domingo, 1 de mayo de 2016
"Mamá, ¿yo soy chica?"
"Ser un hombre con pene y testículos o ser una
mujer con vulva es lo habitual. Pero no lo normal. Existen los hombres con
vulva y las mujeres con pene. No es lo habitual, pero sí es normal",
explica un sexólogo.
Familiares de menores transexuales piden que se
desarrolle la ley de no discriminación por motivo de identidad de género.
Imagina que el colegio de tu hijo te anuncia que va a
llegar a dar clase un nuevo profesor, te invitan a conocerlo en una charla y,
en la reunión, descubres que se trata de una persona negra. Cuando vuelves a
casa, con suerte, tu hijo te pregunta qué tal la reunión. ¿Te sentirías en la
obligación de advertirle que su nuevo profesor es negro? ¿O te sentirías más
inclinado a explicarle lo que su nuevo profesor ha expuesto sobre sus planes
para el curso?.
Este mismo ejemplo ha sido planteado a cerca de un
centenar de padres de un centro educativo público en Navarra, para invitarles a
reflexionar sobre qué debían contar a sus hijos después de una reunión a la que
les citó la dirección del centro. El tema a tratar, la situación de un menor
transexual que ha decidido presentarse ante sus compañeros de curso, y ante la
sociedad en general, como lo que es: un chico con vagina.
Tras escuchar el testimonio de la madre del chico, de
un sexólogo que trabaja en el acompañamiento de los menores transexuales, y
después de valorar los consejos y las pautas de comportamiento que se
expusieron, uno de los padres pregunta: “Y ahora, ¿qué les decimos a nuestros
hijos?”.
La reflexión sobre el supuesto profesor negro sirve
de ejemplo para explicar que los niños aceptan con naturalidad la realidad en
la que viven. Seguramente, los compañeros del menor transexual han asumido su
situación con mucha más normalidad que la que emplean los adultos para hacerse
cargo de un asunto que les resulta extraordinario. Así que lo más sencillo es
no hacer artificioso un tema que los niños ven natural. Si no piden
explicaciones sobre su compañero de clase, no hay por qué dárselas. Y si las
piden, todo puede explicarse desde el respeto. En la reunión se dieron multitud
de pautas para hacerlo.
Genitalidad e identidad sexual
“Si yo te pregunto, Joseba, ¿tú por qué eres hombre?
Seguramente lo primero que te sale responder es ‘porque tengo pito y los huevos
bien puestos’, que es lo que responderíamos la mayoría de los hombres. Porque
los huevos seguro que los tenemos bien puestos, pero los conceptos no sé si
tanto”. Aingeru Mayor, sexólogo y responsable de Chrysallis, tiene
perfectamente estudiado el impacto que causa en los alumnos y padres el comienzo
de su charla. Necesita ese impacto, porque requiere toda la atención del
auditorio para conseguir transmitir su mensaje a través de la emoción.
Prosigue su coloquio: “Vamos a hacer un experimento.
Yo traigo aquí mi bisturí recién afilado. Vamos a suponer, Joseba, que te
tumbas sobre esta mesa y yo te corto el pito y los huevos, luego te coso, te
curas, y dentro de unas semanas volvemos y te haré esta pregunta: Joseba, ¿tú
eres hombre o mujer?”. Se escucha alguna risa entre los asistentes a la reunión
y el aludido Joseba se sonroja, pero Mayor acude en su ayuda: “Posiblemente
sigas respondiendo que eres hombre, pero posiblemente también te sientas menos
hombre que antes. ¿Por qué? Porque en esta sociedad se le da mucha importancia
a lo de tener el pito bien grande y los huevos bien puestos. Pero tú te seguirías
sintiendo hombre”.
Este preámbulo sirve a Mayor para que calen profundo
dos de los mensajes más importantes que transmite en sus charlas. El primero
tiene que ver con el proceso de sexuación. “Las personas nos vamos haciendo
hombres, o mujeres, desde el momento de la concepción hasta nuestra muerte”,
recalca Mayor. Y el segundo mensaje: nos vamos haciendo hombres o mujeres con
elementos de ambos sexos, es decir, tenemos elementos masculinos y femeninos. “Y
todos estos rasgos entrelazados van construyendo el hilo argumental de nuestra
propia biografía”.
Por lo tanto, no es la genitalidad la que marca
nuestra identidad sexual. “Ser un hombre con pene y testículos o ser una mujer
con vulva es lo habitual. Pero no lo normal. Existen los hombres con vulva y
las mujeres con pene. No es lo habitual, pero sí es normal”. Según los datos de
la Asociación de Familias de Menores transexuales Chrysallis, la cifra de
menores transexuales en Navarra ronda el centenar. Mayor es sexólogo de esta
asociación y sabe bien de qué habla. Tiene dos hijas y una de ellas es
transexual.
Dudas e incertidumbres
La historia que los padres de menores transexuales
cuentan sobre sus hijos es similar en muchos aspectos. Las dudas iniciales, la
incertidumbre, la rebeldía ante los rasgos masculinos o femeninos impuestos por
la sociedad, el miedo, el no saber bien a qué se están enfrentando. En la reunión
del centro educativo navarro, la madre del menor relata su historia a los padres
de los compañeros de su hijo. Nació con vulva, pero desde que tuvo conciencia
de sí mismo tuvo muchas dudas. “Mamá, ¿yo soy chica?”, le preguntaba con
insistencia, extrañado de que se le adjudicase esa identidad.
Prefería jugar al fútbol, vestir siempre con pantalón,
estar con otros niños y llevar el pelo corto. Sus padres aceptaron esas
preferencias y le acompañaron en su proceso de elección. Con el tiempo, el
menor se atrevió a decirles que, en casa, le tratasen siempre como a un chico.
Fue un primer paso muy importante, relata su madre, una decisión que le costó
adoptar pero que le hizo ser muy feliz.
Tanto, que el menor descubrió que podía hacer más
grande el ámbito en el que se presentaba como chico. Ocurrió primero con la
familia, después con los amigos y los conocidos. Se iba ampliando el círculo.
Su madre cuenta que el camino hacia la verdadera identidad de su hijo ha estado
repleto de etapas en las que sólo daba el siguiente paso cuando se sentía
plenamente seguro, aceptado y respetado.
La historia de Leo
La etapa final, la que ha supuesto que él mismo
cambiase su nombre y que se presentase ante sus compañeros de clase, ante sus
vecinos y ante todo el mundo como lo que es, un chico, llegó después de ver un
vídeo. En él se relata la historia de Leo, el primer niño transexual de Euskadi
tratado con inhibidor de la pubertad. Para este menor, el testimonio que
prestaba un sexólogo en el vídeo fue revelador. Pidió a sus padres ver al
profesional para poder hablar con él. Dicho y hecho.
La dirección del centro, en coordinación con el
Departamento de Educación, ha colaborado en todo momento para que la situación
de este menor se asuma con normalidad en el colegio. Se habló con el personal
del comedor, con el profesorado y, por último, con los padres de los compañeros
del niño. La madre del menor sólo pidió al resto de los padres una cosa:
respeto. Ella no estaba allí para decir a nadie cómo tiene que pensar. Estaba
allí para explicar la realidad de su hijo y para pedir a todos el respeto con
el que se trata a cualquier otro compañero.
Navarra fue pionera al aprobar en 2009 una ley foral
de no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los
derechos de las personas transexuales. Otras comunidades autónomas tomaron la
norma foral como referencia para regular legalmente esta materia. Sin embargo,
el contenido de la ley no ha terminado de desarrollarse en la práctica. Sí, hay
aspectos que recoge la ley y que funcionan correctamente, como la Unidad de
Transexuales e Intersexos, que cuenta con sexólogos y psicólogos que realizan
un seguimiento y acompañamiento a los menores transexuales.
Pero hay otros muchos artículos de la ley que se han
quedado solo en enunciado, y eso impide que la atención que reciben estos
menores pueda ser integral. El Parlamento foral ha aprobado recientemente el
compromiso de todos los grupos para la puesta en marcha de todos los recursos públicos
que contempla la ley. Mientras tanto, desde el departamento de Educación, el de
Salud, desde los centros educativos y con la colaboración de la Asociación
Chrysallis, se va haciendo frente de la mejor manera posible a los casos que se
ponen de manifiesto en las aulas. No es lo habitual, pero sí es lo normal. Por
eso se intenta la implicación de todas las personas que rodean al menor. Para
pedir respeto hacia su situación.
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