sábado, 10 de febrero de 2018
Madres solas por elección: un nuevo modelo de familia
Por lo
general, son mujeres de 35 a 45 años, con un alto nivel académico y nivel
adquisitivo aceptable.
La
decisión de ser “madres solas por elección” (“single mother by choice”) o “solo
mother” (sin traducción), es un fenómeno emergente en la sociedad española
actual. Bajo la acepción de “madres solas por elección” se incluyen tanto
aquellas mujeres que planificaron a priori ser madres en solitario y, por
tanto, recurrieron a distintas estrategias y procedimientos para ello como
técnicas de reproducción asistida, la adopción, etc; como aquellas otras que se
encontraron con una maternidad biológica no buscada en principio, pero que
asumieron en solitario desde el inicio, frente a otras salidas posibles (aborto,
dar al bebé en adopción, etc.) (Cif. Davies y Rains, 1995; Siegel, 1998). Se
trataría, según la comunidad científica, de “madres solas por decisión propia”,
tanto porque en unos casos así lo idearon y planificaron, como porque en otros
casos, convirtieron una maternidad por azar en una maternidad por decisión.
La
determinación de ser “solo madre” está marcada fundamentalmente por las
circunstancias vitales en las que la mujer se encuentra –solvencia económica,
sin pareja y en el límite de la edad. En muchos casos, el reloj biológico
impone sus propios condicionamientos y les sitúa ante una coyuntura que deben
afrontar y que no es otra que la decisión de ser madre.
El perfil
de la mujer que se enfrenta a la decisión de ser “madre sola por elección”, según
distintos estudios, se ajusta a un modelo que se caracteriza por tratarse de
mujeres adultas (35 a 45 años de edad), alto nivel académico y/o empleos
cualificados, nivel adquisitivo aceptable, amplias e implicadas redes sociales
y, muy especialmente, el deseo de ser madres y la planificación que esa
situación requiere. En este sentido, María Victoria Paloma Gómez García,
profesora Titular de Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid, opina
que el aumento del número de mujeres que toman la decisión de ser “madres solas
por elección” se debe “al avance imparable de su deseo de independencia,
acompañado de la voluntad de muchas de ellas de no dejar pasar la experiencia
de la maternidad, aun no reuniendo las "condiciones" que tradicionalmente
se pensaban necesarias para dar el paso”. Además, en opinión de Gómez García, a
esta decisión se unen otros factores como “la prolongación del tiempo de
formación, las dificultades relacionadas con la consecución de una mínima
estabilidad profesional y la naturaleza efímera de muchas relaciones
personales. No es difícil que estos factores sitúen a mujeres sin pareja ante
la disyuntiva de ser madres o no y decidan asumir la experiencia”.
Factores
que influyen en la decisión
María
Brichette Uncal, psicóloga del Instituto Europeo de Fertilidad (IEF) y
coordinadora del grupo de Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad
(SEF), pertenece a este grupo de mujeres que en nuestro país han decidido ser
“madres solas por elección”. Entre los principales factores que llevan a una
mujer a llevar a cabo una maternidad en solitario, en opinión de Brichette
Uncal está "el deseo de ser madre y no contar con un pareja en ese momento
- que cumpliese con las expectativas que la mujer tendría para el padre sus
hijos, y/o el otro factor más frecuente sería estar en el límite de la edad
aconsejable para conseguir la gestación".
Brichette
Uncal apunta que el entorno social, laboral, económico o emocional se encuentra
estrechamente relacionado con la toma de decisión de ser “solo madre”. En este
sentido, cree que, “el entorno social puede influir mostrando un acceso a la
maternidad antes inexistente y el laboral indirectamente pueden influir al
retrasar la maternidad en aras de una mejor situación profesional”. Desde su
experiencia profesional, Brichette Uncal manifiesta que “el factor económico y
emocional son fundamentales a la hora de llevar a cabo este proyecto vital,
pero no en la decisión”, y reitera que “actualmente existe una amplia red de
apoyo social”.
La doctora
Ana de Lucas, psicóloga perteneciente al equipo que conforma Psico-salud, habla
sobre el papel que puede tener la intervención psicológica como herramienta de
apoyo en esta decisión personal y manifiesta que “cuando una persona decide
lanzarse a la maternidad en solitario hay que afrontar la situación
planteándose el porqué. Hay que analizar las razones que llevan a mujer a
embarcarse en la aventura de la maternidad, a asumir toda la responsabilidad de
traer al mundo a un bebé. Muchas veces esta decisión viene acompañada de dudas
e incertidumbres. La intervención terapéutica ayuda a aclarar estas dudas que
surgirán a lo largo del proceso, no solo como apoyo sino también para aclarar
miedos relacionados con la gestación, el parto y la crianza, que son
absolutamente normales. El apoyo terapéutico puede ayudar en ese proceso de
toma de decisión en el análisis de la situación y a que es una de las
decisiones más importantes y determinantes que se toman en la vida”.
Ausencia
del “rol paterno”
Más allá
de los problemas a los que las madres deben hacer frente, no parece que la
integración de los niños esté sujeta a especiales dificultades.
En
relación a la ausencia del “rol” paterno en el desarrollo de los hijos nacidos
de “madres solas por elección”, Brichette Uncal incide en que “el llamado “rol
del padre” se refiere a las funciones que uno de los progenitores debe
desempeñar para la educación y crianza, que tradicionalmente se ha asociado con
la figura masculina. En el caso de las madres solas, este rol es cubierto por
la misma persona”. Una idea que coincide con la que transmite Ana de Lucas
quien subraya que, hoy en día, los niños ven con normalidad diferentes figuras
de cuidado a su alrededor. Esas figuras que se encargan del cuidado del menor,
trasmiten afecto, atención, generan estilos de relación, trasmiten diferentes
roles, valores y conocimientos y manifiesta que “hay roles masculinos o
femeninos como una idea socialmente extendida, pero no determinante. Todos
conocemos casos en los que los roles supuestamente femeninos o masculinos están
cambiados y no suponen el más mínimo problema para los hijos. Si eliminamos las
etiquetas femenino-masculino, y cogemos de esos roles simplemente sus funciones
(seguridad, cariño, cuidado, vigilancia emocional, respeto o transmisión de valores),
da igual quién los ejerza. En el caso de las familias monoparentales, todas
esas funciones las tendrá que liderar la madre. Además, en el proceso
madurativo los niños también se fijan en figuras de referencia a su alrededor,
que les aportarán algunas de esas funciones de forma natural”.
A la
pregunta de ¿cómo se integran los niños que proceden de madres solas en la
sociedad?, Gómez García explica que, “más allá de los problemas a los que las
madres deben hacer frente, no parece que la integración de los niños esté
sujeta a especiales dificultades. En los colegios, abundan los niños cuyos
padres están separados y empiezan a no ser infrecuentes los hijos que son fruto
de gran diversidad de formas familiares, lo que en la práctica se traduce en
formas de organización de los progenitores y de actuación de los profesionales
de la enseñanza muy similares en ambos casos”.
Y ante la
disyuntiva de cómo y cuándo proceder a informar a los hijos de “madres solas
por elección” de su procedencia, Brichette Uncal dice que “de la misma manera
como lo desarrollarían si estuviesen en pareja, con la única diferencia de que
no habrá discrepancia en las pautas de educación ni en la toma de decisiones”.
“Desde el Grupo de Interés en Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad
(SEF) aconsejamos que se les comunique a partir de los 3 años y antes de los 7
años. Pero, desde mi experiencia personal y en mi trayectoria profesional en el
IEF hay que comunicarse con el bebé desde su nacimiento. Si te sientes segura
en tu decisión, así se lo transmitirás a tu hijo y así lo recibirá”, afirma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario