lunes, 26 de junio de 2017
España aprueba por los pelos en información y acceso a métodos anticonceptivos
Está por detrás de Francia, Portugal y Turquía.
¿Es fácil prevenir los embarazos no deseados en
España si lo comparamos con otros países europeos? Parece que no. El Gobierno
no ayuda a hacerlo, pues su intervención en este tema es muy inconsistente y
depende mucho de cada comunidad autónoma e incluso cambia según el municipio.
El Estado español no subvenciona ningún método
anticonceptivo al 100%, no mantiene una web oficial sobre planificación
familiar y no proporciona ayudas para grupos de riesgo, como los jóvenes y las
mujeres con pocos recursos, como sí hacen otros países del entorno.
Son los datos que se desprenden del Atlas de la
Anticoncepción en Europa, que divide los países en tres grupos de países según
el acceso a información sobre anticonceptivos y la facilidad para utilizarlos
que tienen sus habitantes.
A la cabeza del primer grupo, en color verde oscuro y
con una nota de sobresaliente, se sitúan los tres países 'campeones': Francia,
Reino Unido y Bélgica, seguidos de cerca por Moldavia y Alemania.
España se encuentra a la cola del segundo grupo,
formado por los países que se están en buena aunque mejorable situación,
coloreadas de verde claro y amarillo. Por delante quedan otros 10: Portugal,
Turquía, Eslovenia, Estonia, Irlanda, Países Bajos, Austria, Luxemburgo, Suecia
y Noruega.
Al mismo nivel que España se sitúan Rumanía, Serbia,
Malta y Croacia, en un grupo al que también pertenecen países avanzados como
Finlandia, Suiza y Dinamarca.
En el tercer grupo, el de los países que se
encuentran en peor situación, está la mayoría de la antigua Unión Soviética.
Abren el listado, en naranja, Letonia y Kosovo, seguidas de dos naciones de
Europa Occidental: Islandia e Italia.
Suspenden todos los países que aparecen coloreados de
rojo en el mapa. A la cola destacan Bulgaria, Grecia y Rusia.
Al mismo nivel que España se sitúan Rumanía, Serbia,
Malta y Croacia, en un grupo al que también pertenecen países avanzados como
Finlandia, Suiza y Dinamarca.
El documento ha sido coordinado por el Foro
Parlamentario Europeo sobre Población y Desarrollo (EPF), financiado por la
farmacéutica MSD y presentado por la Federación de Planificación Familiar
Estatal, una ONG que promueve el derecho a decidir libremente sobre sexualidad
y reproducción.
"Estamos por debajo de lo debido según nuestra
renta per cápita", observa Concepción Martín, ginecóloga, docente de
profesionales sanitarios y autora de varios libros y ensayos sobre el tema.
El estudio también ha revelado que el 43% de los
embarazos en Europa no son planificados, a pesar de que el 69% de las europeas
utilizan algún método anticonceptivo. Esto se debe a que los usan mal o de
forma intermitente, no en todas sus relaciones y no desde el principio de cada
relación.
En España, el 35% de las gestaciones no son deseadas;
de esas, el 50% acaba en una interrupción voluntaria, aunque la tendencia es a
la baja, excepto entre las inmigrantes y las menores de 24 años. Un 24,8% de
las españolas admite que no usa ningún anticonceptivo. En opinión de Martín, la
razón principal son los prejuicios. "También influye la dificultad de
acceso a una opinión autorizada", considera.
LOS MÉTODOS MÁS UTILIZADOS NO SON LOS MÁS SEGUROS
Aunque los métodos favoritos en casi todos los países
son el preservativo y la píldora, no son los más seguros. Según la ginecóloga
Martín, las pastillas tienen un error del 9% y los condones una tasa de fracaso
del 18%, entre los que se rompen, se colocan mal o no se ponen cuando se debe.
Martín señala que los expertos distinguen entre el
uso perfecto, la eficacia teórica de cada método, y el uso típico, la
utilización real que se hace de ellos. "El uso perfecto no existe. Tanto
la píldora como el preservativo cuentan con una eficacia del 100% si se usan
bien. Pero, en la práctica, no se emplean siguiendo sus normas de uso",
asegura.
La ginecóloga apunta que los errores más comunes con
la pastilla son los olvidos de uno o varios días, tomarla siempre a una hora
diferente o ignorar que su efecto disminuye si se ingieren junto a algunos
medicamentos comunes, como los antibióticos. En el caso de los condones, la
equivocación más común es no ponerlo desde el inicio de la penetración.
En el caso de los condones, la equivocación más común
es no ponerlo desde el inicio de la penetración.
"En cambio, los métodos de larga duración no
dependen de la memoria y la buena práctica de sus usuarias, que no tienen que
intervenir a diario para que hagan efecto. Por eso son más seguros",
explica.
Ezequiel Pérez, jefe de Ginecología del Hospital de
Requena y miembro de la Fundación Española de Contracepción, apuntaba otros
datos al publicarse la encuesta de la Sociedad Española de Contracepción (SEC):
"Más de un cuarto de las mujeres que señalan que su método habitual es el
preservativo no lo utilizan siempre, no lo usan desde el inicio de la
penetración o lo colocan mal".
Los autores del Atlas de la Anticoncepción en Europa
señalan que los anticonceptivos reversibles de larga duración, como los
implantes, los inyectables o los DIU, son más seguros y producen mayor
satisfacción entre sus usuarias, pues su tasa de fallo es inferior al 1%. No
requieren un seguimiento diario, como la píldora, ni su colocación —y posterior
retirada— durante la relación, como el preservativo.
Los anticonceptivos reversibles de larga duración,
como los implantes, los inyectables o los DIU, son más seguros, rentables y
satisfactorios.
"Además, mejoran el bienestar de las mujeres,
que se sienten más protegidas, fomentan la igualdad de género y resultan más
rentables para la salud pública", apunta Adriana Losada, gestora de
programas del EPF, que defiende que debe promocionarse su uso.
En España, estos métodos están infrautilizados, en
comparación con países del entorno: sólo los emplea un 7% de las mujeres que
usan protección. "No hemos cambiado nuestros hábitos respecto a este
punto. No estamos recurriendo a los métodos más modernos", lamenta Martín.
LA INFORMACIÓN EN ESPAÑA VIENE DE WEBS PRIVADAS
El estudio se ha basado en el análisis de dos
vertientes: la disponibilidad de información sobre anticonceptivos,
especialmente en el ámbito digital, que es la primera y principal fuente de
consulta de la mayoría de la gente; y el acceso al asesoramiento personalizado
y a los anticonceptivos en sí.
En el primer caso, los investigadores han evaluado si
las webs son estatales o privadas, ya que consideran importante "el apoyo
del Gobierno para que la información sea universal y neutral". También se
ha estudiado si las páginas se encuentran fácilmente, si tienen una interfaz
atractiva y son fáciles de navegar, y si la información que contienen es
correcta y se actualiza.
No hemos cambiado nuestros hábitos respecto a este
punto. No estamos utilizando los métodos más modernos.
En España, no existe una web de la Administración
sobre anticoncepción. "Son iniciativas privadas pero muestran información
de calidad nada más teclear la búsqueda", asegura Losada. Lo más difícil
de encontrar son los datos económicos, el coste de adquirir cada método anticonceptivo
y cómo usarlo.
Martín apunta que las webs más consultadas son las
primeras que aparecen cuando tecleas en Google 'panificación familiar' o
'anticoncepción': webs de empresas farmacéuticas "con información buena y
veraz" y la página de la Sociedad Española de Contracepción.
Los datos contrastan con los de países que no tienen
ningún tipo de web fiable con información sobre anticoncepción: Albania,
Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Grecia y Rusia.
ESPAÑA, A LA COLA EN AYUDAS ECONÓMICAS
En el acceso a los métodos y a un consejo
profesional, la puntuación de cada país depende de si existen consultas
gratuitas o subvencionadas, reembolsos de la totalidad o parte del coste de los
anticonceptivos y ayudas a los jóvenes y a las mujeres de bajos ingresos,
cuáles son los trámites requeridos para acceder a un método y la facilidad para
adquirir anticoncepción de emergencia.
España puntúa bien en este último punto y en el
acceso a una consulta especializada, algo que no existe o es bastante difícil
de conseguir en Bulgaria, Irlanda, Macedonia, Montenegro, Bosnia y Georgia.
En el acceso a subvenciones, sin embargo, se coloca
entre los peores resultados de Europa Occidental, ya que sólo existen ayudas
genéricas y ningún programa dirigido a grupos vulnerables, los jóvenes y las mujeres
en riesgo de exclusión social, las que menos usan anticonceptivos en todos los
países analizados.
En España no existen protocolos oficiales de
actuación y cada territorio legisla por su cuenta, lo que crea desigualdades
importantes.
"Falta financiación en el sistema de salud, que
está sobrecargado y arrastra problemas desde hace más de 10 años. Entre ellos,
una escasa formación en este tema, lo que deriva en un aumento de las
derivaciones y de los tiempos de espera", critica Martín. "No existen
datos oficiales sobre anticoncepción ni protocolos de actuación porque la única
ley existente, aprobada por el Gobierno de Zapatero, jamás fue desarrollada, lo
que genera desigualdades incluso dentro de la misma provincia", explica.
Las comunidades autónomas con mejores resultados son
Cataluña, Andalucía y País Vasco, que llevan desde hace más de 25 años su
política sanitaria. "Se financia la anticoncepción en base a la ideología.
Si el gobierno de una comunidad es progresista, el acceso es más fácil y se
costean más", denuncia Martín.
Veinticinco países europeos no cuentan con ningún
tipo de cobertura económica para ningún método. Eslovenia incluso tiene una ley
que prohíbe expresamente ayudas a la contracepción.
LA ANTICONCEPCIÓN AUMENTA LAS TASAS DE NATALIDAD
Francia es el país que mejor informa y más facilita
el acceso a los anticonceptivos: todos los métodos son más baratos que en
España, aunque sus sueldos son bastante más elevados. En Reino Unido son
gratuitos, una medida que se tomó para frenar los embarazos adolescentes y ha
tenido unos resultados excelentes.
No por casualidad, Francia es el país europeo con una
natalidad más alta. Reino Unido también cuenta con una tasa de fertilidad
elevada, mientras que España presenta una de las más bajas del mundo y ni
siquiera llega a la necesaria para la reposición generacional.
Se financia la anticoncepción en base a la ideología.
Si el gobierno de una comunidad es progresista, el acceso es más fácil.
Este fenómeno se repite constantemente en todos los
territorios: cuanto más fácil es acceder a la anticoncepción en una zona, mayor
número de hijos hay entre sus habitantes.
"Hemos visto que la gente busca información
sobre este tema para la planificación familiar, no para evitar embarazos no
deseados", apunta Marina Davidashvili, coordinadora de incidencia política
del EPF, una red de europarlamentarios comprometidos con los derechos sexuales.
EL CASO DE TURQUÍA: COLETAZOS DE UN BUEN SISTEMA DE
SALUD
Turquía presenta mejores resultados que España,
aunque su tendencia es negativa. Se beneficia de un excelente sistema de salud
vigente en los años 80 que ha ido empeorando con el tiempo y especialmente
desde la llegada al poder de Recep Tayyip Erdogan, un hombre que ha asegurado
que controlar la natalidad no es propio de los musulmanes y que "la mujer,
ante todo, es madre".
El país musulmán es el único en el que el estado
civil importa para acceder a la contracepción: ofrece métodos anticonceptivos
gratuitos en los centros de salud, pero sólo a las casadas. Además, la información
que facilitan es cada vez más escasa por indicación gubernamental, según
Davidashvili.
Turquía se beneficia de un excelente sistema de salud
vigente en los años 80 que ha ido empeorando con el tiempo.
Otro país que sorprende, en el sentido contrario, es
Grecia: es el único que no perteneció a la URSS que figura en el grupo con
peores resultados. Los autores del estudio señalan que existen muchos mitos
sobre la anticoncepción entre la población.
"Hemos visto que el reembolso en Grecia, aunque
está contemplado en la ley, no existe en la práctica. Hay un abismo entre lo
que está escrito y lo que se hace", señala Davidashvili.
"ES NECESARIO ABORDAR TEMAS POLÉMICOS"
"Hay que hablar de la anticoncepción porque
permite separar la sexualidad de la reproducción", observa Martín. "Y
eso, a su vez, permite a la mujer acceder a roles distintos al de la
maternidad, fomenta la igualdad de género y tiene beneficios en la salud
pública", asegura.
La anticoncepción permite separar la sexualidad de la
reproducción, que la mujer acceda a roles distintos al de la maternidad.
En las sociedades en las que el acceso a la
contracepción no está muy extendido, la salud de las mujeres y la de los
infantes empeora debido a embarazos y partos muy seguidos que llegan en
condiciones económicas inadecuadas; también por el aumento de los abortos y de
la morbimortalidad, el fallecimiento porque una enfermedad se agrava con el
embarazo.
"Inyectar dinero en anticoncepción es eficaz
económicamente. Muchos métodos, además, tienen beneficios añadidos: protegen de
enfermedades de transmisión sexual, mejoran los dolores menstruales, eliminan
quistes o disminuyen el riesgo de embarazos ectópicos", añade Martín.
"Es necesario abordar algunas polémicas en
Europa, los falsos mitos sobre los anticonceptivos, los roles tradicionales de
género aún predominantes en muchos países y el legado soviético del aborto como
la forma predominante de control de la natalidad", apunta Davidashvili.
¿Y LA PÍLDORA DEL DÍA DESPUÉS?
La anticoncepción de emergencia es legal en todos los
países del estudio. Sin embargo, en tres de ellos, Albania, Hungría y Rusia,
aún se requiere receta médica. Según Martín, todos los mitos que circulan sobre
su uso son falsos y no hay límite al número de veces que se puede recurrir a
ella.
"No la recomendamos como método habitual porque
es menos seguro que la mayoría. Está sujeta a unos tiempos muy estrictos. Y
aunque uno de los prejuicios más persistentes es que es abortiva, lo único que
hace es retrasar la ovulación; por lo que si ya has ovulado, no hay nada que
hacer", apunta.
En España, más del 97% de las mujeres conoce la
píldora del día después pero sólo un 27,5% la había utilizado el año de la
encuesta, 2016, según datos de la Sociedad Española de Contracepción. De esas,
el 24% la había tomado una sola vez. Según otro estudio, el 71% de las usuarias
de los métodos de urgencia tiene menos de 24 años.
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