miércoles, 1 de marzo de 2017
¿Por qué ven porno nuestros hijos?
Casi el 10% de los consumidores de pornografía en
internet son menores de 10 años, niños y niñas que creen que lo que están
viendo son situaciones reales. ¿Qué es lo que buscan?¿Les estamos protegiendo?
¿Estamos ciegos o preferimos no saber?
Una mujer, digamos que se llama Susana, descubre en
el historial de su ordenador portátil un reguero de páginas pornográficas. Lo
primero que hace es preguntarle a su marido, pero él niega haber estado en esas
webs. Ambos repasan el camino dejado de videos de Youtube que van pasando del
último al primero, que es... ¡de Bob Esponja! Se miran incrédulos. ¿Puede su
hija de ocho años haber estado consumiendo porno? ¿Cómo ha llegado hasta ahí?
Cuando Susana le pregunta a la pequeña, la niña lo niega. Pero ante el tono
tranquilo de su madre y su insistencia, acaba por confesar la verdad: en el
colegio había escuchado algunas palabras y quería saber lo que significaban. Al
ponerlas en el buscador, salieron aquellos vídeos. "Mami, ¿es eso lo que
hacéis cuando hacéis sexo?", pregunta, pero Susana, atribulada, solo atina
a decir: "Luego hablamos".
El caso no es aislado. Según el proveedor de
ciberseguridad Bitdefender, pese a que las webs piden confirmar la mayoría de
edad, casi el 10% de los consumidores de porno en internet tiene menos de 10
años. Además, la Asociación Protégeles señala que el 53,5% de los adolescentes
españoles de entre 14 y 17 años suele ver porno en Internet, mientras que un
4,1% de los menores de 11 y 12 años recibe contenidos sexuales en el móvil.
¿Qué está pasando? Nada nuevo en cuanto a contenido
aunque sí respecto al modo de acceso a la información. Tendemos a ver a los
niños como seres angelicales, pero lo cierto es que el sexo despierta una
curiosidad casi innata en ellos, que se ve acentuada por las respuestas
incómodas que suelen dar los adultos cuando se menciona el tema. A veces, los
niños se atreven a preguntar pero, si los mayores evitan hablar de sexo y ellos
no se sienten escuchados, harán lo que hacemos todos cuando tenemos dudas:
buscar en Internet. Según la compañía de seguridad Kaspersky Lab, el 39,9% de
las búsquedas de los niños españoles estaba relacionada con contenidos
pornográficos.
En primer lugar, Susana y su marido tendrían que
haber instalado contraseñas en sus dispositivos móviles para impedir a su hija
navegar indiscriminadamente por la red. "A nadie se le ocurriría dejar
solo en la calle a su hijo de siete u ocho años. Del mismo modo, en internet
hay que acompañarles y explicarles los riesgos virtuales", afirma Silvia
Álava, directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes.
Seguros en la red
Lo primero es poner el ordenador en un lugar que
permita ver la pantalla. Además, se puede activar un sistema de control
parental con alguna compañía de seguridad (muchas incluso ofrecen sistemas para
monitorizar su actividad online a distancia). Sin embargo, hay que tener en
cuenta que "prohibirles" internet no sirve de nada: si un niño quiere
acceder a la web, va a acceder antes o después. Así que lo importante es que
entiendan los peligros que puede haber en ella, dedicarles tiempo, educarles.
Cuéntales que es ilegal que los menores accedan a páginas pornográficas pero,
sobre todo, aliéntales a confiar en ti para hablar del tema sexual con naturalidad.
También puedes limitar el usos de los dispositivos electrónicos (las comidas,
el tiempo de estudio, y la noche deben ser sagrados). Finalmente, da ejemplo y
"desconecta": aprenden por imitación y ver a los padres siempre
enganchados a los dispostivos fomenta que ellos también lo hagan.
Que los dispositivos electrónicos a los que tengan
acceso los niños estén protegidos con filtros adecuados para su edad es
primordial. El más conocido de ellos es el control parental. "Este módulo
filtra los contenidos a los que los niños pueden acceder", explica Alfonso
Ramírez, director general de Kaspersky Lab Iberia, una empresa de software de
seguridad, que señala que los niños están muy por delante de los padres en
tecnología. "Y, sin embargo, no son conscientes de los riesgos",
advierte.
Las amenazas más comunes para los menores en internet
son la pornografía, los virus o las cuentas robadas, pero también el
ciberacoso, que sufre un 7% de menores, según el estudio Growing Up Online,
elaborado por la citada firma. Ramírez considera que la educación en materia de
seguridad es fundamental, por eso han creado, con la Fundación Alia2, el
proyecto Familia Segura (www.familiasegura.es) para concienciar a padres, niños
y profesores sobre los riesgos y darles herramientas de prevención.
Para la Unesco, la educación sexual debería ser tan
importante como las matemáticas
Otra manera de evitar que los niños busquen términos
como "sexo" en internet es que tengan información y no les parezca
algo "prohibido" y, por tanto, tentador. Cuando los investigadores
Douglas Kirby y Nanette Ecker presentaron las Directrices Internacionales de
Sexualidad de la UNESCO, en 2009, aseguraron que la educación sexual debería
ser "tan importante como las matemáticas" en las escuelas. Sin
embargo, en nuestro país la educación afectivo-sexual se mantiene en un limbo
del que nadie se quiere hacer cargo.
La psicóloga Silvia Álava, directora del área
infantil del Centro de Psicología Álava Reyes y autora de Queremos que crezcan
felices (JdeJ Editores), nos da consejos para los padres.
Hablemos de sexo
No dejes ni una pregunta sin contestar. Lo que tú no
resuelvas, será rastreado en internet.
Darles una buena educación afectivo-sexual les
ayudará a sentirse bien, a aceptarse y a relacionarse con los otros.
Conviene hablar antes de la adolescencia, antes de
que la figura del padre y la madre cambie y dejen de considerarles sus
héroes/heroínas.
Si te dejan desconcertado, gana tiempo preguntando:
"¿Tú qué crees?" o "¿Qué te han dicho?". Así sabrás lo que
bulle en sus cabezas.
Mejor da respuestas concretas que largos discursos.
Si les ayudas sin aspavientos, sabrán que siempre
pueden acudir a ti para resolver sus problemas.
Si os pone nerviosos hablar de sexo, conversa
mientras hacéis alguna actividad que permita una charla casual.
Nombra las cosas por su nombre y con naturalidad.
No despaches el tema rápido, dedícale el tiempo
necesario y respeta los silencios y pudores de los menores.
"Ni está incluida en el currículo escolar, ni
está regulada fuera de él; solo aparece como una mera recomendación, sin
establecer quién y cómo debe realizarla o qué contenidos deben incluirse en
cada etapa educativa", explica Raquel Hurtado López, psicóloga y sexóloga
de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE). A juicio de esta
experta, "la educación sexual se entiende, de modo erróneo, como una forma
de adoctrinamiento y no como lo que es: una herramienta apoyada en hechos
científicos que permite ayudar a que chicos y chicas vivan su sexualidad de una
forma positiva y libre de riesgos", señala.
Así, aunque la ONU dice que todas las personas deben
tener acceso a una educación sexual de calidad, en nuestro país se ha
convertido en un tema político y polémico. En Alemania, sin embargo, se imparte
en las escuelas y es obligatoria. El objetivo es educar pero también prevenir
para los menores sepan detectar y evitar los abusos sexuales.
Katharina von der Gathem es educadora sexual y autora
del premiado libro Cuéntamelo todo (Takatuka, 2015). En él responde a 101
preguntas relacionadas con el sexo formuladas que alumnas y alumnos de 3º y 4º
de Primaria le dejaban de forma anónima. "A los nueve y 10 años, los niños
suelen ser increíblemente abiertos y curiosos, les divierte saber qué les va a
pasar en la pubertad. Seamos realistas, los niños ven sexo en todas partes:
anuncios, películas, internet, en el patio de la escuela o con los hermanos
mayores. No podemos taparles los ojos y las orejas -añade-. Cuando los adultos
escuchamos la palabra sexo pensamos en vergüenza, erotismo y oscuros secretos,
pero los niños solo sienten curiosidad porque miran el mundo con naturalidad y
sin prejuicios. Si preguntan, es porque quieren saber".
En su libro, Katharina von der Gathem contesta
preguntas variopintas como: "¿Cuánto mide un espermatozoide?";
"¿Podemos no llegar a la pubertad?". O, la gran duda: "¿Cómo se
hace el sexo?". "Con frecuencia, los padres me dicen: "A mi hijo
ese tema no le interesa". Si ellos supieran...", comenta la autora,
que señala que ha notado un incremento de dudas infantiles que parecen
inspiradas en lo que ven en internet. "Encuentro cada vez más preguntas
del tipo: "¿Cómo se hace sexo entre tres?" o "¿Hay que tragarse
el esperma?". Por eso es aún más importante que los adultos nos ofrezcamos
como interlocutores y tomemos en serio a los niños y a sus preguntas",
señala.
La psicóloga Silvia Álava también cree fundamental
que los padres se impliquen en la educación afectivo-sexual de sus hijos.
"Ellos le pueden enseñar los valores familiares", explica y sugiere
que la mejor forma de comenzar es hablar al niño del amor y la amistad que hay
entre ellos, de su compañerismo, de cómo se ayudan... Y luego ir avanzando para
crear un clima de confianza con los hijos donde se llamen a las cosas por su
nombre: pene, vulva, testículos... "Que sientan que es algo natural. Si el
niño tiene una duda, tienen que ayudarle a resolverla adecuando la información
a su edad. Que no quede ni una pregunta en el aire. Si tú no la contestas,
recurrirán a internet".
En caso de "pillarlos" consumiendo porno, o
de encontrar el rastro en el historial del ordenador o del móvil, hay que
afrontarlo con naturalidad. Lo fundamental es que entiendan que la pornografía
no es la realidad. Uno de los problemas del consumo de pornografía por parte de
los menores es que, al no estar formados, no tienen capacidad para entender lo
que ven, ni para saber qué es ficción. Un dato muy significativo: el 53% de los
niños que reconocían haber visto pornografía y el 39% de las niñas la
consideraban como una representación realista del sexo, según un estudio de la
Universidad de Middlesex (Gran Bretaña). En esa misma encuesta, el 39% de los
adolescentes de entre 13 y 14 años y una quinta parte de los niños de 11 y 12
años afirmaron querer imitar el comportamiento que habían visto en pantalla.
El problema en cifras
El 30% de los niños españoles ya tiene un smartphone
a los 10 años y el 70%, a los 12. Desde los dos años, juegan con los de sus
padres y tienen acceso a videos de Youtube.
El 39,9% de las páginas que visitan los niños
españoles tienen contenidos pornográficos, según Kaspersky Lab.
El 53% de los púberes y adolescentes de entre 11 y 16
años ha visto pornografía explícita en la red, el 38% en un ordenador portátil
y el 33% desde un teléfono móvil. Casi el 60% de ellos lo hizo en su casa.,
según un estudio de la Universidad de Middlesex (Reino Unido).
El 45% de los menores accede a la red desde
ordenadores que no tienen filtros de contenidos.
El 70% de los adolescentes duerme con el teléfono
encendido durante toda la noche.
El 12" 8% de los jóvenes ha accedido a páginas
de contenido sexual. ¿El motivo que aducen? Curiosidad.
El uso de ordenador entre los menores es casi
universal (94,9%). El 95,2% de ellos accede a internet.
Si nuestro primer contacto con la sexualidad es a
través es esa "realidad" deformada, alejada de la parte afectiva,
podemos hacernos mucho daño", explica Silvia Álava, que considera que,
además, tiene un componente agresivo y violento, y muestra a la mujer como un
objeto de uso "algo que no favorece la igualdad ni el respeto".
Además, "lamentablemente, en muchos casos es la única fuente de
información sobre el tema", añade Raquel Hurtado López, quien considera
que el sexo sigue siendo un tabú.
"La mayor parte de los adultos no ha recibido
una educación sexual adecuada. De esta forma, se transmiten no solo el sonrojo
al hablar de ello, sino también muchos mitos", añade. Así que, volviendo
al caso de Susana, lo primero que debería tener claro es que tiene que hablar
con su hija con naturalidad de los vídeos que ha visto, preguntarle por sus
dudas y ayudarla a resolverlas. ¡Y poner contraseñas en todos los dispositivos
electrónicos de casa!.
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