domingo, 7 de febrero de 2016
Papa-mamá, ¿Hablamos de sexo?
A principios de los 90, con trajes de chaqueta
sobrios y rostro algo contenido, una psicóloga llamada Elena Ochoa se colaba en
los hogares de nuestro país para hablar de sexo. De la mano de Chicho Ibáñez
Serrador, su director, los términos coito, masturbación o sadomasoquismo se
instalaron en el 'prime time' de TVE para profundizar en cuestiones hasta ese
momento tabú. La idea del programa era plantear los temas desde un punto de
vista didáctico; la parte divertida de la cuestión no entraba en el guión. Para
muchos fue una manera de plantear con naturalidad algo natural, valga la
redundancia. Pero ¿se habla hoy en casa de sexo con normalidad? No, lo cierto
es que aún parece que la cuestión se le atraganta a más de uno. Muchos de los
jóvenes de aquellos años tienen ahora hijos y dentro de no demasiado -si no ya-
les tocará afrontar la temida conversación: "Papá-mamá, ¿hablamos de
sexo?". La verdad es que son pocos los que plantean el tema de forma tan
directa. Para mayores y para jóvenes sigue siendo un momento de vergüenza, de
rubor. Quizá porque la cuestión se aborda todavía mal y tarde. "El tema de
la sexualidad hay que hablarlo desde que son pequeños. Hay que verlo como algo
positivo que forma parte de nuestra vida desde que nacemos y hasta que
morimos", explica Eva Marina, directora de la Universidad de Padres,
proyecto donde se echa una mano a los progenitores en el proceso educativo de
sus hijos. El modelo comunicativo y afectivo que hay en cada casa marca cómo se
aborda el tema. "Hay que contestar las preguntas que van surgiendo según
la edad, de manera que al llegar a la adolescencia no haya ningún problema y
siga esa comunicación".
Ver una escena de sexo en la televisión, por
ejemplo, no tiene que ser motivo para que el adulto se revuelva en el sofá o se
cambie de canal automáticamente. "Se pueden aprovechar situaciones cotidianas
como ésta para iniciar una conversación; lo mejor es preguntar ¿qué quieres
saber? Y a partir de su curiosidad ir solventando dudas", explica Ana
Sierra, psicóloga y sexóloga. De su experiencia en institutos y colegios, donde
ha dado charlas de educación sexual muchos años, saca una conclusión clara:
"Los padres informan poco y generalmente con un matiz negativo. Cuidado no
te quedes embarazada, usa preservativo... Pero luego no les explican cómo
ponérselo, que es lo más importante". Aquí, de nuevo, vence el corte.
"Hablar de sexo no es sólo genitalidad, también es enseñar a disfrutar de
la afectividad y los sentimientos con otra persona, aprender a decir que
no...".
A las puertas de un instituto madrileño, la pregunta aún causa
risas nerviosas. ¿Habláis de sexo en casa? El "no" del corrillo suena
casi al unísono. Tienen entre 15 y 17 años, y la mayoría confiesa que ya ha
tenido relaciones sexuales. "No siempre con protección". Casi todos
reconocen que preguntan más a amigos e incluso a hermanos mayores cuando tienen
dudas. "No nos damos cuenta de que a menor información, más riesgos",
asegura Sierra, quien se ha encontrado en su consulta que padres que iban a
terapia de pareja acaban preguntando cómo tocar el tema del sexo con los hijos.
"Muchos padres delegan en los colegios esta formación. Y en las aulas se
habla de la reproducción, pero no de sexo como tal". España, un país sin
información sexual. Según el último informe sobre la juventud en España,
realizado en 2012, los jóvenes españoles (15 a 29 años) tienen su primera
relación sexual a los 17 años -tanto ellos como ellas-; un 12% del colectivo
decía haberla tenido antes de los 15 años, frente al 5% en 2004. El método
anticonceptivo más utilizado es el preservativo (70%), seguido de la píldora
(19%).Ser naturales y evitar transmitir nerviosismo; explicar con brevedad y
claridad las cosas; adecuar el lenguaje a la edad; no dar más información de la
demandada, lo que no significa que no se llame a las cosas por su nombre; y
respetar los silencios de los chavales son algunas de las pautas que recomienda
la psicóloga Silvia Álava, autora de 'Queremos que crezcan felices'. Entre los
errores más frecuentes, no contestar a las preguntas o mentir. "Si no se
sabe algo es mejor reconocerlo; y hay que saber que si no se satisface la
curiosidad, tratarán de buscar respuestas por otras vías menos seguras".Un
14% de los jóvenes dice no disponer de información sexual, según el citado
estudio. Y casi el 80% asegura no haber tenido este tipo de conversaciones en
su casa a lo largo de la infancia o la adolescencia. "Hemos avanzado, pero
sigue habiendo mucho trabajo por hacer", añade Marina, acostumbrada a
tratar estos temas en los cursos y talleres de la Universidad de Padres.
"En muchas ocasiones seguimos transmitiendo que lo más importante es que
no caigan en conductas de riesgo, lo que se aleja de la educación afectiva, que
es básica". Internet y las redes sociales se han convertido en un
escaparate a veces peligroso para los menores. "Deben establecerse unas
pautas y no se puede ser excesivamente permisivo", explica Álava.
"Hay contenidos que pueden dañar a nivel madurativo y sexual al
menor". Al igual que se establecen normas en educación vial o en
nutrición, "hay que fijarlas para navegar por la red". Los mensajes
que reciben a través de internet "pueden no estar ajustados" para su
edad. Las prisas no son buenas para nada y tampoco para hablar de sexo:
"Hay que dedicar tiempo a charlar, no querer terminar en minuto y medio.
Hay que cuidar el contexto para que fluya la comunicación". Las chicas en
esto llevan algo de ventaja. "En la preadolescencia y adolescencia se nota
especialmente. Ellas maduran antes", dice Álava. Y tanto a ellas como a
ellos, por ejemplo, hay que hablarles de la menstruación, "que sepan que
no es algo negativo ni sucio", añade Ana Sierra. En la Universidad de
Padres se trabaja también con los progenitores: "Tratamos de que ellos
analicen su sexualidad. Entre los adultos también existe mucho
desconocimiento", explica Marina. "Es un punto de partida para luego
hablar con los hijos. Si no se ha tratado la cuestión con normalidad desde los
primeros años, no puedes esperar que cuando llegan a la adolescencia hagan
preguntas". Insiste también Marina en el aspecto ético de esa educación
afectiva que se debe recibir en casa. "Las palabras tolerancia y respeto
deben estar muy presentes". Los modelos de familia son ahora más numerosos
y diversos que hace unos años y la orientación sexual de cada uno hay que
aprender a respetarla desde pequeños. "Todos los padres y madres están
capacitados para hacer la educación afectivo sexual", concluye Álava.
ERRORES A EVITAR
La adolescencia se considera el periodo que va de los
12 a los 18 años. "Aunque siempre hay que analizar cada caso",
asegura la psicóloga Silvia Álava, que recoge en su libro 'Queremos que crezcan
felices' (JdeJ Editores) algunos errores que se comenten al hablar de sexo con
los hijos:
FALSAS CREENCIAS. Al tratar la sexualidad no estamos
incitando a los hijos a la actividad sexual. El objetivo es aprender a
reflexionar sobre ella, respetarse y respetar a los demás.
IGUALDAD. Hay que ofrecer las mismas posibilidades a
niños y niñas para desarrollarse de forma plena no sólo a nivel sexual, sino a
todos los niveles. El sexismo se evita desde que son niños.
RESPETO. Hay que hablar con normalidad de sexo, pero
en la preadolescencia es normal que aparezca la vergüenza. Hay que respetarlo y
nunca presionar o insistir.
EDAD. Las respuestas hay que darlas siempre en
función del conocimiento del niño. Hay que estar seguros de que el chaval va a
entender todo lo que queremos transmitirle.
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