lunes, 11 de agosto de 2008

La Transmisión del Sida se Castiga con la cárcel en Once Países Africanos

El juez Edwin Cameron se hizo mundialmente famoso hace ocho años, cuando utilizó la plataforma de la Conferencia Mundial del Sida que se celebraba en Durban (Sudáfrica) para hacer pública su condición de gay y seropositivo. Su lucha no ha terminado. Ocho años después, lidera un movimiento social a favor de la derogación de la leyes que en algunos países africanos condenan la transmisión del virus hasta con siete años de prisión. «La criminalización del sida extenderá aún más la epidemia», advierte.


-¿Qué le llevó a hacer publica su condición de portador del virus?
-Viví en secreto mi condición de seropositivo durante más de doce años. A finales de 1997 enfermé de sida. Cuando el tratamiento antirretroviral me devolvió la vida, me di cuenta de que tenía la fuerza y la determinación de decirlo.

-¿Por algún hecho en concreto?
-Sí, la muerte trágica y brutal de una joven mujer negra en Durban. En diciembre de 1998 dijo públicamente que tenía el VIH y fue golpeada y apedreada hasta la muerte por su propia comunidad. Pensé que, si esa mujer valiente, Gugu Dhlamini, sin la protección y privilegios que yo tengo lo había hecho, yo también debía dar el paso. Lo hice en abril de 1999 y es una de las cosas más positivas que he hecho en mi vida.

-Usted es la única figura pública de Sudáfrica que lo ha hecho.
-La razón de ello es el estigma y la discriminación. La gente se avergüenza de reconocerlo porque el VIH se transmite sexualmente; se asusta incluso de hacerse la prueba, lo que significa que hay personas que mueren innecesariamente sólo porque no se diagnostican. Los líderes públicos hablan de principios, pero aún esperamos que alguno de ellos diga abiertamente que tiene el virus.

-¿En qué ha cambiado el estigma desde su intervención en Durban?
-En mucho. El sida ya no es una enfermedad fatal. No es más que un virus que puede ser controlado eficazmente con un sencillo tratamiento médico. Ocurre también que en Sudáfrica vivimos lo que los epidemiólogos llaman el estadio maduro de la enfermedad.
Historia de un jardinero

-¿Y qué es eso?-Esta terrible frase quiere decir que todos y cada uno de los sudafricanos conoce a alguien que ha muerto, está muriendo o sufre los efectos del VIH. El lado positivo es que la gente se ha dado cuenta de que hay que ser práctico para enfrentarse con la infección.

-¿La discriminación es la misma por ser gay que VIH positivo?-No; pero hay una paradoja. En África, la epidemia nunca estuvo confinada a los mal llamados grupos de riesgo', sino que amenaza a la mayoría heterosexual. Desde el comienzo fue una enfermedad de la mayoría, lo que hizo impensables determinadas respuestas coercitivas como el aislamiento de los seropositivos o la imposición del test.

-¿Y la otra cara de la moneda?
-Nunca se enfatizaron los importantes riesgos a los que se exponen los hombres que tienen sexo con hombres. Esa es una laguna en la forma en que África se enfrenta al sida y una de sus grandes tragedias.

-En su libro 'Testigo del sida' cuenta la historia de un hombre que cuidaba su jardín. ¿Qué le pasó?
-Era un hombre de Zimbabue. Sabía que los antirretrovirales me habían salvado la vida y le ofrecí mi ayuda. La rechazó y fue adelgazando cada vez más, consumiéndose. Finalmente volvió a Zimbabue y murió solo. Nunca se hizo el test, ni se trató. A menudo pienso en él y creo que debería haber hecho más por ayudarle.

-¿No cree que fue suficiente prestarle su ayuda incondicional?
-Él sentía no sólo el estigma externo, el que procede de otras personas y se manifiesta en forma de discriminación y ostracismo, sino también el interno: su propio horror a tener sida. Tenemos que facilitar el acceso a la medicación y a la prueba del sida a los africanos. Debe ser algo rutinario. Si hubiera sido así, mi jardinero estaría vivo.

-¿La ley protege con eficacia a las personas que viven con VIH?
-Sudáfrica tiene muchas leyes que prohiben la discriminación en el trabajo y los beneficios sociales. El problema es que no se puede legislar contra todas las formas de discriminación. Las mujeres africanas la sufren especialmente. En demasiadas ocasiones son golpeadas y expulsadas de sus casas.

-¿Por qué dice que el miedo irracional y el estigma alimentan la promulgación de leyes que criminalizan la transmisión del virus del sida?
-Los legisladores -es comprensible- quieren dar una respuesta efectiva a la gigantesca epidemia de África. Pero equivocadamente están recurriendo a hacer leyes que criminalizan a los portadores del VIH.

-Sea más concreto, por favor.-Once países africanos ha aprobado una ley que convierte en criminal -lo castiga con una dura condena de 7 años- a cualquiera que sepa que tiene el VIH y tenga un 'contacto sexual' con cualquier persona, sin haberla informado 'con anterioridad'. La ley no especifica que se entiende por 'contacto sexual'. ¿Es penetración, besarse, acariciarse?

-¿Es muy vaga, ambigua...?
-...Tampoco aclara que quiere decir 'con anterioridad'. Es una ley terrible que va demasiado lejos y que criminaliza a las personas por el virus que llevan, no por lo que hacen. Es una respuesta de pánico frente a una epidemia masiva, que es alimentada por actitudes irracionales y estigmatizadoras.

-¿Si se transmite conscientemente?-Conscientemente quiere decir deliberadamente. La intención de esa persona es infectar a su pareja. Entonces, ese tipo es un criminal y merece ser castigado. Pero no se necesita una legislación especial para afrontar una conducta así.

-¿A qué se refiere?
-Las leyes africanas criminalizan la exposición, incluso si no se ha transmitido el virus. Criminalizan la negligencia, no el intento deliberado. Esas leyes alejaran a la gente del test y el tratamiento.

-¿Por qué se pena la transmisión del VIH y no de la tuberculosis?
-Precisamente por el estigma que rodea al VI H. Al sida se le singulariza con medidas punitivas que no tienen justificación alguna desde el punto de vista de la salud pública. De hecho, van contra de ella.

-¿Qué enseñanzas podemos sacar de lo que ha ocurrido en los últimos 18 años con el sida en África?
-Ha sido humillante, pero con aspectos muy positivos. El sida desafia nuestra racionalidad y nuestra humanidad. Hemos tenido que enfrentarnos a nuestros propios temores, a nuestros propios prejuicios, a nuestro miedo a la muerte y al sufrimiento. Y en muchas ocasiones hemos respondido bien.

-Permítame una pregunta más personal. Usted, ¿qué tal está de salud?
-Tengo una salud excelente y me siento un privilegiado por poder llevar una vida intensa, llena y productiva. Soy muy deportista y cada año tomo parte en una de las carreras ciclistas más apasionantes del mundo, la Cape Argus, un desafío para los ciclistas a lo largo de 108 kms de montañas y valles de la espectacular península de Ciudad del Cabo. El pasado año mi tiempo bajó a 4 horas y 5 minutos. ¡El próximo quiero bajarlo aún más, a 4 horas!

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