miércoles, 1 de junio de 2016
Gestación subrogada en España: ¿regularla o prohibirla?
Cada año cientos de españoles salen del país para
convertirse en padres con madres gestantes, porque la técnica no está permitida
en España. Las nuevas regulaciones son tendentes a la prohibición de la
técnica. Los intentos de una legislación internacional encallan por la
polarización de las posiciones de los países. ¿Cuáles son los argumentos de
defensores y detractores de una ley de la gestación subrogada en España? Un
millar de niños españoles nacen cada año por gestación subrogada.
En el salón de hotel no cabe un alfiler. Han tenido
que dejar las puertas abiertas porque la gente se agolpa en el vestíbulo para
intentar oír a dos expertos resolver dudas sobre la situación legal de esta
técnica en los países a los que recurren los españoles para ser padres: EE UU,
Canadá, Ucrania y, pronto, Grecia.
La organización del primer foro específico sobre
gestación subrogada no anticipaba tanta afluencia. Con la sala de conferencias
hasta la bandera, los stands todavía rebosan de parejas, en su inmensa mayoría
homosexuales, interrogando a los intermediarios de las clínicas extranjeras
sobre el proceso de tener un hijo en otro país, con otra mujer, y poder
inscribirlo como hijo propio en España. Por momentos, de tanta gente que hay,
falta el aire. La posibilidad de que una mujer geste un niño para que lo críe
otra familia se remonta al principio de los tiempos. Como reproducción asistida
empezó a aplicarse en los años 70 del siglo XX. Pero es ahora —coincidiendo con
las restricciones en la adopción, el auge de Internet, la expansión de la
reproducción asistida y el matrimonio gay— cuando vive su periodo de auge. los
contratos de subrogación son nulos y sin efecto (En España).
En España esta fórmula no es ilegal, pero tampoco
está permitida. "El Código Civil establece que la madre es siempre la
mujer que da a luz al bebé y la Ley de Reproducción Asistida, que los contratos
de subrogación son nulos y sin efecto", explica Nancy Konvalinka,
directora del departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED. Konvalinka y su equipo
investigan a estas familias para averiguar por qué hay personas que consideran
correcto saltarse la norma española y acudir a otros países para convertirse en
padres. ¿Es la paternidad un derecho? En el tablero social conviven posturas
irreconciliables sobre el proceso.
Los detractores cuestionan que la paternidad sea un
"derecho". Sus defensores dicen que existe el "legítimo deseo de
tener hijos" y un "derecho a intentar ser padres, siempre que haya
mujeres dispuestas a ceder sus capacidades reproductivas de manera libre e
informada". Sobre la técnica, la principal divergencia radica en quienes
la consideran "una donación de la capacidad de gestar" y los que ven
en ella, sin embargo, "la explotación de la mujer" o incluso "la
hermana pequeña de la prostitución". La última legislación española sobre
reproducción asistida, de 2006, optó por no autorizar este modelo de gestación
por sustitución. Según la profesora de Derecho de la Universidad Complutense de
Madrid Patricia Orejudo, fue así porque "debían prevalecer sobre el
derecho a la procreación y el derecho al niño ciertos escrúpulos sobre la
comercialización del cuerpo de la mujer y la cosificación de los hijos".
¿Es "una donación de la capacidad de gestar" o "la explotación
de la mujer"? Diez años después, en marzo la Asamblea de Madrid se
convertía en el primer parlamento español en abordar la cuestión. Ciudadanos,
apoyado por la presidenta del PP, Cristina Cifuentes, llevó a pleno una
votación para instar a España a legalizarlo para frenar el flujo constante de
españoles en busca de gestantes en el extranjero.
La propuesta no salió
adelante. Votaron en contra PSOE, Podemos y tres diputados populares, que se
saltaron la disciplina de partido, por "motivos de conciencia".
Gestación vs. maternidad Antonio Vila Coro es portavoz de la plataforma Son
Nuestros Hijos, asociación que fundaron en 2008 para garantizar a los hijos
nacidos por gestación subrogada los mismos derechos que cualquier niño nacido
en España. Este abogado fue quien trató de defender ante los diputados
madrileños la necesidad de una ley propia. Pese a la derrota, Vila Coro cree
que el paso parlamentario fue positivo porque demostró que "hay diputados
en todas las formaciones, desde Podemos hasta el PP, favorables a una regulación
nacional". Vila Coro considera que
la subrogación es "solo un paso más allá de la donación de óvulos y
semen", pero sin embargo admite que una buena regulación "plantea
desafíos y problemas éticos y técnicos". Aun así, está convencido de que
España lo afrontará. El paso previo, reconoce, "es que la sociedad salte
la barrera psicológica y deje de entender la gestación como un hecho
indisoluble de la maternidad". Cuando PSOE y Podemos votaron en contra en
la Asamblea madrileña sus portavoces esgrimieron argumentos del manifiesto que
el movimiento feminista ha redactado para oponerse a esta práctica —"No
somos Vasijas" http://nosomosvasijas.eu
—.
A modo de resumen, defienden que "el cuerpo de
la mujer no se puede alquilar ni total ni parcialmente" y consideran que
la subrogación no es una técnica más de reproducción asistida, sino un ejemplo
de "violencia obstétrica extrema". Estas feministas españolas
participan de un movimiento internacional muy activo en el último año
denominado 'Stop Surrogacy Now". Ola de prohibicionismo En el mapa
internacional, las naciones también están fuertemente divididas sobre y la cartografía legal de la gestación
subrogada está sufriendo cambios relevantes, imbuidos de una ola prohibicionista
que llega desde Asia.
De países como India, Tailandia o Nepal, que durante
años practicaron la estrategia de "mirar para otro lado" y
permitieron la expansión de una industria millonaria alrededor del llamado
"turismo reproductivo". En India, por ejemplo, ya no hay ciudad
mediana sin clínica especializada en gestación subrogada. Sin embargo, el
Gobierno acaba de cerrar las puertas a los extranjeros con una ley que solo
permite la técnica a parejas locales, heterosexuales, y con problemas de
fertilidad. Los escándalos por abusos económicos, condiciones de las gestantes,
litigios de paternidad y abandono de bebés, han provocado una cadena de leyes
restrictivas a extranjeros y hombres solos o en pareja en Tailandia, Nepal y
países vecinos. México acaba de prohibir también la gestación comercial internacional.
En una reciente visita a Madrid, la socióloga de origen indio Amrita Pande, que
lleva una década analizando estas gestaciones en India, explicó al equipo de
Antropología de la UNED que la mayoría de las gestantes en India se prestan de
manera voluntaria y cada vez cobran más protagonismo en las decisiones del
proceso de embarazo y parto. La paradoja, dijo Pande, es que la queja principal
de estas mujeres sea que constantemente se les recuerde que son
"vasijas". Ellas se resisten a ese discurso. "Reclaman que la
sangre, el sudor y las lágrimas del parto son suyas propias y por ello desean
un mayor reconocimiento".
En India ya no hay ciudad mediana sin clínica
especializada en gestación subrogada Pande recela de la ola de prohibicionismo
asiática y vaticina que "la globalización permitirá llevar la práctica a
otro país en cualquier momento", por lo que el cierre de fronteras no es
una solución efectiva para evitar abusos en el campo reproductivo. "Es
más, el prohibicionismo favorece el tráfico y el mercado negro", cree
ella. Su apuesta pasa por pactar una regulación laboral que proteja al máximo a
las gestantes. A nivel local, en India, "eso exigiría una mayor
transparencia en lo que se paga, mejoras hospitalarias y una redefinición de la
relación entre los implicados para que las gestantes no sientan que son objetos
de usar y tirar, sino dignas trabajadoras".
La fórmula que defiende Son Nuestros Hijos para su
posible legalización en España es la gestación subrogada de tipo altruista,
pero con compensación a las gestantes por los costes y el esfuerzo. Exigen el
consentimiento libre e informado de la gestante y que esta haya sido madre
antes, "para que pueda saber exáctamente qué está donando". Rechazan
la gestación intrafamiliar, "para evitar chantaje emocional" y que
sea exclusiva para parejas heterosexuales con problemas de fertilidad. Abogan
por su inclusión en el sistema nacional de salud. Un acuerdo supranacional Pero
últimamente están llegando a Europa los vientos prohibicionistas. El Gobierno de
Suecia, uno de los países con tradición más liberal, pedirá en otoño al
Parlamento que prohíba a sus nacionales la gestación subrogada: tanto nacional
como internacional, altruista o comercial. Su argumento es que "bajo la
noción de las nuevas familias se esconde un mercado de niños para los ricos del
mundo. Una industria externalizada al sur global", dice el informe
gubernamental a favor del veto, que añade que "la razón más importante es
el riesgo de que las mujeres sufran presiones para ser gestantes".
Portugal acaba de legalizarla, en la versión
altruista y solo para parejas heterosexuales con problemas de fertilidad. En
Grecia, se ha legalizado, aunque se exige residencia en el país. La
imposibilidad de reconciliar las posiciones de los países imposibilita un
acuerdo internacional viable La opción de sellar un acuerdo internacional,
similar al que la Conferencia de La Haya confeccionó para la adopción
internacional, tampoco se otea en el horizonte cercano. La única española que
forma parte del comité de expertos de La Haya, doctora en derecho familiar,
admite que "la imposibilidad de reconciliar las posiciones de los países
imposibilita un acuerdo viable", tal y como plasmó en el comité en el
resumen de la última reunión https://assets.hcch.net/docs/f92c95b5-4364-4461-bb04-2382e3c0d50d.pdf
La Haya ha pospuesto la decisión de crear un grupo de
estudio específico sobre la gestación subrogada a 2017. En el hotel donde se
celebra el primer foro específico sobre la gestación subrogada en Madrid, Son
Nuestros Hijos http://sonnuestroshijos.blogspot.com.es,
también cuenta con un stand de información al fondo del pasillo. Tras el
mostrador, su presidente, Pedro Fuentes, toma asiento y da un sorbo a una
botella de agua. Le ha costado una hora recorrer los escasos metros que le
separan del salón de conferencias, porque de continuo le paraban para conocer
su opinión sobre el costoso proceso en EE UU, sobre las reticencias de
consulado de Canadá para inscribir a los bebés o sobre las garantías legales
del proceso en Ucrania o Grecia. Pedro Fuentes se acomoda en el taburete, en un
momento de descanso. Toma aire, mira alrededor y sobre la posibilidad próxima
de una legislación en España dice: "Somos cientos de familias y vamos a
ser miles. Pueden no querer vernos, pero no pueden negarlo: estar,
estamos". Síguenos en Facebook para estar informado de la última hora:
Etiquetas:
derechos reproductivos,
derechos sexuales,
embarazo
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