necesidades de higiene menstrual.
4. Saber del mundo
La consideración social y política de la menstruación es un indicador para leer la situación de las niñas y las mujeres en la sociedad. En todo el mundo existe una preeminencia del tabú cultural y una situación de falta de accesibilidad a las básicas medidas de higiene allí donde existe pobreza. En Bolivia, compresas y tampones no se tiran a la basura porque se cree que la sangre menstrual puede provocar enfermedades, incluido el cáncer. En Irán, el 48% de las jóvenes creen que la regla es una enfermedad. En Afganistán, piensan que las mujeres que se lavan durante la menstruación quedan estériles. En Nepal, el estigma de la impureza es extremo: rige el chhaupadi, una costumbre que requiere encerrar a las mujeres menstruantes en cuartuchos sin electricidad o calefacción o chozas en el bosque. No se les permite tocar fruta fresca, leche, verduras o el ganado por temor a que los contaminen. En algunas zonas tampoco pueden leer o escribir para no enfadar a los dioses.
5. Del llanto a los súper poderes
Con la deconstrucción del estigma, la narrativa al respecto de la regla se enriquece con matices. Sin llegar al extremo de negar el síndrome premenstrual, sí se cuestiona el mito de atribuirnos mal humor en esos días del mes. La doctora Sarah Romans, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), revisó los estudios sobre los cambios de humor atribuidos al SPM y concluyó que más de la mitad de ellos no conectaban realmente menstruación con mal humor. Por otro lado, el aumento de progesterona que se produce en la segunda mitad del ciclo menstrual son comparables a los altibajos emocionales que producen las fluctuaciones de testosterona en los hombres.
El 23% de las niñas de la India abandona la escuela por no tener acceso a compresas.
Además, el relato único de la menstruación, ese que la liga al embarazo y la fertilidad, se rompe con lecturas que la subrayan como un indicador de salud y un factor de longevidad. El flujo anuncia cuando algo no funciona bien: vigilar su color, olor y duración es utilísimo y nos permite autoconocernos y ser más conscientes de nuestra salud. De hecho, la regla es uno de los factores que explica que las mujeres vivamos más. Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de California descubrió en 2016 que las mujeres que tienen su primera regla y la menopausia tardía aumentan sus posibilidades de vivir nueve décadas.
6. Retos: De la educación a la salud
La ruptura del tabú ha desatado la reclamación a los gobiernos. El asunto es transversal: supone una reflexión en lo educativo, en lo fiscal y en lo asistencial. Preguntémonos: ¿cómo se habla de la regla en las escuelas? Por otro lado, la cuestión de los impuestos también reclama una revisión. Después de una campaña liderada por la modelo Adwoa Aboah, el gobierno británico anunció que todo lo recaudado por la llamada 'tasa rosa' (esa que grava los productos higiénicos femeninos con el impuesto del lujo) se dedicaría a paliar la 'pobreza menstrual': redundaría en las familias británicas empobrecidas. En noviembre de 2017, el gobierno canario anuló la tasa del 3% vigente en las islas (en la península tenemos el 10% en vez del 4% que se aplica a los productos de primera necesidad). En lo asistencial, la urgencia tiene que ver con las mujeres encarceladas o homeless: ¿por qué no se considera el acceso a estos productos un derecho humano que se dispense gratis en casos de máxima necesidad?
7. El altavoz
Una de las decisiones más celebradas de Meghan Markle fue invitar a siete representantes de otras tantas organizaciones benéficas y donarles sus regalos de boda. Entre ellas estaba su favorita y única no británica: la Myna Mahila Foundation, dedicada a aprovisionar de compresas y tampones a las mujeres de los slums indios para luchar contra la llamada 'pobreza menstrual'. Según Unicef, el 23% de las niñas indias abandonan su educación por no tener acceso ni a compresas ni a cuartos de baño. En Etiopía, el 56% de las niñas no van a clase durante la regla por carecer de material higiénico. En el África subsahariana, las niñas pierden un 20% de los días de clase por esta misma razón. La Duquesa de Sussex viajó en 2017 a Mumbay para conocer de primera mano el trabajo de Mahila y, a la vuelta, escribió un ensayo para la revista Time en el que defendía el fin del tabú acerca de 'la cosa más natural del mundo'.
8. Descubrir nuestra naturaleza cíclica
Un paso más allá de la clínica, la higiene y la política se encuentra la evidencia de estar conectadas a un ciclo hormonal, una sucesión de fases cuya presencia puede depender tanto de la constitución de cada cuerpo como de la atención que les prestemos. Erika Irusta, pedagoga menstrual y fundadora de la comunidad soy1soy4.com, incide en los beneficios de conocer el cóctel hormonal personal y los cambios químicos que produce. La clave está en diseccionar las cuatro fases del ciclo menstrual y sus particularidades físicas, psicológicas y anímicas: un ir y venir de estrógenos y progesterona que hace que nuestro cuerpo se queje (dolores, irritabilidad...) si no está en equilibrio. Estrés, mala alimentación, cansancio o exigencias de productividad afectan a esta especie de medidor de máxima receptividad de nuestra calidad de vida que es nuestro ciclo menstrual.
9. Placer sexual: Pros y precauciones
Las sexólogas achacan a la mayor lubricación y tensión de la vagina, y al ascenso y descenso de estrógenos, un posible aumento del placer sexual en las relaciones durante la menstruación. Ciertas variaciones en la posición de la cérvix también podrían intervenir en las variaciones del placer en esta circunstancia. Además, mantener relaciones sexuales con la regla disminuye el dolor menstrual gracias a la liberación de oxitocina y endorfinas. Como contrapartida, aumenta ligeramente el peligro de contraer enfermedades o infecciones de transmisión sexual. Precauciones máximas.

La ONU advierte del “riesgo de la complacencia” en la lucha contra el VIH

Nuevas infecciones, objetivos ralentizados y una escasa financiación amenazan con frustrar las metas de 2030 contra el sida.
El número de muertes por sida en el mundo sigue cayendo y en 2017 fueron ya menos de un millón. En paralelo, continúa en aumento el número de personas con VIH que reciben tratamiento. Pero en su último informe anual Onusida (la agencia de la ONU especializada en la lucha contra la enfermedad) advierte de que no hay motivos para celebrar. La batalla, según la organización, se encuentra en un peligroso momento de “complacencia” que podría desbaratar los avances que tanto ha costado obtener y las metas fijadas para 2020 y 2030. La escasa financiación, debido a la falta de compromiso de los países, es uno de los factores que pueden provocar una marcha atrás en los logros.
“La respuesta mundial al Sida se encuentra en una situación particularmente preocupante”, subraya el director ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé. La advertencia suena más grave aún en tanto que, hace solo un año, la agencia celebraba el “giro decisivo” logrado en esta lucha. Pero ahora, explica Sidibé, “los éxitos, ciertamente destacables —aunque todavía limitados— en términos de vidas salvadas y de freno a nuevas infecciones, están en vías de abrir peligrosamente el camino a una cierta forma de complacencia”.
Sobre todo porque “el ritmo de los avances está todavía lejos de encontrarse a la altura de las ambiciones fijadas” para 2020, para cuando se pretende que haya un control global de la epidemia y un freno de su transmisión, según la estrategia llamada 90-90-90. Es decir, que el 90% de las personas viviendo con VIH conozcan su estado, que el 90% de ellas inicie el tratamiento antirretroviral y que el 90% de los tratados tengan una cantidad de virus libre en sangre no detectable. En 2020, las muertes ligadas al Sida deberían ser menos de 500.000 anuales.
Pero a la velocidad actual no se logrará la meta, según alerta Onusida en su informe presentado este miércoles en París. “Estamos lanzando la alarma porque regiones enteras se están quedando retrasadas, los enormes avances que hemos logrado con los niños no se están manteniendo, las mujeres son las más afectadas, los recursos siguen sin estar a la altura de los compromisos políticos y poblaciones clave siguen siendo ignoradas”, resume Sidibé. “Todos estos elementos están frenando el avance y tienen que ser atendidos con urgencia”, agrega.
En 2017, el número de fallecimientos se redujo hasta los 940.000, la cifra “más baja que hemos conocido en todo el siglo”, destaca Onusida. Pero tampoco es suficiente. La baja en la mortalidad se debe sobre todo a un “acceso sostenido a la terapia antirretroviral”.
A día de hoy, tres de cada cuatro personas que viven con el VIH son conscientes de su enfermedad, lo que constituye el primer paso para acceder a la medicacón, que reciben 21,7 millones de personas (otra cifra récord: 2,3 millones más que en 2016). Pero, una vez más, la cantidad no es suficiente para alcanzar la meta de 30 millones de personas bajo tratamiento en 2020, para lo que el incremento debería ser de 2,8 millones de personas cada año. Además, esa tasa de crecimiento se está “ralentizando”.
Desde el descubrimiento del virus hace ya más de 35 años, 78 millones de personas han contraído el VIH en el mundo y 35 millones han muerto por enfermedades relacionadas con el sida. Hoy son 36,9 millones quienes viven con él, de los cuales 1,8 millones son menores de 15 años. Y uno de los grandes problemas es que, de ellos, casi 16 millones no reciben el tratamiento que les permitiría llevar una vida prácticamente normal.
Aumento de las infecciones en 50 países
A Onusida le inquietan, y mucho, las nuevas infecciones. A nivel global, con 1,8 millones de casos nuevos, ha habido una leve bajada de 5% respecto de 2016. Pero no disminuye lo suficientemente rápido y además se está constatando un preocupante aumento de las infecciones en unos 50 países, especialmente en Europa del este y Asia Central, donde los casos se han duplicado, y en Oriente Medio y el norte de África, donde en los últimos 20 años han aumentado más de una cuarta parte.
Ello se debe a que poblaciones clave “no están siendo lo suficientemente consideradas” en los planes. Hay, afirma Sidibé, una “crisis de prevención”. Por un lado, porque los servicios de prevención “no están habilitados de manera adecuada para atender a las personas que más lo necesitan”. Además, “la aceptación de preservativos, la circuncisión masculina médica voluntaria, la profilaxis pre-exposición y la transferencias de fondos deben ser aumentadas masivamente y no pueden constituir herramientas secundarias de la prevención”.
Pocos recursos
Onusida advierte también del peligro de los recortes presupuestarios y recuerda que sigue habiendo un déficit del 20% entre los recursos necesarios y los recursos disponibles. “No podemos permitirnos reducir la ayuda internacional a la respuesta al Sida”, recalca Sidibé. Una reducción del 20% de la financiación internacional, explica, sería “catastrófica”para los 44 países que necesitan de la ayuda internacional para el 75% de sus planes nacionales para combatir el VIH.
Al respecto, 250 organizaciones internacionales, aprovechando la publicación del informe de Onusida, reclamaron este miércoles una nueva movilización de los países más ricos para que destinen suficientes fondos para lograr los objetivos en la lucha contra el VIH. Según organizaciones como Coalition Plus, estos países deberían destinar entre 14.5 y 18.000 millones de dólares al Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la tuberculosis y el paludismo para el periodo 2020-2022.

sábado, 21 de julio de 2018

«Hay que acabar con la desigualdad autonómica en anticoncepción»

Guillermo González Antón, médico presidente de la Federación de Planificación Familiar, analizó las claves de la planificación familiar en España, donde asegura «falta equidad en el acceso a los recursos». Médico y presidente de la Federación Española de Planificación Familiar (FEPF), Guillermo González Antón, participó ayer en el curso de verano de Sexología que concluye hoy en Avilés.

-Su ponencia se centró en la dimensión procreativa del sexo, ¿qué trascendencia social tiene?
-La procreación dentro de la sociedad tiene mucha trascendencia y da una posibilidad de discusión. Yo he explicado una serie de conceptos que tienen que ver con discusiones a nivel ético en relación con las técnicas de reproducción asistida, la anticoncepción, la interrupción voluntaria del embarazo. Es un escenario en el que es más fácil controlar toda esa autonomía y esa libertad sexual que en otros aspectos que tienen que ver más con la individualidad, con lo que hagas dentro de tu intimidad.
-¿En qué punto está España respecto a este tema?
-Precisamente el 18 de julio España tenía que presentar en Naciones Unidas un informe de cómo estamos. Hay dos objetivos en la agenda 2030 de salud y bienestar e igualdad de género que hablan del acceso a los sistemas de reproducción y a los sistemas de fertilización, y los representantes españoles consideran que estas dos metas están conseguidas y yo creo que esto no es cierto. Es decir, todavía no hay equidad en el sistema, no todas las comunidades autónomas facilitan el acceso a través de estos métodos de igual manera, hay determinadas limitaciones incluso a la interrupción voluntaria del embarazo, que no presenta un acceso fácil.
-¿Responde a posiciones políticas?
-Sí. La política está claro que es la gran gestora de este tema. Es cierto que en España vivimos una situación de bonanza en salud reproductiva, los índices de mortalidad materno infantil son muy bajos, estamos a la cabeza de los mejores índices del mundo. Por eso mucha gente considera que como quien quiere hijos los tiene con salud y bien atendidos, ya está resuelto todo. Pero no es así, hay muchas mujeres que no desean esa situación y que tienen dificultades para controlarla.
-¿Cuáles son las cuestiones pendientes más importantes?
-Yo creo que lo más importante sería desarrollar correctamente la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo que es la que está en vigor. Y, por supuesto, un elemento que es transversal a todo y es la educación sexual. Evidentemente el aborto tiene sus problemas de acceso, en cuanto a la anticoncepción hormonal no está financiados ni todos ni los mejores métodos anticonceptivos. Hay una desigualdad autonómica, por lo que necesitamos una uniformidad para que las mujeres estén igual de bien atendidas en todas las comunidades.
-¿Cree que el nuevo Gobierno puede impulsar algún cambio a este respecto?
-En principio las sensibilidades son diferentes. El problema es ver qué tienes para trabajar porque muchas veces desde la oposición se pueden prometer cosas que luego son difíciles de cumplir. Conozco la sensibilidad de la Carmen Montón y no tengo duda de que lo va a intentar. Yo creo que hay muchas cosas que se pueden hacer, sin que exijan un dispendio especial en los presupuestos para atender bien la anticoncepción. Hay anticonceptivos de larga duración reversibles que han demostrado un beneficio enorme y no están siendo potenciados.
-¿Habla usted también de modas?
-Sí, tenemos que reconocer que hemos cometido errores y hemos optado por anticonceptivos modernos cuando tampoco eran quizá los mejores. Ahora estamos en un debate sobre la mayor conveniencia de la interrupción voluntaria del embarazo instrumental frente al farmacológico y hay presiones para que se imponga el farmacológico porque es menos agresivo, hay menos problemas de objeción de conciencia, pero no está exento de riesgos, así que seamos honestos y expongamos los pros y los contras y dejemos que las mujeres decidan.

¿Cuál ha sido la evolución de la sexualidad cibernética?

La sexualidad cibernética ya no nos suena a algo extraño en la actualidad, nos hemos acostumbrado, la mayoría de las personas, a escuchar hablar de ella casi a diario y también, a poder desarrollarla gracias a todas las herramientas que nos ofrece Internet. Es innegable que las nuevas tecnologías han cambiado la forma en la que concebimos la sexualidad humana y, como ocurre siempre, en algunos aspectos lo han hecho para mal y en otros, para bien.
La sexualidad forma una parte muy importante en el desarrollado de nuestras vidas, y con el uso de las nuevas tecnologías, muchas personas han podido encontrar más facilidades y ventajas para experimentar, conocer gente nueva y para disfrutar de su propia sexualidad en un mundo virtual, puesto que Internet ha eliminado todas las barreras físicas sumergiéndonos en todo un mundo nuevo.
Los orígenes de la sexualidad cibernética
Se podría decir que todo esto comenzó, en gran parte, con los todos los chats que surgieron en Internet como, por ejemplo el Latinchat, los cuales permitieron a los usuarios conectarlos a unos con otros fácilmente y desde cualquier parte del mundo. Esto permitió a las personas eliminar toda la vergüenza o el pudor que podían sentir en el mundo real, para deshinibirse en el mundo virtual y poder descubrir cómo son en realidad y cuáles son sus gustos y preferencias.
Gracias a Internet, la gran mayoría de las personas pudieron encontrar un lugar seguro en el que poder “ligar” y experimentar con su sexualidad en todos los ámbitos, pudiendo encontrar todo lo que les permitiese la imaginación, desde máquinas de sexo hasta todo tipo de datos con contenido sexual para mejorar en este aspecto o para satisfacer la curiosidad.
Según la información obtenida del comportamiento de los individuos en los últimos años, la nueva forma de comunicación e interacción social en Internet, ha hecho que cada vez sean más las personas que prefieran utilizar estas tecnologías para encontrar pareja o para tener una experiencia sexual.
Internet y la sexualidad hoy en día
Está claro que vivimos en un mundo globalizado, en constante conexión y en el que  todo va a un ritmo mucho más acelerado que hace unos años atrás. El uso de las nuevas tecnologías ha influido en nuestros hábitos y conductas sexuales, modificándolos con el paso del tiempo e influyendo, posteriormente, en la forma que tenemos de relacionarnos con los demás y establecer relaciones personales.
Internet ha permitido eliminar barreras físicas y psicológicas en la sexualidad de todo el mundo, introduciéndonos en las maravillosa realidad virtual. De esta manera, cada vez salen al mercado mejores gafas de realidad virtual, que permiten al usuario experimentar la pornografía de una forma completamente nueva. La realidad virtual y el sexo van a convertirse en un gran atractivo dentro de unos años, ya que tienen todas las claves para triunfar, ofreciendo a los usuarios la posibilidad de experimentar sensaciones diferentes y juegos sexuales casi reales, lo que no podrían o querrían experimentar en la vida real.
En este aspecto, toda la industria pornográfica, que es uno de los mercados que más dinero mueve en Internet,  está invirtiendo grandes cantidades de dinero en la realidad virtual, lo que volverá a cambiar toda nuestra percepción del sexo.
EL futuro de la sexualidad en Internet
La sexualidad no dejará de evolucionar conforme evolucione nuestro mundo, el sexo siempre se ha introducido con éxito en todo los sectores posibles, incluso ya se utilizan la impresoras 3D para la fabricación de juguetes sexuales, adaptándose siempre a las nuevas tendencias y a las necesidades de las personas.
Por este motivo, en los próximos años veremos cómo las personas optarán por elegir en mayor medida el uso de las nuevas tecnologías para conocer gente y disfrutar del sexo en todas las formas posibles, que relacionarse de la manera tradicional, ya que requiere mucho más tiempo y no se obtiene la misma satisfacción de forma tan rápida.
Otro de los motivos por el cual las personas optan por acudir a Internet en temas de sexo es porque, gracias a la accesibilidad que ha posibilitado Internet a la información sobre todo tipo de temas sexuales, historias o diferentes técnicas, ha habido un gran aumento general del interés por la sexualidad.. En la red, se puede encontrar toda la información sobre el sexo que uno pueda imaginarse, convirtiéndose en la principal fuente de conocimientos para todo el mundo.
Lo que no se puede negar es que, cada vez hay una mayor tendencia en las personas por experimentar su sexualidad de una manera mucho más personal, no interactuando tanto con otras personas físicamente, sino en Internet, donde pueden encontrar todo lo que necesitan y no tienen porqué establecer ninguna relación de compromiso, pudiendo llegar hasta donde quieren y  desconectar en el momento que deseen.

Así negocian los jóvenes el uso del condón

Un estudio muestra que si uno de los dos se niega a ponerse el preservativo al otro le cuesta negarse a tener relaciones.
Casi la mitad de los jóvenes españoles ha mantenido relaciones sexuales sin condón. Y una cuarta parte lo hace de forma frecuente. Cuando en una relación sexual ambos participantes están de acuerdo en prescindir del preservativo, es un riesgo compartido por voluntad propia. Pero, ¿qué pasa cuando una persona quiere y la otra no?.
Una investigación española que se presentó en el Congreso de Salud Global de Oxford a finales de junio se centra precisamente en cuáles son las estrategias que los jóvenes consideran más efectivas. Montserrat Planes y María Eugenia Gras, del Instituto de Investigación sobre la Calidad de Vida de la Universitat de Girona, concluyen que los argumentos que se usan, ya sea esgrimiendo temas de salud o bienestar, resultan útiles para convencer a la pareja de usar el preservativo. Pero en caso de no llegar a un acuerdo, no encuentran razonamientos efectivos para negarse a mantener la relación.
En el estudio participaron 170 jóvenes de grado, que valoraron con calificaciones superiores a ocho sobre 10 estrategias como pedir directamente el uso del preservativo, dárselo a la pareja, comentar que con él se está más tranquilo y se puede disfrutar más de la relación, ponerlo de manera erótica y seductora o argumentar que utilizarlo indica responsabilidad y respeto por la pareja, por este orden de preferencia. También superaron el ocho las que hacen referencia a la salud como (también por orden), referirse al riesgo de un embarazo no deseado, aludir a los riesgos generales y a la protección que proporciona ante las infecciones de transmisión sexual.
Califican por debajo (una media de 6,3) los argumentos negativos: decir claramente a la pareja que si no se utiliza el preservativo no habrá sexo, chantaje emocional (del tipo: “si me quieres, respetarás que use un preservativo”) o esgrimir que es necesario usarlo por no ser aún una pareja estable.
Lo que comprobamos es que cuanto más hace falta avanzar en la negociación, los jóvenes encuentran menos estrategias útiles
“Lo que comprobamos es que cuanto más hace falta avanzar en la negociación, los jóvenes encuentran menos estrategias útiles. Y quizás habría que buscar una para negarse si la pareja no acepta las razones. Al decir no, la gente se siente timorata”, explica Planes.
Uno de los objetivos del estudio es, precisamente, encontrar cuáles son las tácticas que mejor perciben los jóvenes y las situaciones en las que se sienten más incómodos para tratar de resolverlas y que se puedan diseñar campañas o formaciones teniéndolas en cuenta.
Las calificaciones son muy parecidas tanto para chicos como para chicas. En estudios anteriores, las dos investigadoras habían concluido que el preservativo es el método que se considera más ventajoso en todos los casos excepto en lo referido al incremento de las sensaciones de placer. “En cuanto a las ventajas relacionadas con la protección de la salud sexual (evita la transmisión del virus del sida y las infecciones de transmisión sexual, no provoca efectos secundarios y muestra interés por proteger la salud de la pareja) el preservativo obtiene puntuaciones destacadamente más elevadas en comparación con los otros métodos. También es muy valorado en cuanto a la accesibilidad económica”, asegura otra investigación con estudiantes.
Sin embargo, datos como del barómetro 2017 del ProyectoScopio, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), muestran que el 45% de los jóvenes entre 15 y 29 años ha practicado sexo sin protección, a pesar de que en su mayoría conocen los riesgos. Un 25% dice hacerlo de forma habitual y un 15% confiesa que le compensa aunque exista la posibilidad de contraer enfermedades sexuales o de provocar embarazos no deseados.

Dos modelos para vivir la sexualidad desde la discapacidad: acompañante versus asistente, sexo con matices

Cuando el sexo es la barrera inaccesible de los discapacitados. Carmen Bermejo, sexóloga y psicóloga: "Es injusto prohibir a los discapacitados las necesidades sexuales". 
Antonio Castrillejo junto a Estel (nombre ficticio), una de las acompañantes sexuales que colabora con la ONG Tandem Team. 
El debate sobre la sexualidad de las personas con discapacidad está también planteado en el seno de diferentes colectivos que trabajan con personas discapacitadas, tanto discapacidad física como intelectual, pero no siempre se resuelve de la misma manera. 
Según explica José Jimenez, coordinador de programas y proyectos de Plena Inclusión Madrid (una ONG especializada en el trabajo con personas con discapacidad intelectual), "la sexualidad sigue siendo tabú en España a todos los niveles, y ese tabú social se acrecienta con la discapacidad", explica. Según su experiencia, el principal escollo de los discapacitados para vivir su sexualidad es que "son autónomos para decidir sobre ella, pero no para ejecutarla", aclara. Es decir, buena parte de las personas de su ONG "no tienen espacios de intimidad" para relacionarse con su pareja. 
"Ellos dicen que quieren salir solos con su pareja, pero el tutor generalmente no lo permite", aclara Jiménez. "Para las familias es difícil", explica. "Las familias te dicen que no quieren asumir la carga de enseñar a su hijo/hija a masturbarse". Lo cierto es que en el caso de la discapacidad intelectual, cualquier paso que se dé en este sentido exige que el tutor legal del discapacitado lo apruebe y consienta la experiencia sexual de su tutelado. "Hay que aplicar una educación sexual adecuada, tanto al discapacitado como a la familia. Sería fácil con sexólogos públicos que ayudaran a las familias a verbalizar sus necesidades, pero esta figura no está contemplada. Se necesitan sexólogos especializados en la discapacidad", dice Jiménez. 
Los dos modelos en liza Aunque en el caso de Plena Inclusión han publicado un posicionamiento respecto al derecho a la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual, la ONG no tiene aún definida su postura entre "acompañamiento íntimo" o "asistencia sexual", los dos modelos que conviven en el escenario español. Y es que frente a los acompañantes íntimos como Estel y que tanto bien han hecho a Antonio, hay otras muchas asociaciones de discapacitados o de personas que trabajan con ellos que prefieren no traspasar las "arenas movedizas" del debate sobre la prostitución haciendo uso de la figura del asistente sexual. Este es el caso de asistenciasexual.org, que incide principalmente en la idea de que el discapacitado no tiene problemas de afectividad o de relaciones sociales, sino simplemente limitaciones funcionales. 
Es a esos espacios, donde no llega su propio cuerpo, donde las manos del asistente sexual entran en juego. "La asistencia sexual es un tipo de trabajo sexual que consiste en prestar apoyo para poder acceder sexualmente al propio cuerpo o al de la pareja", explican detalladamente en su web. Y marcan claramente su diferencia respecto a la figura del acompañante sexual que impulsa Tandem Team: "La persona asistida no accede sexualmente al cuerpo de la persona asistente: no hay besos, abrazos, coito, caricias, sexo oral, etc. La persona asistente no tiene entre sus tareas excitar a la persona asistida, ni excitarse ella, ni sentir placer, ni educar ni intervenir terapéuticamente, su intervención es puramente instrumental", defienden.

Sexología en directo-Sexología en redes sociales

Identidades sexuadas en la infancia: algunos detalles mirando desde sexo
Nota preliminar: Hace un año elaboramos lo esencial de este texto en el marco de debates internos entre profesionales. Pensamos que para avanzar en las cuestiones de actualidad hay que dar pequeños pasos en el momento propicio; por ello, nos hubiera gustado dejarlo reposar un poco más. Sin embargo, acontecimientos recientes nos llevan a publicarlo ahora.
Estas notas son ideas que vamos conformando y organizando netamente desde nuestra perspectiva de la sexología. Lógicamente existen más perspectivas, lo cual es muy enriquecedor, máxime cuando algunas de ellas resultan radicalmente distintas, como sucede en todos los campos del conocimiento. Pese a que consideramos esta sexología especialmente útil para comprender el conjunto de las variantes existentes en los sujetos sexuados, somos plenamente conocedores de que todas dan sus frutos. De igual manera, es sencillo comprobar cómo cada perspectiva utiliza similares términos: hombre, mujer, transexualidad, intersexualidad, sexuación, etc.; pero cada una con sus propios significados e implicaciones.
Bajo la dirección de Efigenio Amezúa, la elaboración teórica del Instituto de sexología Incisex en las últimas cuatro décadas pivota en torno a la idea de sexo. Más en concreto, del sujeto sexuado. Esto es, el hecho de ser hombres y mujeres modernos con sus muchas y variadasconsecuencias. Desde esa idea, se viene explicando que hombres y mujeres son los grandes modos relativos y mutuamente referenciales a través de los cuales el sexo se realiza en el género humano. No los entendemos, pues, como dos formas radicalmente distintas, dos naturalezas, dos clubs, dos géneros o, llevado al extremo, como dos subespecies humanas distintas. Esto permite que nos acerquemos de otra manera, también desde otro lado, a la enorme variedad de hombres y mujeres existentes.
Desde esta idea de sexo, netamente moderna, entendemos que el hecho de ser hombre o de ser mujer no viene determinado por la configuración de su sistema reproductivo o por otras estructuras del propio organismo (genes, cromosomas, cerebro, etc.), como tampoco por su conjunto de hábitos, gustos, sentimientos, habilidades, preferencias, expresiones verbales o actividades. En consecuencia, que alguien sea hombre o mujer no puede ser un diagnóstico al que pueda llegar un tercero (o conjunto de ellos) a través de pruebas, indicadores u observaciones.
Sin embargo, muchas veces vemos que somos los propios profesionales de la sexología quienes incurrimos en algunos de estos dislates al pretender reducir la enorme densidad del concepto de sexo, o del sujeto sexuado, a una categoría, una decisión o alguna de las pequeñas partes de un individuo. Unas partes que, dicho sea de paso, cada vez son más asombrosamente pequeñas e inaccesibles (genitales externos, gónadas, cromosomas, genes, mecanismos moleculares, neuronas, etcétera). Tal vez la expresión desafortunada pero muy extendida de “asignación de sexo” sea la más representativa de estos simplismos que están operando y que parecen no contar con que “sexo” es la raíz de nuestro campo de conocimiento, que llamamos “sexología”. ¿A alguien se le ocurre decir que también se asigna la psique, bios o antropos en el momento del nacimiento? No, porque básicamente resultaría absurdo. Pues con “sexo”, al menos para quienes consideramos que existe la sexología, sucede lo mismo.
Por ello solemos precisar, sobre todo en los últimos tiempos de tanto ruido, prisas y alborotos, que ser hombre y mujer obedece fundamentalmente al peculiar modo sexuado de estar siendo en el mundo de tal persona en referencia al otro gran modo de serlo y estarlo, siempre en gerundio y con sus inmensas variantes. En ese sentido nos situamos muy próximos a Julián Marías cuando, a mediados del siglo pasado, afirmaba que en términos de sexo o de condición sexuada, un hombre no es más que una persona referida a la mujer, lo mismo que una mujer no es más que una persona referida al hombre (Marías, 1963:170). Ni más, ni menos.
Por eso, desde 2011 insistimos tanto en emplear el término transexualidad sólo como una noción explicativa (unidad epistémica, decimos en lenguaje técnico) netamente sustentada junto a otras en el Hecho Sexual Humano de Amezúa y en ningún caso como elemento que sirva para la designación, clasificación o identificación de unos individuos concretos sobre el conjunto, basándose en alguna de sus características. Por otro lado, en cuanto al término “transexual”, tanto en sustantivo como en adjetivo, sin menoscabo de su interés para otros propósitos, hemos decidido descartar su uso por resultar un fuerte obstáculo para la comprensión sexológica de este fenómeno, que es lo que aquí nos interesa.
Así pues ¿qué es lo que vemos más habitual cuando se habla de transexualidad? Tratando de describirlo desde nuestro marco teórico, vemos que el término transexualidad suele aparecer cuando hay alguien que, con relación al sexo, va descubriendo que el peculiar modo sexuado a través del cual se va encontrando más a gusto y desde el cual se explica mejor a sí mismo en relación con el resto de sujetos, no coincide con la forma genérica esperada en la que están presentes algunos de sus principales rasgos relacionados con la reproducción o generación.
En este punto, es necesario subrayar por propia coherencia que si ser hombre o ser mujer no está sujeto a diagnóstico, la transexualidad tampoco podrá estarlo. Por ello, un tercero (cualquiera: familia, profesional, vecino) podrá mostrarse de acuerdo o no, podrá aceptarlo o rechazarlo, apoyarlo u obstaculizarlo en el orden de la convivencia, pero en ningún caso tendrá la posibilidad de resolver esta cuestión con certeza desde fuera. Esto es lo que significa decir que no es diagnosticable y alguna de sus consecuencias.
Por ello, llevamos largo tiempo insistiendo en que para conocer el modo sexuado a través del cual alguien se está encontrando más a gusto con relación al sexo habrá que contar necesariamente con dicho individuo y lo que sobre sí mismo expresa en referencia al otro gran modo sexuado de ser y estar en el mundo. Un proyecto de sujeto cuyo modo, igual que los demás, irá descubriendo y expresando a lo largo de su biografía. Más aún, su peculiar modo de ser sexuado. Es lo que conocemos como sexuación biográfica o, también, en otros términos, como devenir sexuado.
Así pues, durante la infancia, igual que se va conociendo y expresando lo que gusta y disgusta, atrae y atemoriza, con quiénes se lo pasan bien y mal, con la llegada del lenguaje dispondrán de nuevas vías para expresar el modo y las formas concretas (peculiaridades, decimos en sexología) a través de las cuales cada niño y niña se encuentra mejor y peor. Más a gusto y más a disgusto. Una expresión verbal que lógicamente será rudimentaria al comienzo y que poco a poco, con el transcurso de los años, irá aumentando en consistencia, articulación y fluidez.
En este momento suelen aparecer, siempre con relación al sexo, dos grupos de tensiones distintas que conviene mencionar. No ya para ser capaces de distinguir desde fuera unas experiencias de vida de otras (recuérdese que ser hombre y ser mujer no es diagnosticable), sino para conocerlas en el plano de las ideas que orientan la mirada y el entendimiento de las distintas realidades.
Por un lado, las tensiones provenientes del término transexualidad cuando sale a escena y se usa desde fuera como diagnóstico o etiqueta para designar sólo a algunos individuos. Precisamente a quienes su peculiar modo sexuado de estar en el mundo no coincide con la manera en la que habitualmente están presentes en dicho modo algunos de los rasgos relacionados con la reproducción o generación.
Este grupo de tensiones se resuelve más fácilmente cuando se tiene en cuenta que sobre un sujeto (tú, yo, cualquiera) no cabe la pregunta de qué es sino quién es. De igual manera, sobre el sexo y sus modos tampoco cabe la pregunta de qué es sino cómo: de este modo, de este otro, sexuadamente. Tenemos así al “sujeto sexuado” perfilado en un quién y un cómo. Ser hombre y ser mujer, ser un sujeto sexuado, no es ser algo, o tener algo, sino ser alguien. No podemos perder esta pista. Cuestión ésta que, como fichas de dominó que llevan el movimiento de una a la siguiente, nos trasladará al otro grupo de tensiones.
El segundo grupo de tensiones se refiere básicamente a aquellos aspectos del peculiar modo sexuado de un sujeto concreto que no tienen cabida en el contexto donde dicho sujeto va haciendo su vida. En particular, aquellos aspectos que tienen que ver con el comportamiento, preferencias, gustos, aficiones, etc. Aunque se nombran de muchas maneras, los más difundidos últimamente son de género no normativo o, también, de género no conforme.
De tal manera que cuanto más escasa y limitada resulte la variedad de posibilidades de ser hombre y de ser mujer en un contexto determinado (familia, escuela, barrio…), más crecerá la cantidad de sujetos afectados por estas tensiones, así como su intensidad.

La educación sexual es cosa de los padres

El 47,5% ve que el sexo se ha banalizado de forma inquietante y al 54,5% le preocupa que los jóvenes son más precoces.
Los adolescentes adelantan entre tres y cuatro años el inicio de las relaciones sexuales respecto a la anterior generación.
La edad en la que se mantienen relaciones sexuales por primera vez ha experimentado un notable adelanto en las últimas décadas. Se puede afirmar que un joven tendrá su primer encuentro entres y cuatro años antes que sus padres. Son muchos los factores que han actuado para transformar esta realidad, más allá de la valoración moral que cada uno tenga del asunto. Entre ellos, destacan causas sociales, culturales y hasta genéticas. Sin embargo, no cabe duda de que las sobreexposición en las redes sociales y la sexualización de la publicidad han alterado las reglas del juego, lo que hace más difícil si cabe la educación de los adolescentes.
En esta encuesta realizada por NC Report para LA RAZÓN, el 54,5% muestra su preocupación por que la edad de comienzo de las relaciones sexuales se haya adelantado considerablemente. No obstante, hay que destacar que se trata, como no podía ser de otra forma, de un asunto generacional. Solo un 38,1% de los jóvenes entre 18 y 34 años cree que es motivo de preocupación frente al 69,6% de los mayores de 55 años. Hay más consenso en lo que se refiere a la educación sexual y al hecho de que debe ser competencia de los padres más que del centro escolar. Un 49,5% es de la opinión de que el Estado a través de los colegios no tiene nada que decir al respecto. 
También resulta importante la banalización de todo lo que rodea al sexo para el 47,5% de las personas entrevistadas. Sin embargo, en una muestra más de que este tipo de cuestiones aún generan cierta confusión por mucho que pase el tiempo, el 37,6 por ciento no sabe qué contestar sobre el particular.

Día Mundial de la Población, dedicado este año a la planificación familiar como derecho

El Día Mundial de la Población, dedicado este año a la planificación familiar como derecho
Porque hace 50 años  la planificación familiar era reconocida como un derecho humano. Que todavía 214 millones de mujeres no pueden ejercer.
La planificación familiar es un asunto de derechos. Pulsa aquí para saber más
A pesar de los grandes avances en acceso a la anticoncepción, todavía hay 214 millones de mujeres que quieren planificar su reproducción y no tienen acceso a métodos anticonceptivos modernos. Para organizaciones como la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), estamos ante una crisis de la financiación de la anticoncepción  http://www.countdown2030europe.org/resources/contraceptive-supplies-financing-what-role-donors. De hecho, en 2016 el 82% de los gastos en anticonceptivos en los países de bajos y medios ingresos provino del bolsillo de las personas. Sólo un 8% fue financiado por los gobiernos, y un 10% provino de donantes. Por tanto, las mujeres, especialmente las que se encuentran en situación de mayor marginación, asumen la mayor parte de los gastos en anticoncepción.
Por eso el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) pide a los gobiernos, las y los parlamentarios, el sector privado y la sociedad civil que unan fuerzas para que en 2030 todas las personas puedan satisfacer su necesidad de planificar voluntariamente la familia. En un comunicado hecho público hoy, UNFPA afirma que “para empezar, los países desarrollados podrían cerrar la brecha de financiamiento de la planificación familiar global por solo 20 centavos por persona y año. Dada la rentabilidad esperada para familias, sociedades y naciones, sería una inversión estratégica y factible para el futuro del mundo”.
Conoce AQUÍ los nueve componentes necesarios para poder ejercer el derecho humano a la planificación familiar.
UNFPA llama a los gobiernos a que cumplan sus compromisos para garantizar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos, entre ellos los relativos a los servicios e información de planificación familiar, según lo acordado en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de 1994 y en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. UNFPA recuerda que “Las inversiones en planificación familiar en la actualidad son inversiones en la salud y el bienestar de millones de mujeres en las generaciones venideras”.
Tanto UNFPA como otras organizaciones internacionales como IPPF o Countdown2030 recuerdan que nunca antes ha habido tantas personas jóvenes en el mundo, por lo que estamos ante una gran oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible si los países saben aprovechar el dividendo demográfico. 


jueves, 5 de julio de 2018

El manifiesto del Día Mundial de la Anticoncepción centra el foco en los adolescentes

Reivindica facilitar en igualdad la educación y el acceso de los más jóvenes a la salud sexual y reproductiva.
La Fundación Española de Contracepción (FEC) hace público el manifiesto correspondiente al Día Mundial de la Anticoncepción, que se celebrará el próximo 28 de septiembre. La FEC, presidida por el Dr. José Ramón Serrano, ha centrado su comunicación en los adolescentes.
“Adolescente: es tu vida, es nuestro futuro”. Con este lema la FEC llama la atención sobre la importancia de facilitar a los más jóvenes el acceso a la información, formación, educación y atención en materia de salud sexual y reproductiva.
Que la FEC fije, en una nueva edición del Día Mundial de la Anticoncepción, el foco de su atención en la adolescencia es debido, principalmente, al alarmante incremento de las enfermedades de transmisión sexual (gonorrea, sífilis, sida, clamidia, VIH…), la persistencia de las mismas tasas de IVE (interrupción voluntaria del embarazo en las menores de 19 años con una tasa del 8,97 por cada mil mujeres en 2016 (9,38 en 2015 y 9,92 en 2014), así como a la desigualdad en el acceso a una contracepción eficaz según el lugar de residencia.
Los principios mundiales que inspiran tanto la Organización Mundial de la Salud como el Comité de los Derechos del Niño (CRC) de la ONU hace tiempo que muestran la preocupación de estos organismos internacionales. Incluso, han hecho pública su inquietud por los países donde la educación sobre salud reproductiva no está integrada en los programas oficiales de la educación primaria y secundaria y por ello les recomienda impartir y dar formación en salud sexual y reproductiva. La ONU abunda, asimismo, en la urgencia en capacitar a profesores y demás profesionales de la educación en educación sexual. Critica, al tiempo, la existencia de barreras que limitan el acceso de los adolescentes a la información, y los obstáculos a la prevención y atención sanitaria.
España, a su vez, no cumple lo establecido en el capítulo I artículo 5 de la Ley Orgánica 2/2010 (3 de marzo) de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. El texto legal establece como objetivo que los poderes garanticen tanto la información y la educación afectivo sexual y reproductiva en los contenidos formales del sistema educativo, como el acceso universal a los servicios y programas de salud sexual y reproductiva y eliminando toda forma de discriminación.
Por todo ello y especialmente por los riesgos sanitarios y afectivos que amenazan a los más jóvenes, la FEC exige el cumplimiento estricto, urgente y obligatorio de la legislación en materia de acceso igualitario a la información y la atención de los adolescentes. Demanda, a la vez, el compromiso efectivo y necesario de la educación sanitaria integral y desde la perspectiva de género y la información sanitaria sobre anticoncepción y sexo seguro que prevenga, tanto las infecciones de transmisión sexual, como los embarazos no buscados.
El manifiesto concluye argumentando que “solamente una educación en materia de salud sexual transversal y progresiva, una sociedad que viva en igualdad y garantice el acceso eficaz a la contracepción hará que nuestros adolescentes puedan vivir su vida con salud y prepararse para un prometedor futuro”. El futuro de los más jóvenes es el futuro de todos y mejorar su vida es apostar por mejorar la sociedad.
El manifiesto de la Fundación Española de Contracepción será, ahora, remitido a numerosas sociedades profesionales y científicas (nacionales e internacionales) a fin de que respalden su contenido y conseguir la mayor difusión posible. La iniciativa culminará con el acto académico que desarrollará el próximo 28 de septiembre en Madrid.
Manifiesto del Día Mundial de la Anticoncepción 2018 “Adolescente: es tu vida, es nuestro futuro”
El alarmante incremento de las enfermedades de transmisión sexual (gonorrea, sífilis, sida, clamidia, VIH...), la persistencia de las mismas tasas de IVE en las menores de 19 años con una tasa del 8,97 por cada mil mujeres en 2016 (9,38 en 2015 y 9,92 en 2014), así como la desigualdad en el acceso a una contracepción eficaz según el lugar de residencia son razones suficientes para que en el Día Mundial de la Anticoncepción, la Fundación Española de Contracepción revindique este año un mayor acceso de los adolescentes a la educación en salud sexual y reproductiva y a los anticonceptivos más eficaces.
La Organización Mundial de la Salud considera la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el que experimentan los lactantes.
El Comité de los Derechos del Niño (CRC, por sus siglas en inglés) de la ONU ha analizado frecuentemente la necesidad del acceso a la educación sexual, y ha solicitado a los Estados Parte, entre los que figura España, que adopten medidas para proveer información, educación y servicios de planificación familiar y salud reproductiva para jóvenes. Este comité ha expresado recientemente su inquietud por aquellos países los que la educación sobre salud reproductiva no forma parte del plan oficial de la educación primaria y secundaria y por ello les recomienda impartir y dar formación al respecto.
En 2018 nadie discute el derecho del niño y la niña a la información sobre salud sexual y reproductiva. Además, el CRC alienta a los estados a ofrecer capacitación a los profesores y a otros profesionales de la educación sobre instrucción en educación sexual y expresa su preocupación por el hecho de que los responsables no la fomenten. Critica, a la vez, las barreras a la educación sexual, limitando así el acceso de los adolescentes a la información, y los obstáculos a la prevención y atención.
España cuenta con la Ley Orgánica 2/2010 (3 de marzo) de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo que en su capítulo I artículo 5 se marca como objetivo que los poderes garanticen tanto la información y la educación afectivo sexual y reproductiva en los contenidos formales del sistema educativo, como el acceso universal a los servicios y programas de salud sexual y reproductiva y eliminando toda forma de discriminación.
Por todo ello, teniendo en cuenta nuestra realidad social (aumento de las ITS, persistencia de los embarazos en adolescentes) y los riesgos sanitarios y afectivos que amenazan a los más jóvenes, la Fundación Española de Contracepción exige el cumplimiento estricto, urgente y obligatorio de la legislación en materia de acceso igualitario a la información y la atención de los adolescentes sobre salud sexual y reproductiva. Demanda, a la vez, el compromiso efectivo y necesario de la educación sanitaria integral y desde la perspectiva de género y la información sanitaria sobre anticoncepción y sexo seguro que prevenga, tanto las infecciones de transmisión sexual, como los embarazos no buscados.
Sorprende que en la era de la información (páginas web, whatsapp, facebook, twitter, instagram, youtube, linkedIn...) se aluda a la desinformación de los adolescentes en salud sexual y reproductiva, una evidencia que certifican los más recientes datos y encuestas.
Sólo una educación en materia de salud sexual transversal y progresiva, una sociedad que viva en igualdad y garantice el acceso a la contracepción eficaz hará que nuestros adolescentes puedan vivir su vida con salud y prepararse para un prometedor futuro. SU FUTURO ES NUESTRO FUTURO. Mejorar la vida de los adolescentes es apostar por mejorar nuestra sociedad.
Fundación Española de Contracepción Madrid, 28 de septiembre de 2018

“Que haya educación sexual en los colegios es lo normal en Europa”

Es una conclusión del informe “Educación sexual en Europa y Asia Central” de la Federación Internacional de Planificación Familiar en Europa (IPPF EN) y el Centro Federal de Educación para la Salud de Alemania.
Estas dos entidades son las responsables de este informe que analiza cómo se imparte la educación sobre sexualidad en 25 países de Europa y Asia Central, el Estado español entre ellos.
La educación sexual es obligatoria ya en 12 países: Albania, Alemania, Austria, Bélgica, Estonia, Finlandia, Holanda, Letonia, República Checa, Suecia, Ucrania y Reino Unido, país este último donde se ha establecido en 2017. Además, no es objeto de oposición ni de discusión pública en Bélgica, Estonia, Finlandia, Holanda y Suecia.
En informe resalta que “en Europa se ha producido un significativo progreso en la integración de la educación sexual en los planes de estudio de los centros educativos. En 21 de los 25 países analizados existe una ley, política o estrategia por la que se establecer de manera obligatoria o se apoya”.
El apartado del informe dedicado a España no es positivo. Señala que en nuestro país la educación sexual no está establecida en la ley educativa, y que su inclusión en los centros educativos “varía mucho y depende de las autoridades locales y los propios centros”. Respecto a la formación de los profesores sobre este ámbito, el informe resalta que “no hay formación oficial u obligatoria”, y que las y los profesores interesados en formarse “lo hacen por su propia iniciativa”. Además, se señala que “en España la educación sexual tiene detractores, especialmente entre grupos conservadores”. El informe resalta el papel que las ONG juegan en la oferta de educación sexual en los centros educativos, y cita como ejemplo de buena práctica los talleres que imparte la asociación “Asexórate” de Castilla-La Mancha, integrante de la FPFE.
La rama europea de IPPF recuerda en el preámbulo del informe: “Las familias pueden, y desde luego deben, jugar un papel fundamental en que sus hijas/os desarrollen relaciones saludables. Sin embargo, a menudo no están en posición de fomentar estas habilidades en las y los amigos de sus hijos, en sus compañeras/os y en sus futuras parejas. Sólo la sociedad como un todo puede abordar esta misión e invertir hoy en las competencias emocionales y sexuales de las niñas y niños y las personas jóvenes, para incrementar su bienestar y prevenir la violencia, la coerción y la desigualdad de género en el futuro. 
La presión social causada por una interpretación rígida de los roles tradicionales y dañinos de la feminidad y la masculinidad, particularmente respecto al sexo y a las relaciones, es la causa principal del daño y la violencia mental y física entre y hacia las personas jóvenes. 
No se puede pelear contra la discriminación y la desigualdad de género sin tener en cuenta tanto sus causas como sus  efectos. Cuando las personas jóvenes no tienen estas habilidades esenciales, inevitablemente sufren una falta de crecimiento personal y de disfrute, así como una carencia de habilidades para formar y fomentar relaciones estables y enriquecedoras con otras personas. Relaciones que son la base de la vida social y la sociedad moderna”.

¿Perjudica el porno nuestra salud sexual?

La polarización a favor o en contra de la pornografía de los 80 se libró entre abolicionistas o prohibicionistas y los liberales, y muchos textos van actualmente por el mismo camino.
Al calor de las violaciones múltiples y el #MeToo regresa un viejo debate, el de la influencia del porno en el sexo, y feministas jóvenes han retomado la batalla que Catharine McKinnon, Andrea Dworkin y otras libraron hace más de treinta años. Aquellas cayeron derrotadas por las reinas de la silicona y las leyes de la oferta y la demanda, pero también, desde el plano intelectual, fueron refutadas por las críticas finas o gruesas de personalidades tan dispares como Christina Hoff Sommers, JM Coetzee o Camile Paglia.
Aquel debate había nacido muerto y posiblemente el actual esté repitiendo los mismos errores. La polarización a favor o en contra de la pornografía de los años ochenta se libró entre las abolicionistas o prohibicionistas y los liberales, y en la actualidad estoy leyendo muchos textos que van exactamente por el mismo camino. Si el dilema es si el porno debe permitirse o abolirse volveremos a enfangarnos en un miserable debate sobre la libertad de expresión en el que, de manera natural, el vicio y el mercado tendrán las de ganar.
Freixas no estaba exigiendo ningún tipo de censura, sino reflexionando sobre la apariencia que había ido adoptando el mito de Lolita.
Pienso últimamente que uno de los grandes problemas de los debates culturales contemporáneos es que casi siempre se ven arrastrados a posiciones polarizadas en las que se asumen en bloque posiciones antagónicas, y por tanto cuesta horrores elegir argumentos de ambos bandos para hacerse una composición de lugar. Experimenté una sensación rara durante el debate que Laura Freixas y Sergio del Molino tuvieron sobre “Lolita” en 'El País'. Para mi sorpresa, Freixas me resultó tan convincente como del Molino.
Tras cruzarse un par de artículos en los que Freixas asumía una posición crítica hacia la recepción de Lolita y del Molino se levantaba en defensa de la grandeza literaria de la obra de Nabokov y de la libertad de expresión, yo asistí al cara a cara absolutamente inclinado por lo que del Molino tuviera que decir. Mi sorpresa fue que Freixas no estaba exigiendo ningún tipo de censura, sino reflexionando sobre la apariencia que había ido adoptando el mito de Lolita, que incluso resultaba ajena a la intención de Nabokov.
Conmigo o contra mí
Fue un debate enriquecedor en tanto que me permitió asimilar algunos conceptos contrarios a mis principios y conocer un punto de vista que, por ser tan diferente al mío, me abría a un terreno nuevo desde el que pensar. La actitud dialogante de Freixas y del Molino y la moderación de Berna González-Harbour hicieron posible este raro episodio. En ningún momento, pese a la postura de Sergio en defensa de la libertad creativa, permitió Freixas que se la arrojase al lado de los prohibicionistas.
Los debates de “conmigo o contra mí”, o los más penosos todavía de “conmigo o contra las víctimas” están envenenados de magnetismo. Nos pasa que acabamos sintiéndonos atraídos por un bando y acabamos defendiendo más de lo que nuestros argumentos están preparados para soportar. Asumir que el mito de “Lolita” se ha construido, en parte, como una estilización de la pedofilia, es perfectamente compatible con una defensa a ultranza de la grandeza de la obra e incluso, si me apuran, de lo inofensivo de ese mito.
Dicho de otra forma, señalar que un aspecto cultural es problemático o que nos enfrenta a una de las muchas imperfecciones del género humano no tiene por qué arrastrarnos a una mojigata campaña abolicionista o censora. Se puede (y se debe) hacer una crítica cultural afilada que no desemboque en posturas tan ridículas e infantiles como la de los universitarios norteamericanos que corren al espacio seguro cuando un profesor menciona a Jordan Petersen.
Lo que nos lleva de vuelta al debate sobre el porno, en el que (por desgracia) se extiende una postura determinista que recoge el testigo de Dworkin y MacKinnon y asegura que el porno tiene una responsabilidad directa sobre las violaciones y por tanto debe ser erradicado. Ante esta opinión, por lo general cacareada en artículos digitales y departamentos de género de universidades anglosajonas, saltan las feministas liberales y los no feministas a rugir.
¿Existe un porno en el que las relaciones sexuales se muestren como deberían ser?
Si esquivamos los extremos y conseguimos alejar el debate del terreno de la libertad de expresión, es decir, si la pregunta no es si el porno debe o no debe existir, si eludimos si debe o no debe permitirse, podremos aprovechar buena parte de los argumentos de las dos partes para responder con honestidad a preguntas mucho más interesantes.
¿Es el porno de fácil acceso de la era digital una influencia negativa para la educación sexual de los jóvenes? ¿Es la única ventana de esta generación a la educación sexual? ¿Es posible un porno en el que las relaciones sexuales se muestren como deberían ser? ¿Tendría éxito, o nos acercamos al porno para satisfacer fantasías enloquecidas? ¿Cuál sería la influencia del porno si existieran contrapesos adecuados en educación sexual? ¿Cuáles deberían ser esos contrapesos?.
Son solamente algunas de las preguntas que florecerían si el debate se mantuviera lejos de ese reactivo químico tan socorrido que arrastra buena parte de las discusiones culturales a una desasosegante y estéril lucha a favor y en contra de la libertad de expresión.