miércoles, 17 de febrero de 2016
Los nueve beneficios de la masturbación, más allá del orgasmo
Cada vez parecen más claras las funciones reguladoras
y terapéuticas del orgasmo, sin necesidad de que medien fines reproductores.
Es fácil pensar que el objeto último del orgasmo es
la reproducción, y así lo creen numerosas culturas y, sobre todo, religiones:
una recompensa de la madre naturaleza por el sacrificio de procrear. Sin
embargo, tanto la ciencia como la propia naturaleza demuestran que las cosas no
funcionan de este modo, al menos no siempre. Y en caso de que el anterior
enunciado fuera válido, la masturbación carecería de sentido, puesto que es
enemiga de la reproducción.
Pero existe y compite con el coito por el orgasmo. ¿Fallo
evolutivo o alternativa terapéutica para los ejemplares maduros de la especie?
Al parecer es más bien lo segundo, puesto que el orgasmo es mucho más que una
descarga nerviosa que nos produce placer. Durante él se desencadenan múltiples
reacciones, químicas, fisiológicas e incluso físicas, y todas ellas tienen
consecuencias importantes sobre nuestro cuerpo. A continuación explicamos nueve
maneras en las que podemos beneficiarnos de la masturbación para mejorar
nuestro bienestar.
1. Como coadyuvante del sueño
Dos de las hormonas que se secretan en mayor proporción
durante el orgasmo, y la excitación que le precede, son la serotonina y, en los
hombres, la prolactina. Tanto una como otra tienen intervención en la regulación
del sueño y la relajación. Los picos de prolactina generan en los hombres una
inhibición temporal de la producción de hormonas sexuales como la testosterona,
responsable entre otras muchas cosas del estrés del deseo sexual, la
agresividad, la competitividad, etc.
Ayudada por la serotonina, una hormona reguladora del
sueño, la prolactina nos produce un somnolencia postorgásmica que nos facilita
el quedarnos dormidos. Las mujeres también pueden verse favorecidas por la
serotonina, y aunque su secreción de prolactina no es tan pronunciada, sus niveles
de testosterona son entre 20 y 40 veces menores que en los hombres.
2. Como excitante
El orgasmo aumenta también la secreción de
noradrenalina. La noradrenalina es un estimulante que acelera las sinapsis,
aumenta la frecuencia cardíaca y está relacionada con los impulsos de alerta
ante peligros, en los que el cuerpo tiene que reaccionar con gran energía y
potencia. Así que, si no nos hemos dormido antes, tras el orgasmo
experimentaremos una mayor vitalidad.
3. Nos hace más sociables, especialmente si somos
mujeres
Otra hormona segregada a nuestro torrente sanguíneo
tras la masturbación y el consecuente orgasmo es la oxitocina. En ambos sexos
la oxitocina liberada durante un coito estimula la parte del cerebro
relacionada con el afecto y el amor, aunque se secreta en bastante mayor
proporción en mujeres que en hombres.
Pero la oxitocina también es un gran estimulante de
la sociabilidad y el deseo de llevar a cabo actividades creativas y comunicativas.
Entrando en el terreno de los tópicos, la oxitocina es la responsable de que a
las mujeres nos dé por reflexionar en voz alta tras el orgasmo, mientras que la
prolactina es la culpable de que los hombres sintamos sueño.
4. Es un buen analgésico
Tras masturbarnos sentimos una pronunciada sensación
de recompensa y bienestar físico, incluso de felicidad, que posteriormente
decrece más o menos rápido, según las personas. Una de las grandes culpables de
esta recompensa emocional es la ya comentada oxitocina, pero su mayor
protagonista es la dopamina, un potente neurotransmisor que actúa sistema del
placer del cerebro, suministrando los sentimientos de gozo y refuerzo para
motivar a una persona de manera proactiva, a fin de que realice ciertas
actividades. Entre ambas hormonas consiguen incluso anular temporalmente el
dolor.
5. Aumenta la concentración
Como se ha comentado, la oxitocina genera en las
mujeres una mayor creatividad intelectual y más capacidad comunicativa,
mientras que en el hombre la noradrenalina dispara la vitalidad, si bien no
debe relacionarse la misma con el deseo sexual, que queda inhibido por la
prolactina. Esta energía desprovista de libido nos permitirá centrarnos en
actividades intelectuales sin interferencias. Finalmente la serotonina también
contribuye a relajarnos y por tanto facilita la concentración.
6. Aumenta la lucidez en la tercera edad
Un estudio de la Universidad de Rostock, en Alemania,
sobre una población de individuos de ambos sexos septuagenarios y octogenarios,
analizó la relación entre su actividad sexual y el mantenimiento de sus
funciones cognitivas. El resultado fue que cuanto mayor era su actividad
sexual, mejor conservaban tanto sus aptitudes reflejas como su estado de forma
intelectual.
7. Refuerza el sistema cardiovascular
Un estudio conjunto de diferentes científicos
alemanes constató que al menos en los hombres los niveles de noradrenalina se
disparaban en el plasma sanguíneo tras el orgasmo masturbatorio, aumentando la
frecuencia cardíaca y la presión arterial. Estos incrementos mejoran la
circulación y ayudan a mantener el sistema cardiovascular activo. Quizá no
tanto como el deporte, pero seguro que más que el inmovilismo y la castidad.
8. Mejora el sistema inmunitario
En otro estudio conjunto, también de investigadores
de diversas universidades alemanas, se constató que los hombres que se
masturbaban presentaban tras el orgasmo unos elevados niveles de citocinas en
el plasma sanguíneo. Las citocinas son unas proteínas producidas por los
linfocitos, células defensivas, y relacionadas con la actividad inmunológica
del cuerpo frente a las infecciones.
9. Induce al parto
Si el parto se retrasa, mantener relaciones sexuales
puede ayudar a provocar las contracciones, pero también masturbarse o que la
masturben a una, por ejemplo con sexo oral. El orgasmo aumenta la secreción de
la oxitocina, una de las hormonas responsables de las contracciones.
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