jueves, 16 de junio de 2016
El tránsito de las familias de menores transexuales
Ante un embarazo deseado las ilusiones y las
esperanzas se disparan. Madres,
padres y entorno cercano comienzan a crearse expectativas sobre ese ser que
está por llegar.
También aparecen los miedos y las incertidumbres. La ciencia
nos proporciona datos que nos ayudan a vivir un embarazo confiado. Las familias
de menores transexuales nos encontramos con que aquellos métodos que durante la
gestación pretendían determinar el sexo de nuestras hijas o hijos y que cuentan
con un gran número de aciertos demuestran su ineficacia para esta minoría.
La identidad sexual de las personas es el sentimiento
íntimo de pertenecía a un grupo, el de hombres o el de mujeres, en ocasiones a
ninguno o a ambos. Cuando comenzamos a hablar y a tener conciencia de quiénes
somos nos vamos identificando en mayor o menor medida con uno de los sexos.
Dijéramos que, estadísticamente hablando, hay una alto índice de acierto al
interrelacionar una determinada configuración genital respecto a la identidad –
pene y testículos niño, vulva niña – el problema viene para aquel porcentaje
que no cumple el pronóstico y conforma la minoría, que se ve abocada a una
situación de negación de su identidad, antes incluso de que tener conciencia de
la misma.
Con la conquista del lenguaje, cuando los niños y
niñas empiezan a reproducir el género y los roles con los que se sienten
identificados, en muchas ocasiones son corregidos por no coincidir con los
asignados en el nacimiento, utilizan los estereotipos de género como
herramienta para gritarnos quienes son, casi todos tiene un nombre pensado para
cuando sean identificados como se sienten y en ambientes que intuyan de
confianza, expresarán su sentir. Otro momento muy sensible es el de la
pubertad, ver que su cuerpo se
desarrolla y que se alejan del ideal físico de hombre y mujer que han aprendido
les puede llevar a una crisis vital donde deben encajar su persona en una
sociedad que no les espera. Es fundamental el apoyo de la familia.
Si ante las afirmaciones, las preguntas o los
comportamientos de esas niñas y niños que no cumplen con las expectativas que
hemos generado tendemos a seguir con la farsa: “tienes pene, eres niño; tienes
vulva, eres niña” y a partir de ahí, cada cual intensifica en mayor o menor
medida la tarea de hacer entender, desde una posición privilegiada de poder,
que ellos o ellas son sus genitales y no su sentir, su cerebro, estaremos
causando daños, en muchos casos, irreparables. La inferioridad que supone su
edad hace que sea fácil que durante los primeros años de vida hagamos oídos
sordos a sus reivindicaciones y seamos esos ciegos que no quieren ver.
Afortunadamente, como contrapartida, cada día es más
habitual el respeto a una infancia creativa, libre y que fomenta el desarrollo
personal y la autoestima. Esto hace que la mayoría de los niños y las niñas
insistan en expresar su identidad de una manera personal.
UNA CUESTION DE IDENTIDAD
En ocasiones los progenitores piensan que es una
cuestión de orientación, lo que no es de extrañar porque muchas personas
transexuales adultas se agarraron a la posibilidad de presentarse como
homosexuales, para poder explicarse y aproximarse a una vivencia de su ser más
cercana a su realidad. No olvidemos que la transexualidad no es un tema muy
frecuente en los libros, el cine o los cuentos. La dificultad está en el
desconocimiento y la desinformación, el no saberse etiquetar o desconocer una realidad
hace que no te puedas o no la puedas identificar. Además de que la palabra
transexualidad está asociada a unas connotaciones estereotipadas de
marginalidad y estigmatización que tampoco ayudan a que podamos identificarnos
en ese concepto.
Mujer es una aborigen de la selva brasileña, también
una top model, la presidenta alemana o Martine Rothblatt, ejecutiva mejor
pagada de USA y transexual, aunque tienen formas distintas de expresarlo. Las
personas transexuales son tan diversas como las cisexuales.
Algunas situaciones se complican más cuando la
persona es homosexual o bisexual, tanto para la protagonista como para el
entorno, como en toda minoría sumar situaciones de potencial rechazo social no
favorece la asunción de la vivencia.
Cuando las familias se encuentran con esta realidad
pueden reaccionar de diferentes maneras,
si se considera un drama es posible que lleve a la familia a una
convivencia penosa y frustrante, con batallas cotidianas continuas. Por el
contrario la experiencia de las familias de Chrysallis, Asociación de Familias
de Menores Transexuales, que respetan la identidad de sus hijxs y procuran
espacios seguros para su desarrollo personal favoreciendo que la niña o al niño
se presente y relacione en sociedad con su identidad sentida, mejora la actitud
y el bienestar individual y de la familia.
Algunas personas sienten que el hacer pública esta
realidad familiar en su entorno les puede llevar a una devaluación de su
estatus, pero lo cierto es que, en general, la sociedad lo acepta de forma muy
empática y solidaria, y son miedos infundados. Los posibles cuestionamientos de
conocidos o familiares no pueden anular el efecto positivo de propiciar que una
hija, o un hijo, sea feliz.
PROTECCIÓN JURÍDICA
Donde se encuentra más dificultad para acoplar esta
realidad es a nivel administrativo. Es muy importante la recién modificada Ley
de protección jurídica del menor
que a efectos de la interpretación y aplicación en cada caso del interés
superior del menor, determina que se tendrán en cuenta su identidad sexual.
Especialmente relevante es que se haya reconocido expresamente el derecho al
libre desarrollo de la personalidad conforme a la identidad sexual. De este
modo, los poderes públicos deben abandonar el “paternalismo” mal entendido que
en ocasiones practican con los menores transexuales, que es una injerencia
inadmisible en la vida privada de estos menores, les dificultan poder
desarrollar libremente su personalidad durante su infancia y pubertad conforme
al sexo sentido como propio. El interés superior de un menor transexual, al que
han de atender los poderes públicos, no es otro que conseguir que se respeten
sus derechos fundamentales, y en particular que se garantice su derecho al
respeto a su vida privada e intimidad, sin que se menoscabe su dignidad como
personas, y que se respete y se haga posible su deseo a desarrollarse durante
su infancia y adolescencia conforme al sexo sentido como propio, esto es,
conforme a su identidad sexual. Se deduce de la misma, que las administraciones
públicas deberían velar porque todas las niñas y niños, tuvieran una infancia
libre de opresión y de la violencia que supone imponer una identidad y unos
roles de género. Es obligación de l@s adult@s y en especial de los progenitores
velar para garantizar ese respeto.
En los últimos años, impulsado por el activismo, se
ha iniciado un movimiento a nivel legislativo, en gran parte del Estado
Español, para proveer de derechos efectivos a las personas transexuales fruto
del mismo son las Leyes aprobabas en Andalucía, Extremadura o Madrid.
La imagen de hombre y mujer y la forma de
relacionarse cisheteropatriarcal que nos imponen hoy los medios de comunicación
propone una tiranía hacia nuestro ser, generando mal estar y haciendo, cada vez
más, que las personas tengamos una mala relación con nuestros cuerpos y nuestra
imagen. Es una responsabilidad social superar esta etapa y promocionar la
diversidad de las personas en su identidad, en su orientación, en su expresión
y en su particular forma de vivirse.
Las familias de Chrysallis nos sentimos privilegiadas
y orgullosas de nuestras hijas e hijos que nos han abierto la mirada hacia un
mundo multicolor, nos han dado la oportunidad de avanzar con ell@s y de
disfrutar y compartir sus vivencias.
Etiquetas:
identidad,
orientación sexual
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