miércoles, 14 de septiembre de 2016
Las mentiras del porno
Nadie puede poner en duda que el porno sigue siendo
una de las principales fuentes de educación sexual en el mundo occidental. La
necesidad de encontrar información o simplemente las ganas de saciar su
curiosidad hacen que miles de millones de personas tomen el cine X como un
modelo de conducta fiable a la hora es establecer sus relaciones personales.
¡Y
es aquí dónde reside el peligro! La pornografía no está creada con fines
educativos ni ideada para ser tomada como ejemplo. Tenemos que entender lo que
vemos en pantalla como una forma de estimular nuestras fantasías, animarnos al
onanismo y darnos un ratito de placer con nosotros mismos.
Si queremos que las nuevas generaciones aprendan a
disfrutar de su sexualidad de forma constructiva, lo primero que tenemos que
hacer es darles información realista sobre el terreno en vez de dejar un agujero en su conocimiento que
será rápidamente tapado con las tiritas de la pornografía y el boca a boca. Es
aquí donde surgen los traumas, las comparaciones odiosas, los complejos y los
problemas. Igual que enseñamos a nuestros hijos que no todo lo que ven en la
televisión es real, deberíamos sentarnos y explicarles cómo funciona un cuerpo,
de qué maneras se estimula el deseo, y porqué el sexo que se representa en la
industria pornográfica no tiene porqué coincidir con el que tenemos en casa.
Estas son las 10 mentiras del porno con las cuales
tendríamos que empezar nuestro discurso:
1. Posturas acrobáticas
No, estar tumbada con las piernas perpendiculares al
suelo mientras alguien te penetra haciendo malabares no da placer. Queda muy
bonito y original pero a efectos prácticos sólo aporta una buena tortícolis y
un cero más en la factura de tu masajista. Está bien tomar las posturas del
porno como una guía para expandir tus horizontes y probar cosas nuevas, pero
que nadie se desanime cuando descubra que el cowgirl reverse invertido no es
tan divertido como parece.
2. El orgasmo masculino es la meta del sexo
Cuando el hombre se corre, acaba todo. Se da por hecho
que la mujer ha tenido un orgasmo en algún momento de la escena, pero por
supuesto nadie pregunta ni se sabe a ciencia cierta. Lo único que buscamos es
la eyaculación masculina, a ser posible en algún lugar visible para demostrar
que el acto se ha consumado.
3. Las lesbianas están simplemente esperando al
hombre adecuado
Nadie en su sano juicio querría perderse el gusto de
probar a un buen semental ¿verdad? ¿No será que aquellas chicas que se
consideran lesbianas simplemente no han probado al hombre adecuado? Dejémoslo
claro: las escenas lésbicas están creadas por y para el hombre .
Por este mismo motivo en todas las escenas que
representan sexo lésbico veremos elementos fálicos por doquier: dildos
gigantes, strap-ons, vibradores dobles…
4. No hay diversidad y los modelos de belleza son
irreales
Transexuales, queer, butch, hombres bisexuales,
ancianos, big beautiful women y un largo etcétera forman parte de un nicho
reducido y aislado del mercado pornográfico. Parece que si no eres una mujer
con cintura de avispa o un hombre musculoso, el sexo no es para ti. Lo que no
explican las escenas es que detrás de esas figuras perfectas hay toneladas de
maquillaje, corsets de entrenamiento, infinitas horas en el gimnasio,
depilaciones dolorosas y un cuidado extremo por tu imagen que afortunadamente,
no hay porqué tener una vez se apagan las cámaras.
5. Todas las mujeres se corren con la penetración
El orgasmo clitoriano no existe, y el pene es, de
nuevo, la única forma que la mujer tiene para encontrar placer. Gracias a dios
que de un tiempo a esta parte las productoras mainstream están incluyendo otras
maneras de representar el orgasmo femenino gracias a vibradores, Hitachi Magic
Wand, Sybian o unas manos habilidosas.
6. No hay condones
Los actores y actrices porno nos hacemos pruebas de
ETS regularmente para chequear que nuestra salud y la de nuestros compañeros
está en orden. Por este motivo el sexo en pantalla se realiza sin protección,
algo que no deberías hacer en tu vida privada si no quieres acabar pillando algo
desagradable.
7. Los miembros son descomunales y se mantienen
eternamente erectos
Todos los penes son enormes, y están duros como rocas
durante horas . En la realidad, los miembros grandes suelen ser incómodos ya
que chocan contra la pared del cervix y la mayoría de los actores toman
“ayudas” para conseguir erecciones duraderas.
8. Los polvos duran horas
La magia del cine hace que nunca veas un pene flácido
ni un hombre que dure menos de media hora. El miembro masculino siempre está
preparado para la acción y se corre en el momento preciso, algo bastante
alejado de la realidad.
9. Se categoriza qué prácticas son “normales” y
cuales no lo son
Otra de las grandes hipocresías de la industria X es
que prácticas como las dobles penetraciones, los bukkakes o los gangbangs son
consideradas perfectamente normales pero ¡Ojo! si te gusta el BDSM o la lluvia
dorada, tendrás que buscar en las categorías de “sexo bizarro”. Las
nomenclaturas estigmatizan ciertos ejercicios y la representación de la
sexualidad es heteronormativa y bastante cerrada de miras.
10. Siempre estamos mojadas y listas para la
penetración
Los litros de lubricante que se usan en los rodajes
nunca se ven en pantalla, dando por hecho que sin calentamiento previo
cualquier mujer está chorreando de placer. El falocentrismo ataca de nuevo.
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