viernes, 1 de diciembre de 2017
Por una Pedagogía Queer en la escuela
Hacia una educación verdaderamente inclusiva
A pesar de las constantes reformas educativas, las
críticas a la escuela, especialmente visibles después de la Segunda Guerra
Mundial, no dejan de producirse desde muy variadas perspectivas. Entre las
críticas formuladas en la sociedad contemporánea postmoderna destaca el rechazo
a la centralidad de la razón, al absolutismo axiológico y a la homogeneización
del alumnado.
En este sentido, en la escuela, categorías
identitarias como la nacionalidad, la etnia, el género o la orientación sexual
son concebidas de forma uniforme, a través de un discurso de asimilación,
imponiendo el lenguaje, la historia y los conocimientos de acuerdo a los intereses
de los grupos dominantes.
AGENTES DE SOCIALIZACIÓN
En relación al género, la escuela, conjuntamente con
la familia o los medios de comunicación, constituye un eficaz agente de
socialización diferencial, que crea identidades de género diferentes y
desiguales. Este proceso de socialización toma como referencia el sexo de la
persona recién nacida, que cuando no es excluyentemente femenina o masculina se
fuerza quirúrgicamente a una de las dos casillas–como sucede en el caso de
bebés intersexuales, que constituyen un nada despreciable 1.7% de la población,
tal y como destaca Anne Fausto-Sterling en su libro Cuerpos sexuados (2000).
A partir de esta marca sexual binaria – en muchos
casos para nada natural, sino médicamente construida-, los diferentes agentes
de socialización socializarán a los niños en la instrumentalidad-masculinidad,
a las niñas en la expresividad-feminidad, y a ambos en la heterosexualidad. En
el marco de lo que Judith Butler, feminista precursora de la Teoría Queer, en
su obra "El género en disputa" (1990), denomina la matriz
heteronormativa, en referencia a las normas y discursos sociales relacionados
con el género y la sexualidad, que dan lugar a la concepción de identidades de
género binarias, opuestas, jerárquicas y complementarias, obligatoriamente
heterosexuales. Impregnadas de sexismo y homofobia.
Así, en la escuela se excluyen del currículum las
aportaciones de las mujeres a la ciencia, así como las aportaciones de los
movimientos feminista y homosexual; la educación para la igualdad y la
promoción de la diversidad sexual continúan siendo materias pendientes; los
libros de textos reproducen roles y estereotipos de género, y los modelos de
personas o familias homoparentales brillan por su ausencia.
Asimismo, la escuela constituye también un espacio
relacional en el que el alumnado despliega toda una serie de conductas
alimentadas por prejuicios sexistas, homófobos y transfóbicos, dando lugar a
situaciones de bullying en los que muy habitualmente la institución escolar no
interviene, transmitiendo indirectamente una cultura de la violencia. Con datos
alarmantes de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea
(2014) que ponen de relieve que el 70% de lxs adolescentes LGBTIQ en España ha
sufrido violencia escolar, siendo el colectivo trans* el más afectado. Lo que
se ha relacionado consistentemente con la ideación suicida y el intento de
suicidio. Recientemente, en el marco de las jornadas “Teoría Queer y Educación”
organizadas por nuestro grupo de investigación y que tuvieron lugar en la
Facultad de Ciencias de la Educación de Ourense, participó una menor trans*
escolarizada en un IES de esta ciudad. La menor, acompañada de sus abuelas y de
Cristina Palacios, presidenta de Arelas -Asociación de Familias de Menores
Trans* de Galicia- relató, ante un auditorio abarrotado, formado en su mayoría
por futurxs educadorxs, la incomprensión y la violencia que sufría en su día a
día escolar, con insultos como “maricón de mierda”, “travelo” o “¿Por qué no te
mueres?.
La reacción del público, de indignación por los hechos, y de absoluta
entrega y admiración por la determinación y valentía de la menor, abren paso a la
esperanza.
TEORÍA QUEER
La Pedagogía Queer, desarrollada a partir de la
Teoría Queer, constituye una respuesta urgente y necesaria. El término Queer
significa “friki” o raro, y fue utilizado en el pasado como insulto hacia las
personas sexualmente diversas, resignificándose posteriormente, gracias a la
actividad reivindicativa de este colectivo, en un término que refleja el
orgullo de ser diferente. Esta pedagogía se orienta a: i) denunciar la
violencia que generan las rígidas normas de género; ii) poner de relieve el
carácter construido de los estereotipos de género, así como de la lectura
binaria del sexo, visibilizando la intersexualidad; iii) fomentar actitudes
contrarias al sexismo, la homofobia y la transfobia; y vi.) promocionar la
valoración de la diversidad sexual.
Los contenidos y objetivos destacables de esta
propuesta no se orientan, por tanto, a fomentar que los grupos hegemónicos (“el
centro”) toleren a lxs otrxs (“lxs márgenes”), sino a transformar el aula en un
espacio que favorezca el cambio social, a través de una práctica educativa
transgresora y crítica con las estructuras autoritarias de la escuela, que
cuestiona la heterosexualidad normativa y que interroga seriamente las
categorías sexo- género-orientación sexual, más allá de las dicotomías,
valorando otras posibilidades de ser y de posicionarse como ser humano.
HAY QUE TENER EN CUENTA
+ LA ESCUELA ES UN ARMA PODEROSA que puede contribuir
a la justicia social. Es nuestro deber, hagámoslo posible.
- NEGAR Y DESATENDER LA SITUACIÓN DEL ALUMNADO
sexualmente diverso conduce al sufrimiento, al dolor y a la muerte, literal o
simbólica.
Etiquetas:
diversidad,
educación,
queer
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