Los expertos advierten de que en España se está registrando "un repunte importante" de nuevas infecciones del VIH a través de relaciones homosexuales y bisexuales debido al abandono de las prácticas seguras de sexo y a "un optimismo excesivo" por los nuevos tratamientos. "Hoy los jóvenes homosexuales ya no ven a compañeros morir por Sida como ocurría en los años 80, lo que les lleva a bajar la guardia", alertó la secretaria del Plan Nacional sobre el Sida del Ministerio de Sanidad, Teresa Robledo.
Robledo, junto a Ventura Clóset, codirector del proyecto Hivacat, y Julián García, del centro Penitenciario de Castellón, ofrecieron una rueda de prensa con motivo del Congreso Nacional sobre sida que se celebra hasta el próximo viernes en el Palacio de Congresos de Valencia bajo el lema 'Una mirada al Mediterráneo'.
Al respecto, constató que mientras que en los últimos 12 años los casos han descendido un 80 por ciento, gracias a la reducción de contagios entre consumidores de drogas por vía parenteral y la estabilización en la transmisión heterosexual, en cambio, en consonancia con el resto de Europa occidental, ha aumentado un 20% en los últimos cinco años en las relaciones homosexuales y bisexuales no protegidas. Robledo atribuyó este incremento a las voces en contra del uso del preservativo, al excesivo optimismo por el éxito de los tratamientos antivirales y al abandono del sexo seguro.
No obstante, evidenció que se trata de una "pandemia con una gravedad sin precedentes que ha diezmado el capital humano, económico y social". Robledo ilustro "la gravedad" de esta crisis con algunos datos: 33 millones de personas viven con el VIH en 2007, más de 25 millones han fallecido por este virus, hay más de 2 millones de menores de 15 años infectados y más de 12 millones de huérfanos, unos 290.000 niños y niñas menores de 15 años murieron por este causas. Además, el 70 por ciento de los infectados en el mundo y el 56% de las embarazadas con VIH no puede acceder a los tratamientos antivirales. Por ello, recalcó la necesidad de encontrar una vacuna contra el Sida.
Al respecto, Ventura Clotet explicó que se está "a principio del final" de encontrar una vacuna, aunque advirtió de que "el final está lejos". No obstante, barruntó que en cinco años se puede disponer de un modelo de vacuna que haya pasado la fase I, lo que supondrá "haber logrado despertar una serie de respuestas inmunitarias en individuos sanos que se supone que serán protectoras en la población cuando se exponga al virus". Así, aclaró que este protección es teórica y que posteriormente habrá que confirmarla en ensayos clínicos. La mayor dificultad que se encuentran es encontrar una respuesta perdurable en el tiempo a este virus en toda su diversidad, sintetizó.
Clotet es el codirector del Hivacat, un proyecto de referencia internacional en la lucha contra el virus de inmunodeficiencia adquirida, que está liderada por el hospital Clínica de Barcelona y el Germnas Trias i pujol (Badalona), además del apoyo de los Laboratorios Esteve, la Fundación La Caixa y la Generalitat de Catalunya.
Así, coincidió en que en los últimos años se ha producido "un exceso de frivolidad" ya que aunque en el mundo desarrollado el sida se ha convertido en una enfermedad crónica, el VIH supone para los infectados envejecer unos 20 años, además de los problemas cardiovasculares, cognitivos o la propia toxicidad de los tratamientos, entre otros problemas. Además recalcó el alto coste que supone para el erario público ya que el tratamiento puede oscilar entre los 300 euros y los 3.000 euros mensuales por individuo. "Es insostenible", recalcó.
REDUCCION EN LA POBLACION RECLUSA
Por último Julio García, del Centro Penitenciario de Castellón, destacó que la tasa de infección de sida entre la oblación reclusa ha descendido del 30% en los años 90 al 10% actual gracias a la implantación de planes reducción de daños en las prisiones, centrados esencialmente en programas de metadona, educación sexual e intercambio de jeringuillas. No obstante, recalcó que "se debe seguir trabajando" ya que pese a esta reducción, el número absoluto de infectados en las cárceles se mantiene en unos 7.000 personas.
Al respecto, aclaró que la proporción de inmigrantes infectados que entran en las prisiones es menor que la población en española, lo que "ha ayudado a diluir de la alguna manera la importancia de la epidemia". No obstante, reconoció que en este colectivo sí que hay un mayor desconocimiento sobre esta enfermedad.
La característica del sida en las prisiones, explicó, es que 8 de cada 10 infectados se han contagiado por el consumo de drogas por vía parental. Al respecto, García sostuvo que al ser el sida "algo cotidiano" desde siempre en las prisiones, a diferencia de la estigmatización que se registra en la sociedad hacia los infectados, no se registra "ninguna discriminación entre los presos, ni por supuesto de la Administración".
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