viernes, 2 de diciembre de 2016
¿Por qué está aumentando el sida en la población madura?
Las conductas de riesgo han llevado, tres décadas
después, a un récord de contagios. Y un 10% de los afectados son mayores de 50
años.
“Como no me voy a quedar embarazada, lo mejor de la
sexualidad a nuestra edad es que ya no tenemos que usar preservativo”, dice
Isabel (nombre ficticio), de 72 años. “Lo del sida es para los jóvenes,
nosotros ya hemos pasado esos años. Ahora estamos mayores para ponernos un
condón”, añade Rafael (nombre ficticio), de la misma edad. Ambos son los
testimonios de asistentes a talleres de formación para la tercera edad,
organizados con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA.
Es la idea que cristaliza en la población madura, a
pesar de que los datos la contradigan. Según las cifras recogidas por los
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, las
personas mayores de 55 años representaban, en 2012, la cuarta parte de la
población infectada con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en ese
país, donde más del 10% de los nuevos casos ocurre en mayores de 50. “La
negación de la sexualidad de los mayores ha hecho que se descuide toda la
prevención del VIH, pero ahora hay una tendencia en muchos países de trabajar
con ellos”, cuenta María Pérez Conchillo, psicóloga y sexóloga del Instituto
Espill de Valencia.
El sida es un problema de toda la población, también
es alarmante el 22% de nuevos contagios entre jóvenes de entre 13 y 24 años.
Los avances en el tratamiento de esta enfermedad han reducido los casos de
muerte y cronificado la infección, pero “actualmente, el problema es que todos,
pacientes y profesionales sanitarios, nos hemos relajado. Ya no se invierte en
hacer campañas como en los años 90. En los últimos datos oficiales, de 2014,
tuvimos el récord de nuevas infecciones en España y en Europa, con más de 3.300
nuevos diagnósticos, de los cuales el 48% eran tardíos". Un diagnóstico
tardío complica su tratamiento con antiretrovirales y posibilita desarrollar la
enfermedad.
Las prácticas sexuales de riesgo suponen el motivo de
la mitad de las consultas que llegan al servicio de información y prevención
del VIH de Cruz Roja España. “Son aquellos encuentros sexuales en los que se
desconoce la salud de la otra persona y que implica una penetración vaginal,
anal u oral sin uso de preservativo. Se estima que en España entre 130.000 y 160.000 pueden vivir con el VIH, y el 25-30%
desconocen que lo tienen”, explica Cristina Ferrero, del departamento de Salud
de esta institución. Saber lo que hacer para que la práctica sexual no se
convierta en un peligro es necesario, independientemente de la edad:
En la menopausia, mejor con lubricante
“En principio, es más fácil que se infecte una mujer
que un hombre, debido a que la mucosa vaginal tiene una gran capacidad de
absorción”, apunta Cristina Ferrero. Concretamente, ella tiene el doble de
posibilidades de contagio que él (8 de cada 10.000 casos). Miguel García
Deltoro, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de
Valencia, habla de la realidad que viven los hombres y mujeres mayores que
acuden a su consulta: “Suelen ser personas viudas que recurren a servicios de
pago, pero piensan que el sida no va con ellos, aunque todos corremos el mismo
riesgo. Tuvimos el caso de una señora de más de 70 años que se infectó por
haberse acostado con un señor que había tenido 20 o 30 parejas. El hombre tenía
relaciones con todas las mujeres del hogar del jubilado y frecuentaba locales
de prostitución”, explica.
La excitación de la mujer es necesaria para que se
favorezca una penetración placentera y saludable; de lo contrario, pueden
producirse pequeñas laceraciones y heridas que faciliten el contagio. “Los
profesionales insistimos en el uso del preservativo desde el primer momento, no
solo para el momento de antes de eyacular. Mucho más desconocido es el
preservativo femenino, que es el que más protege porque cubre parte de la
vulva”, indica Francisca Molero sexóloga clínica y codirectora del Institut de
Sexologia de Barcelona. “A causa del déficit de estrógenos en la edad madura,
las mujeres mayores lubrican menos, y la sequedad provoca que el roce sea más
traumático y puedan producirse ulceraciones, con más riesgo de contagio”,
advierte Manuel Lucas, presidente de la Sociedad Española de Intervención en
Sexología (SEIS), secretario general de la Academia Internacional de Sexología
Médica (AISM), y profesor del Máster de Sexología en la Universidad de Almería.
La gengivitis puede ser un problema
La posibilidad de contagio en el sexo oral es
bastante excepcional. La explicación se encuentra en la saliva, donde la
cantidad de virus suele ser inapreciable. “El problema es que casi nadie
practica solo sexo oral sino que es una de las actividades en una sesión de
sexo. Discriminar si el contagio se ha producido por esta u otra vía es muy
difícil. La gente desconoce que si solo hiciera sexo oral (si no hay heridas en
la boca y en los genitales), el VIH no se contagiaría, aunque no debe olvidarse
que transmite otras enfermedades e infecciones como la sífilis o la gonorrea”,
observa Deltoro. Sin embargo, "puede darse la casualidad de que en la boca
haya una erosión por una gingivitis sangrante o una periodontitis o que en el
órgano genital tenga también heridas. En este caso, la probabilidad de VIH es
mínima, pero no absolutamente descartable”, explica Manuel Lucas.
Para aquellas personas portadoras de una carga viral
detectable, se recomienda poner una funda de látex similar a un preservativo en
la lengua o una película de plástico que cubra toda la vulva. “Apenas hay casos
de que se pueda transmitir la infección por la saliva, pero es cierto que la
mucosa de la boca es muy permeable, por lo que se se aconseja utilizar medidas
de prevención. Pueden ayudar el uso de preservativo de sabores en el caso del
chico, y en el caso de la chica algún tipo de lubricante también de sabores
compatible con el uso de la funda en la lengua”, recomienda Francisca Molero.
La ignorancia es nociva para salud
En la clasificación de conductas sexuales de riesgo,
el sexo anal ocupa el primer puesto, debido a la gran capacidad de absorción
del recto en la transmisión de fluidos. “El peligro en el sexo anal se sitúa en
149 por cada 10.000 exposiciones”, señala Manuel Lucas.
“Al no suponer embarazo, se suele ignorar que implica
posibilidad de infección, y se considera que no hay problema sólo utilizando
lubricantes. Es un gran error. Hay que usar preservativo y no se puede utilizar
el mismo de una práctica anal para luego continuar con una vaginal o al revés”,
advierte Francisca Molero. La ignorancia en estas cuestiones se agrava en la
tercera edad: “Normalmente saben muy poco del sida, además sienten vergüenza,
más que la gente joven. Eso hace sea más invisible y, por tanto, el riesgo está
en el mayor desconocimiento de lo que pueda ocurrir. Las relaciones tampoco
están programadas, no suelen llevar los preservativos en el bolso ni en la
cartera y muchos hombres maduros tienen miedo a usar preservativos por perder
la erección. Siempre aconsejamos que los hombres, cuando tengan masturbación
individual, intenten practicar con el preservativo, para adquirir la habilidad
y evitar ese problema”, indica Francisca Molero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario