lunes, 29 de enero de 2018

Hoxe Videoforum no Espazo Diverso

As 19:00 hr. no Centro Cívico Cidade Vella
Rúa Veeduría, nº 2. A Coruña


SOMETHING MUST BREAK

Sebastian es una joven transexual. Aún se hace llamar Sebastian, pero en su interior está naciendo Ellie, la mujer que en realidad es. Sebastian/Ellie vive con su mejor amiga, Lea, y tiene un trabajo común en un depósito, donde debe ocultar su identidad femenina. Un día, Sebastian conoce a Andreas, un muchacho con quien inicia una relación amorosa. Sin embargo, Andreas presume de ser heterosexual, ¿podrá entonces aceptar a Sebastian/Ellie y vivir su amor libremente?.

viernes, 19 de enero de 2018

Humor y feminismo para combatir los tabús

La 'clown' Virginia Imaz reflexiona sobre estereotipos en las relaciones sexuales con su espectáculo cómico 'Sex o no sex'.

Dice Virginia Imaz que la nariz de payaso le creció al tiempo que la conciencia feminista. La clown vasca, antes artista de tragedias, se decantó hacia el humor para tratar la realidad con un tono "más sano", y se propuso, desde entonces, hacer de las risas no solo un entretenimiento, sino una herramienta social. Los estereotipos de género, las etiquetas y las dificultades de las relaciones humanas son ahora la diana hacia la que lanza sus chistes que, a partir de las 20.00 horas de este jueves, se dirigirán hacia el sexo en el centro Ágora, donde actuará como parte de su espectáculo Sex o no sex.

"Es un show en código clown, en el que me río de mí misma sobre muchos de los cuentos que me fui creyendo en el tema del sexo", explica la artista, que se meterá en escena en la piel de la payasa Pauxa. Desde su personaje, y sobre escena, la clown compartirá con el público sus reflexiones sobre las relaciones sexuales, cuestionando los roles que se imponen desde la sociedad con una perspectiva de género y reivindicando "la asignatura pendiente del placer sin culpa". "Los hombres y las mujeres hemos sido educados en una doble moral en el tema del sexo. Un chico con muchas relaciones es un Don Juan, es un valor positivo, pero en las mujeres es algo para descalificarlas", cuenta.

La regla, la masturbación y la menopausia serán otros de los temas que la artista tratará junto a este "doble rasero". El objetivo de la clown es normalizar la cuestión sexual y hacer que el público reflexione sobre ella para acabar con los estereotipos y silencios que la rodean. "Son temas tabú. En los últimos años han cambiado mucho las cosas pero, como se ha hablado tan poco, muchas veces no sabemos en qué tono hacerlo", dice la artista, para la que la desinformación es especialmente "peligrosa" cuando afecta a la juventud. "La información se encuentra a través de las redes, pero a veces ofrecen un espejismo que no se corresponde con la realidad. Si no les contamos otra cosa, crecen con esas mentiras tóxicas", añade.

Para combatirlas, Imaz se vale del humor. La payasa rompe mitos desde un juego clown que, en su "inocencia", se transforma en la herramienta ideal para abordar asuntos que han quedado durante años guardados en la recámara. "Es muy liberador para el público. Permite a la gente identificarse, porque además es amable. Parte de reírme de mí, no de otros", comenta la artista, que intentará, como en todos sus espectáculos cómicos, "crear conciencia".

Esta vertiente didáctica de sus piezas, centrada en trabajar la igualdad entre sexos es precisamente lo que le ha valido el Premio Emakunde a la igualdad 2017, que recibirá en abril de este año. Que se lo concediesen fue para Imaz una "alegría enorme" y un "reconocimiento" a sus "30 años de trabajo", caracterizados por una defensa feminista que no percibió claramente hasta pasado un tiempo. "Al principio no era muy consciente de estar haciendo una reivindicación feminista ni de mi propio proceso de empoderamiento. No sabía que podía ser inspirador para otros", comenta la clown, que ve en escena obras "cada vez más concienciadas con la desigualdad" de género, pero marcadas todavía por la ausencia de la voz de la mujer. 

El sexo femenino, asegura Imaz, se encuentra aún "infrarepresentado" en el mundo del espectáculo, especialmente en el terreno del humor. "Hay muy pocas mujeres cómicas, y es difícil que presenten su propio programa", lamenta la payasa, que se ha centrará en el lenguaje sexista en su nuevo espectáculo. Incomunicando estará en los teatros a partir de marzo, para seguir cuestionando, desde la carcajada, los límites propios e impuestos.




jueves, 11 de enero de 2018

VIDEOFORUM LUNS 15 DE XANEIRO ESPAZO DIVERSO


Desde o Espazo Municipal das Diversidades Sexuais e Identidades de Xénero, queremos convidarvos este luns 15 de xaneiro, ás 19:00 h. no Centro Cívico Cidade Vella na Coruña, a proxección da película Bar Bahar, entre dous mundos debatiremos sobre diversidade sexual, feminismo, relixión, islamofobia...


El VIH en los medios: estigma y morbo

La prensa sigue resaltando prácticas menores como el ‘chemsex’ o el ‘bugchasing’, en lugar de centrarse en la prevención y los nuevos tratamientos.

En 1981, el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta publicó los primeros casos del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Se diagnosticó en cinco varones homosexuales internados en varios hospitales de Los Ángeles. Entonces, la prensa y las televisiones estadounidenses extendieron la denominación del cáncer gay. Relacionaron la infección, causante del sida, con este colectivo concreto. Luego se sumarían las prostitutas y los drogodependientes. Han pasado casi cuatro décadas y el estigma permanece. A pesar de que los datos han demostrado que la dolencia puede afectar a cualquier persona, indistintamente de su orientación sexual o profesión.

No hay más que ver las cifras más recientes. En España, según el último estudio del Ministerio de Sanidad, se detectaron 3.353 casos nuevos en 2016. Unos 10 al día. Con un 26,5% de transmisión heterosexual y apenas un 3,6% por inyección de drogas. Sin embargo, un recorrido mental por algunas noticias que han resaltado la vigencia del virus deriva en temas como el chemsex —reuniones de sexo sin protección y consumo de estupefacientes— o el bugchasing, la búsqueda voluntaria del bicho. Prácticas minoritarias, tal y como expusieron este miércoles Mili Hernández, editora y fundadora de la librería Berkana, Jorge Garrido, director de la asociación Apoyo Positivo, Juan Roures, periodista en M21Radio y el crítico de cine Yago García. El encuentro se produjo en la presentación del filme francés 120 pulsaciones por minuto, que se entrena en España el próximo 19 de enero, y versó en torno a la representación de VIH en películas, libros y medios de comunicación.

“Se ha creado cierta conciencia a golpe de titulares y existe desinformación en los jóvenes. Se resalta un fenómeno mínimo en lugar de hablar de prevención o de los nuevos tratamientos. Hay mucha política desde los medios. Falta interés y tienen una gran responsabilidad. Eso es continuar con el estigma”, reflexionó Garrido. “No les gusta la normalidad, siguen apostando por el morbo”, apostilló Hernández, que rememoró sus años en Estados Unidos bajo el yugo de ese mencionado cáncer gay cuando las lesbianas también estaban incluidas en esa categoría. Ambos, junto a sus compañeros de debate, insistieron en que la imagen del enfermo del VIH suele corresponderse con la de “hombre blanco homosexual” y se desdeña que gran parte de los 40 millones de casos y fallecimientos ocurren en países africanos o asiáticos. “No vemos la realidad del sida actual, sino del VIH occidental”, matizaron.

Una mirada etnocentrista, coincidieron, que también se produce en series de televisión y cine. Desde la irrupción en taquilla de Philadelphia, en el año 1993, con un abogado encarnado por el actor Tom Hanks, no hay tantas producciones que se hayan detenido en mostrar todas las aristas del VIH-sida. “Se nota una fijación por el gay blanco. Y se suele tratar desde un plano más individual”, apuntó Yago García mientras a su espalada desfilaban fotogramas de los telefilmes Amor fatal (1992), En el filo de la duda (1993) o una de las cintas más recientes, Dallas Buyers Club (2013). Por norma general, incidieron, el enfoque hacia este virus no ha dejado de señalar al homosexual que contrae VIH como “castigo” por su comportamiento. Como consecuencia de experiencias promiscuas.

Al otro lado del espectro audiovisual se incluyen la controvertida Kids, de 1995, o la exhibida en el acto, 120 pulsaciones por minuto, galardonada con el Gran Premio del Jurado en el pasado festival de Cannes. En este largometraje se aborda el papel de Act up París, una agrupación derivada de la matriz neoyorquina que emprendió su lucha por la sensibilización del VIH durante los años noventa, cuando –según narran en los primeros minutos- se producían en Francia 6.000 infecciones al año, el doble que en Alemania o Inglaterra. Y cuando, tal y como expresan al inicio, la mayoría creía que usar preservativo era “un signo de desconfianza o de vida sexual muy activa”.

“La respuesta institucional es muy tardía, como la respuesta del cine. Y el desconocimiento siempre lleva a la estupidez”, anotó Roures. El VIH, del que aún se investiga su origen, ha sido calificado como la gran pandemia del siglo XX. La Organización Mundial de la Salud afirma que “sigue siendo uno de los más graves problemas de salud pública del mundo” y calcula que 36,7 millones de personas de todo el mundo vivían en 2016 con el virus. De ahí que uno de los principales objetivos de la oficina del VIH/sida de la Organización de las Naciones Unidas (Onusida) sea acabar con la epidemia para 2030. De momento, este organismo internacional expone grandes avances en su erradicación: en el informe de 2017 destaca que el 81% de personas con el virus conoce su estado serológico, un 72% de estos recibe tratamiento y un 79% tiene la carga viral suprimida, es decir, con una presencia casi inexistente en sangre y semen.

No vemos la realidad del sida actual, sino del VIH occidental

Factor esencial en el progreso de la dolencia, que ha pasado de deteriorar el sistema inmunitario hasta la muerte —generalmente provocada por alguna infección o cáncer— a ser algo crónico, posibilitando una vida prácticamente similar a la de los no afectados. De hecho, la medicación antiviral continuada puede conseguir que la transmisión del VIH entre parejas o de forma horizontal (madre-hijo) se reduzca un 96% y la investigación en posibles vacunas o pastillas preventivas pretenden eliminar las infecciones en un futuro próximo. “No se retratan estas novedades. Y da la sensación de que, cuando salen, solo se mira hacia un lado: por ejemplo, se habla de la profilaxis que evita la infección del feto en embarazadas, pero no de esta misma medicación en el homosexual con pareja. En este caso se le tacha de promiscuo, con tintes peyorativos, de sexualidad libre o marginal”, lamentó Jorge Garrido, que incluso culpó al propio colectivo LGTB de “serófobo” (rechazo a los seropositivos) e hizo hincapié en “no tirar balones fuera”. “Al final, la sociedad refleja cómo nos tratamos los unos a los otros”, concluyó.

Dictamen que Mili Hernández complementó aludiendo al papel que los homosexuales han tenido que desempeñar en la visibilización de sus batallas: “Siempre nos hemos visto obligados a dar un paso al frente, a sacarlo a la luz, a reivindicarlo”, exclamó, vinculando esta pelea a la que han hecho muchos escritores o directores por hablar del tema desde su propia posición gay. Fijándonos en España, una de las películas que ha tratado el VIH es Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar. Anteriormente, algunas de la época del denominado cine quinqui (en la que hasta los propios autores fallecían por la enfermedad) y en este año, la reciente Verano 1993, que gira a su alrededor del virus sin nombrarlo en ningún momento. “La primera interacción de cine y sida en Holywood fue la muerte de Rock Hudson, que creó en la industria una reacción de angustia”, agregó García.

La desaparición del actor a los 59 años “abrió los ojos al drama del sida”, según titulaba la BBC, por recaer en una figura que todos calificaban como la de un galán (“epítome de la masculinidad”, describen). A él se le enterró bajo las iniciales en mayúsculas del sida. Una conducta no tan habitual en el presente, donde se oculta a menudo la enfermedad con expresiones del tipo “una larga enfermedad” o “complicaciones cardiorrespiratorias”. “Hay más información. Hace años, llamaban a nuestra tienda día sí, día no para preguntar sobre dudas del VIH. Ahora, no”, sostuvo Hernández, “pero no es gracias a los medios”. Estos, zanjó, están más preocupados por el sensacionalismo y por mantener el estigma de que es cosa de homosexuales, prostitutas o drogadictos.


Cuando la pornografía sustituye la educación sexual

La popularización de Internet provoca un cambio en la manera de relacionarse de los adolescentes a nivel afectivo y sexual.

A los adolescentes urbanitas de los ‘90 no les dejaban entrar a las discotecas con zapatillas. Esperaban a las puertas con sus náuticos y sus botas de cordones la bendición del portero de turno. Tampoco sin el carné de identidad. Eso si tenían la edad, porque muchos se pasaban el DNI del decano del grupo con la esperanza de no quedarse fuera mientras el resto cantaba a pleno pulmón el Zombi de los Cramberries. Hablamos de una época sin acceso a internet, sin tabletas, sin móviles y, en muchísimas casas, sin un PC, esa rara avis que arrebató el corazón de los más frikis de la clase pero que no todos los hogares podían permitirse. Aún.

Por aquel entonces era difícil imaginar que pocos años después aparecerían plataformas como YouTube, Facebook o Tuenti que cambiarían la forma de relacionarse para los jóvenes de generaciones venideras. También de ligar y de tomar contacto con el sexo. Estrenado el siglo XXI los adolescentes ya no tenían que descifrar entre líneas el porno codificado del Plus ni conformarse con las fotografías de la revista del vecino o las que años antes se descargaban a ritmo de los routers de 56kb. La popularización de internet y de los nuevos dispositivos tecnológicos que llegaron con el cambio de siglo ya les abría el camino hacia un mayor (y más rápido) acceso a contenidos sexuales y pornográficos, y con ellos a un cambio en la manera de relacionarse también entre ellos a nivel afectivo y sexual.

Expuestos a la hipersexualización y a los estereotipos

“Todos llevamos un smartphone en nuestro bolsillo. La información está a nuestro alcance en milisegundos y cualquier cosa que podamos hacer la logramos mucho más rápido, de forma más sencilla. Esto es así a la hora de obtener información sobre cualquier tema, de comunicarnos entre nosotros y, por supuesto, para "hacer el bien y hacer el mal"”, explica Nayara Malnero, psicóloga, sexóloga y autora de 'Sexperimentando': aprende y disfruta' (Planeta), para quien ya no es sorpresa que cuando en cualquier clase de Educación Secundaria pregunta "¿Cómo se liga?" siempre haya alguien que responda: "Por Instagram".

Vivir en una sociedad tan tecnológica como la actual, hace inevitable que todos los adolescentes tengan un acceso ilimitado a la red. Con las ventajas que esto conlleva pero también con sus riesgos porque para Malnero el quid está en cómo encaja esa democratización de la tecnología con la hipersexualización en la que estamos inmersos. “Nuestro entorno hipersexualizado utiliza la sexualidad como medio de venta, como medio de humor y pocas veces como medio de educación o aceptación. Todos creemos saber mucho de sexo, todos nos exponemos (o somos expuestos) a situaciones sexualizadas y, sin embargo, muy pocos contamos con los recursos suficientes (información, habilidades, seguridad en nosotros mismos) para afrontarlas”, se lamenta.

Según la autora de 'Sexperimentando', esa hipersexualización también tiene como consecuencia un adelanto en el interés por el sexo: “Los niños cada vez preguntan antes y, por supuesto, también encuentren las respuestas antes. Y obviamente en Google no siempre encuentran las más adecuadas”. Y si no se lo preguntan da igual, porque a la temprana edad de 9 años un elevado porcentaje de niños ya ha tropezado accidentalmente con contenido para adultos mientras navegan por la red.

Contenido que distorsiona lo que es el sexo y que enquista estereotipos de género y prácticas sexuales violentas no consentidas. Lo sabe Mar Cubero, psicóloga y coordinadora de Sin Género de Dudas, un proyecto de prevención de la violencia sexual y de género en adolescentes desarrollado por la Fundación para la Convivencia ASPACIA, quien se muestra preocupada no solo porque los jóvenes cada vez consuman porno antes y tengan un mayor acceso, más rápido, libre, y “con mucho menos filtro” que otras generaciones anteriores, sino por el modelo de relación que se les está trasladando. “Nos encontramos en los talleres que hacemos con adolescentes con relatos de parejas adolescentes en los que las chicas no entienden por qué se enfrentan a la violencia sexual por parte de sus compañeros; y en los que ellos verbalizan con normalidad que es que “eso es lo que les gusta”. El porno traslada un modelo de relación desigualitario en el que la mujer cumple una función de objeto sexual disponible para el hombre y se perpetúan los estereotipos de género llevados al extremo: el hombre es el que tiene el deseo sexual permanentemente y la mujer quien responde a ese deseo masculino. Esto al final hace que las primeras experiencias de los adolescentes estén muy marcadas por esa idea”, explica Cubero.

La ciencia ficción de la sexualidad humana

“Al porno yo lo llamo ciencia ficción de la sexualidad humana”, se queja con humor Nayara Malnero. Para la autora de 'Sexperimentando' el problema está en que no existe una apuesta fuerte por la educación sexual en nuestro país, ni por parte del sistema educativo ni tampoco en la mayoría de las familias. “Según un estudio del portal pornográfico Pornhub la gran mayoría de los niños ya han estado habitualmente en contacto con contenido pornográfico al llegar a los 11 años. Los jóvenes utilizan la pornografía como sustituto de la educación sexual y, aunque menos es nada, ¿te imaginas aprender a conducir basándote en cómo lo hace Bruce Willis en sus películas de acción? Pues esto es exactamente lo mismo”, añade Malnero, quien opina que somos nosotros, los padres, los que debemos contrarrestar esto “a través de la prevención, la educación, disponibilidad para lo que necesiten y la respuesta a todas sus dudas”. En definitiva, “crear un buen clima de naturalidad” para el diálogo.

En 2014 el taller con adolescentes Consent Cookies: A confidence-building workshop for teens de la educadora sexual Yana Tallon-Hicks, se hacía popular en muchas escuelas estadounidenses por el giro que le daba a sus clases: Tallon-Hicks centra sus talleres sexuales en la búsqueda de lo positivo del sexo, basándose en el sexo consentido y placentero, y no en la parte negativa ni en el miedo. En mayo de 2016 Yana fue invitada a hablar sobre su trabajo como educadora sexual en el TEDxVienna, donde abordó temas como la educación sexual moderna, la importancia del consentimiento y lo que la pornografía convencional agrega a la conversación para los jóvenes, planteando la cuestión que apuntaba Malnero de si el porno es nuestro “nuevo educador sexual”.

Por su parte Mar Cubero incide en la importancia de no tratar el sexo como un tema tabú, “ni por parte de las familias, ni de los colegios ni de la sociedad en general”, porque esto tiene una consecuencia directa en el consumo de porno en internet por parte de los jóvenes: “Yo no sé y como nadie me lo explica, lo busco en la red. Y lo que se encuentran generalmente es ese tipo de porno estereotipado que incita a la violencia sexual y a la desigualdad”.

Precisamente preocupada por el tipo de sexo que sus hijos pudieran encontrar en la red, Erika Lust, pionera del cine porno feminista, lanzaba a principios de año junto a Pablo Dobner, su marido, el proyecto The Porn Conversation, una serie de recursos para ayudar a los padres a dar un paso más en la temida charla de sexo con sus hijos y hablar abiertamente de porno con ellos. “Nuestra misión es brindarles a los adultos la oportunidad de ayudar a los niños y adolescentes a tomar decisiones inteligentes e informadas con respecto a la pornografía. Hoy necesitamos algo más que educación sexual en la escuela: necesitamos que los padres tengan una conversación pornográfica”, dicen desde la web del proyecto.

La web contiene herramientas en inglés, alemán, español e italiano divididas en función de la edad: menores de 11 años, de entre 11 y 15 y mayores de 15. A través de los recursos que Erika y Pablo ofrecen, los padres pueden tratar cuestiones como qué es el porno (“El porno no es, ni representa un sexo real”), o cuestiones afectivas y relacionadas con la importancia del consentimiento (“El sexo siempre es mejor cuando lo haces con alguien en quien confías y que te trata con respeto”).


La sexualidad de las personas mayores sigue siendo un tema “tabú” en las residencias

Los profesionales, las familias y las propias personas usuarias reconocen que las necesidades sexuales de los residentes se perciben como algo “tabú” de lo que se habla poco, a pesar de que en no pocas ocasiones es fuente de dificultades e incertidumbres en la atención cotidiana. Y es que la sexualidad en personas mayores es un tema que tiende a ser ignorado, especialmente cuando éstas viven y son atendidas en entornos residenciales.

La sexualidad en personas mayores es un tema que tiende a ser ignorado, especialmente en entornos residenciales.

Así se como pone de manifiesto en “Sexualidad en centros residenciales para personas mayores: actitud de los profesionales y políticas institucionales”, un novedoso estudio de ámbito nacional sobre sexualidad en residencias de personas mayores realizado por la Universitat de Barcelona, en el que han participado 153 centros de 13 comunidades autónomas y un total de  2.229 profesionales de atención directa.

De los resultados presentados los autores del informe destacan las  siguientes conclusiones:

– Las situaciones que implican expresiones sexuales de los residentes no son inhabituales en los centros residenciales. Pese a ello, hay algunos comportamientos que son más frecuentes que otros: mientras los besos y caricias, así como la masturbación en hombres son relativamente comunes, otras, como las que tienen que ver con relaciones sexuales gays o lesbianas, lo son mucho menos.
– Los participantes diferencian entre prácticas comunes y buenas prácticas. Mientras en la práctica común las reacciones de tipo restrictivo son frecuentes, cuando se pregunta por buenas prácticas aparecen más respuestas que tiene que ver con el apoyo y la tolerancia. Esto implica que los profesionales saben lo que deberían hacer, pero no perciben que eso se lleve a cabo en sus centros de trabajo.
– La diferencia entre buena práctica y práctica común es especialmente acusada en situaciones que implican comportamiento sexuales inapropiados (exhibicionismo, tocamientos), en los que actuar poniéndose en el lugar del otro y sin caer en la simple restricción del comportamiento parece especialmente difícil.
– El caso de las personas con demencia, los profesionales tienden a ser más restrictivos cuando la relación sexual implica a una persona con demencia y a otra cognitivamente preservada, más que cuando implica a dos personas con demencia. Ello puede tener que ver con una tendencia a percibir abuso y falta de consentimiento cuando sólo una persona tiene demencia.
– Aunque algunas medidas para abordar la expresión sexual en residencias se llevan a cabo por una mayoría de centros (especialmente aquellas que tienen que ver con el reconocimiento de derechos, o la posibilidad de que las parejas compartan habitación), otras son todavía muy raramente implementadas. En este sentido, sería importante avanzar en aspectos como la formación e información de profesionales, residentes y familiares, así como en la disponibilidad de recursos y materiales para facilitar la expresión sexual de aquellos residentes que lo deseen.
– La filosofía del cuidado que orienta un centro es un elemento clave en  la práctica profesional y en la definición de la buena praxis. Para avanzar en una atención residencial donde se reconozcan derechos sexuales y se  respeten las expresiones individuales diversas, es necesario partir de modelos globales de Atención Centrada en la Persona. Modelos donde además de reconocer derechos, se pone en valor “lo diferente” y se proporcionan apoyos personalizados que buscan dar respuesta a las necesidades diversas de las personas desde una óptica que integre protección con autonomía y bienestar subjetivo.

Este estudio pretende orientar la buena praxis profesional e institucional ante las necesidades, expresiones y derechos sexuales de las personas mayores que viven en residencias.

Dirigido por el profesor Feliciano Villar, de la Facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona, este trabajo de investigación pretende conocer la situación actual del sector en relación a este tema, para así, desde el conocimiento de la realidad y el rigor, poder orientar la buena praxis profesional e institucional ante las necesidades, expresiones y derechos sexuales de las personas mayores que viven en residencias.

El equipo investigador está formado por el Dr. Feliciano Villar, director del estudio y profesor titular de la Universitat de Barcelona; el Dr. Rodrigo Serrat,  la Dra. Monserrat Celdrán, el Dr. Josep Fabà (todos ellos investigadores de esta Universidad) y la Dra. Teresa Martínez, psicóloga gerontóloga experta en Atención Centrada en la Persona (Principado de Asturias).


Más madres adolescentes por la violencia de género entre jóvenes

Una investigación de la Universidad de Zaragoza vincula el "dramático crecimiento de la violencia de género" entre los jóvenes con una alta tasa de embarazos. La maternidad adolescente en España es una realidad generalizada, no achacable solo a una determinada etnia ni a otras nacionalidades. "No solo un problema de gitanas y migrantes, también lo es de clases medias". Un equipo de sociólogos de la Universidad de Zaragoza ha pasado dos años ganándose la confianza de 32 madres adolescentes españolas, haciéndoles un seguimiento, explorando desde sus circunstancias familiares y sociales previas al embarazo hasta su vida actual con hijos a cargo. El hallazgo fundamental de su investigación es el vínculo existente entre la maternidad adolescente y el "dramático crecimiento de la violencia de género entre los jóvenes, que influye en una conducta malsana afectivo sexual", según lo explica Alessandro Gentile, autor principal del trabajo, junto a la antropóloga Ana María Hernández. "No son pocas las ocasiones en que los embarazos no deseados están originados en relaciones violentas con la pareja, incluso en edades muy tempranas", alertan.

La otra conclusión principal de esta dilatada investigación —titulada 'Relatos de madres adolescentes en la España actual' y  presentada el jueves— es que el fenómeno de la maternidad juvenil se ha generalizado en España —con tasas similares de fecundidad juvenil a las de hace veinte años y bastante más altas que en los países del entorno— debido a que ha dejado de ser un asunto exclusivo de unas determinadas etnias y nacionalidades. En lo estrictamente cuantitativo, la investigación de Gentile y Hernández destaca que la tasa de fecundidad entre los 15 y los 19 años en España no ha variado entre 1996 y 2015. Si acaso ha subido unas décimas y se estabiliza en 7,74 por cada 1.000 mujeres.

La "consistencia y actualidad de este fenómeno son importantes, y lo son aún más si comparamos la tasa de fecundidad de las españolas con las de sus coetáneas en algunos países de nuestro entorno como Alemania (3,44), Italia (3,82) o Francia (5,53)", señalan. En términos absolutos en el último año con datos oficiales, 2015, hubo 8.305 partos de madres menores de 19 años. Además, entorno al 10% lo fueron de padres varones mayores de 30 años. Es, por tanto "un fenómeno complejo, poco visible, actual y urgente", aseguran los expertos. El adelanto del debut sexual a los 16 años explica la alta tasa de fecundidad adolescente.

Entre los indicios sociológicos que explican la alta tasa de maternidad adolescente en España los autores de esta investigación destacan el adelanto del debut sexual. "Se adelanta paulatinamente y progresivamente la edad en la que nuestros adolescentes tienen su primera relación sexual completa, ahora a los 16 años de media, unos meses antes la mujer que el hombre". La edad media de la primera relación sexual completa se adelanta en 5,6 años desde la década de los sesenta del siglo pasado. Lo ha hecho paulatinamente, pues en 1996 el debut sexual se producía por término medio a los 18 años. Otro factor a tomar en cuenta es "el concepto juvenil del sexo como un rito de paso y como un evento en el que el chico y la chica afirman su identidad y pertenencia a un grupo de pares". Ambas condiciones se dan de manera generalizada en la sociedad lo que explicaría la generalización del fenómeno. "Ahora no es un asunto exclusivo de gitanas y migrantes, también es asunto de las clases medias", asegura Gentile. La investigación sugiere también que los embarazos juveniles se dan con mayor frecuencia en hogares disfuncionales —de los que las adolescentes buscan una salida hacia un nuevo hogar propio a través de la maternidad— y en chicas con trayectos educativos desfavorables previos al embarazo.

El núcleo central de la investigación comprende el relato de las experiencias de 32 madres adolescentes, todas pertenecientes al medio urbano, 18 de ellas residentes en Madrid y 14 en Zaragoza. Un total de 21 eran españolas autóctonas (4 de etnia gitana) y 11 nacionalizadas españolas, 9 de las cuales de origen latinoamericano y otras 2 de origen africano. Todas tuvieron un embarazo (accidental o voluntario) entre los años 2005 y 2016 con hombres mayores. Todas conocían y tenían acceso a métodos anticonceptivos y menos de la mitad, 12 chicas, siguen manteniendo relación con el padre de sus hijos.

La trampa del amor romántico y el embarazo Las entrevistas en profundidad a estas madres pusieron a los investigadores sobre la pista de un fenómeno poco visibilizado, creen ellos: la conexión de la maternidad adolescente y la violencia de género, y en concreto con "la trampa" de 'mito del amor romántico'. "Esta cuestión (la violencia de género entre los jóvenes) es muy seria y actual", se lee en el estudio, "los procesos judiciales por violencia machista en adolescentes aumentaron un 30% entre 2011 y 2012" y "un 25% de las chicas de 16 y 17 años declara en la macroencuesta de violencia contra la mujer que ha sufrido violencia psicológica de control, frente al 9,6% de la media de todas las encuestadas". Los expertos recuerdan que la violencia de género entre los jóvenes no se manifiesta principalmente de forma física, sino también simbólica o emocional.

Y han planteado como una interpretación posible en las maternidades analizadas la persistencia de "la trampa del mito del amor romántico", que se traduce en adolescentes que se quedan embarazadas sin desearlo y tras la asunción de riesgos en el ámbito de la sexualidad como forma de retener a sus parejas porque así creen sentirse más amadas y valoradas como mujeres. "Aceptan una entrega completa a la relación, ante el pensamiento de que, llegado el caso, un niño en común los unirá para siempre. Y eso resulta la trampa", explica el autor del estudio. Un argumento que se repetía entre las madres adolescentes era que con sus parejas no usaban preservativo por iniciativa masculina. "Bien porque decían que les restaba placer físico (a ellos) o porque si se utilizaba entonces ellas no demostraban verdaderamente que los querían".

La persuasión o imposición masculina conllevó, en estos caso, el nacimiento de un hijo del que se hizo responsable casi siempre en exclusiva la madre, porque el embarazo causó una situación a menudo de estrés que les llevó a romper la relación, según el estudio. De las 32 chicas, 30 volverían a quedarse embarazadas, pero no en las condiciones en que lo hicieron. No sufriendo violencia o no con aquel novio Los efectos de este modelo ideal de amor romántico en la vida sexual de una pareja pueden ser "devastadores" para ellas, inciden, por ejemplo "cuando el varón no corresponde a los sentimientos de su compañera pero los manipula para llegar a satisfacer sus deseos eróticos, se despliega un chantaje emocional que acaba afectando a las esferas más íntimas y menos visibles de la relación". Cuatro de las madres del estudio viven inmersas en procesos de denuncia por malos tratos, y la expareja de una quinta está en prisión por agresiones físicas. Sus relatos evidencian rasgos en común, como pocas relaciones sociales y una convivencia familiar difícil.

Unos noviazgos controladores, en los que ellos apostillan todo lo que ellas hacen o dicen y se vuelven intrusivos, cambiando el rumbo de su cotidianeidad. "Pues al principio todo muy bien, pero luego pues como que empezó a hacer un poco en plan machista, me empujaba y con golpes también, incluso estando embarazada (...).

Un día me pegó en la calle y con el cable, con el teléfono de una cabina. ¿Qué pasa? Que yo en esa época no sé que me pasaba pero yo le veía, aunque él me hiciera eso, como un Dios", refiere una de las adolescentes. El deseo de proteger a los hijos de un entorno violento será la razón principal por la que todas consiguen romper el vínculo con el padre y expareja. Los investigadores creen insuficiente basar la educación afectivo sexual de los adolescentes españoles en la información sobre métodos anticonceptivos. "No garantiza eficiencia. Lo que se requiere ahora es más prevención.

Se trata de educar en un marco de igualdad, de corresponsabilidad entre chicos y chicas, de empoderar a las mujeres para que establezcan relaciones sanas en las que ambos crezcan en su personalidad y que sean conscientes no solo de cómo prevenir un embarazo no deseado, sino de cómo llevar una relación afectivo-sexual sincera y respetuosa", recomiendan en el capítulo de las conclusiones. También apelan a que la escuela detecte "violencia o asimetría en las relaciones, si hay esa transmisión del mito romántico". El sociólogo Gentile destaca cómo "de las 32 chicas (del estudio), 30 afirman que volverían a quedarse embarazadas, pero no en las condiciones en que lo hicieron. No sufriendo violencia o no con aquel novio, nos dijeron. Eso sí, no reniegan del embarazo y al hijo les une un amor incondicional. Ellas ahora son lo que son por lo que han afrontado y se reivindican mucho más empoderadas", resume el autor del estudio.


Diseñada una pastilla capaz de controlar el VIH con una sola toma semanal

El estudio va en la línea de otros muchos trabajos diseñados a simplificar el tratamiento del VIH en el que hay muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos efectos secundarios, pero con posibilidad de mejora.

La falta de ‘adherencia terapéutica’, o lo que es lo mismo, no tomarse el tratamiento o no hacerlo tal y como lo prescribió el médico, constituye uno de los principales problemas en la lucha frente a la infección por el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH). No en vano, de nada sirve contar con fármacos antirretrovirales que permiten a los pacientes vivir muchas décadas tras haber contraído la infección –aunque no sean capaces de erradicar definitivamente el virus– si no se toman adecuadamente. Una situación que, según los estudios, resulta común en hasta un 30% de las personas con el virus. Pero, ¿no hay nada que se pueda hacer para mejorar esta adherencia? Pues sí. Hay que ‘simplificar’ los tratamientos para que los afectados no se vean obligatoriamente abocados a tomar una –o varias– pastilla todos los días y durante toda la vida. De ahí la importancia de un estudio dirigido por investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston (EE.UU.), en el que se muestra que el VIH puede ser tratado con la toma de una única pastilla semanal.

El estudio, publicado en la revista «Nature Communications», describe una nueva pastilla o, como definen los autores, ‘minicaja de pastillas’, que una vez ingerida permanece en el estómago y libera a lo largo de más de una semana las dosis necesarias de tres potentes fármacos antirretrovirales –‘dolutegravir’, ‘rilpivirina’ y ‘cabotegravir’–. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –cerdos-.

Como explica Giovanni Traverso, co-autor de la investigación, «nuestro trabajo muestra que este sistema de dosificación de liberación lenta funciona igual o mejor que las dosis diarias actuales frente al VIH en modelos preclínicos».

Mejor que una inyección

Hace ya años que se desarrolló la primera píldora en la que se combinaban distintos fármacos antirretrovirales para su toma diaria por los pacientes. Un logro que supuso una auténtica revolución en el tratamiento del VIH pero que, a tenor de los resultados, no parece ser suficiente. Por lo menos para un 30% de las personas que conviven con el virus. Tal es así que el objetivo es, en la medida de lo posible, alargar aún más las tomas. Algo que se ha conseguido por la vía endovenosa: en julio del pasado año se publicó un estudio que describía cómo una terapia antirretroviral inyectable de acción prolongada con dos fármacos –cabotegravir y rilpivirina– y administrada cada cuatro u ocho semanas era tan efectiva como la dosis oral diaria con estos medicamentos a la hora de mantener la supresión viral en pacientes con VIH. Sin embargo, no se sabe si esta alternativa mejorará realmente la adherencia al tratamiento. Y puestos a elegir, siempre será mejor una píldora que una inyección.

En el estudio, los autores se basaron en una cápsula que diseñaron en 2016 y que, una vez en el estómago, adquiere una forma de estrella para que no pueda pasar a través del píloro –la conexión entre el estómago y el intestino delgado–. Es decir, que no tiene más remedio que quedarse en el estómago. Y lo que es más importante, la cápsula está ‘construida’ con polímeros que permiten una liberación lenta de los fármacos contenidos en su interior. Concretamente, la cápsula contiene seis compartimentos, por lo que se pueden incluir seis fármacos.

El nuevo sistema de dosificación de liberación lenta funciona igual o mejor que las dosis diarias actuales frente al VIH.

La pregunta es: ¿funciona en el caso del VIH? Pues para averiguarlo, los autores incluyeron en la cápsula tres fármacos antirretrovirales cuya combinación ya ha demostrado ser muy útil a la hora de prevenir la infección o de lograr la supresión viral en pacientes ya infectados y la probaron en un modelo animal –cerdos–. ¿Y qué pasó? Pues que de acuerdo con los resultados, los niveles de los fármacos detectados durante algo más de una semana en la sangre de los animales fueron iguales a las que se alcanzan cuando se administra la píldora diaria de cada uno de los fármacos.

Es más; los autores recurrieron a un modelo matemático para analizar si el uso de esta cápsula podría mejorar las actuales tasas de adherencia terapéutica. Y según los resultados, alcanzados tras realizar multitud de simulaciones de las dinámicas virales y de los patrones de adherencia de los pacientes, el paso de la pastilla ‘diaria’ a la ‘semanal’ no solo aseguraría la adherencia de los pacientes, sino que mejoraría en más de un 20% la eficacia de las estrategias de prevención basadas en el uso de fármacos para prevenir la infección por el VIH –la denominada ‘profilaxis pre-exposición’ o ‘PrEP’.

Como indican los autores, «las simulaciones llevadas a cabo con modelos de poblaciones en Sudáfrica mostraron que la implementación de esta dosificación semanal tiene el potencial de prevenir entre 200.000 y 800.000 nuevas infecciones en los próximos 20 años».

¿Adiós a las resistencias?

En definitiva, la nueva ‘minicaja de pastillas’ podría mejorar, y mucho, la adherencia al tratamiento antirretroviral y la prevención de nuevas infecciones. Así, los autores ya están trabajando para ‘traducir’ los resultados alcanzados con los animales en una terapia para los pacientes.

Como concluye Andrew Bellinger, directivo de Lyndra, compañía biofarmacéutica encargada de la investigación y desarrollo de esta terapia potencial, «dado que la población con VIH requiere una terapia antirretroviral de por vida, una alternativa oral de larga duración que pueda ser tomada en el domicilio facilitará que los pacientes de adhieran a sus tratamientos. Al ajustarse a la rutina habitual de cada paciente, esta terapia de larga duración se tomaría de forma consistente, lo que mejoraría el éxito terapéutico y ayudaría a evitar las resistencias virales».

Para Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona, el estudio va en la línea de otros muchos trabajos diseñados a simplificar el tratamiento del VIH. «Tenemos muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos efectos secundarios. Pero nuestro objetivo es que tenemos posibilidad de mejora». Martínez, miembro de Gesida, comenta a ABC que este dispositivo tiene ventajas, pero también «inconvenientes».

Tenemos muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos efectos secundarios. Pero nuestro objetivo es que tenemos posibilidad de mejora.

La simplificación de un tratamiento crónico, como el del VIH, señala Martínez también se puede obtener de manera más sencilla. Por ejemplo, admnistrando los fármacos 3 días por semana o eliminando uno de los tres medicamentos y apostar por una terapia doble, pero siempre con la seguridad para el paciente. En este snetido, ha indicado a ABC que su grupo tiene en marcha un pequeño ensayo clínico piloto con 60 pacientes a los que se administra la terapia antiterretrtovial, Atripla (una pastilla que contiene tres medicamentos efavirenz, emtricitabina y tenofovir. «Tras tres años de seguimineto ninguno de los pacientes ha tenido fracaso virológico».

Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, experto en VIH en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, no ve muy factible esta alternativa. «El modelo está en animales de laboratorio y creo que es algo que todavía está muy lejos de la practica clínica». Este experto de SEISIDA ve más factible, por ejemplo, la inyección intramuscular de antirretrovirales cada 4-8 semanas.