De hecho, con su hallazgo –el gen Apobec3- los científicos han resuelto un enigma que duraba ya 30 años. En 1978, investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estudiaron en ratones un retrovirus –la misma familia a la que pertenece el virus de la inmunodeficiencia humana- y descubrieron la existencia de un gen, el Rfv3, que producía anticuerpos capaces de neutralizar al virus y que permitían que los animales se recuperaran. Ahora, tres décadas después, han visto que el equivalente en humanos de este gen es el Apobec3.
"La relación entre Apobec3 y la producción de anticuerpos neutralizantes ha sido una sorpresa absoluta", reconoce el director del laboratorio de GIVI, Warner C. Greene y uno de los autores de la investigación que publica la revista 'Science'.
"Nuestro trabajo ofrece una novedosa y refrescante perspectiva sobre cómo fortalecer el sistema inmune contra el virus de la inmunodeficiencia humana, con implicaciones muy claras para el desarrollo de una vacuna", señala el científico Mario Santiago, otro de los autores del estudio.
Un gran paso
Según explica a elmundo.es José Alcamí, de la Unidad de Inmunopatología del sida del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, aunque Greene no explica el mecanismo por el que Apobec3 produciría esta acción sobre los anticuerpos "parece que actúa a dos niveles. Por una parte bloquearía o disminuiría el grado de infección en la fase aguda, lo que se traduce en que los ratones que tienen este gen se infectan con menor intensidad y tienen cargas virales más bajas y, por lo tanto, un grado de enfermedad menor. Y por otro lado actuaría en una fase posterior potenciando la síntesis de anticuerpos frente al virus".
Lo más interesante del estudio, para este experto, es "el descubrimiento de una nueva familia de genes que nos protegen frente a la infección por retrovirus a distintos niveles".
Tras la vuelta a la investigación básica por la que abogan los expertos después del fracaso del producto más prometedor a convertirse en una vacuna contra el sida, este estudio supone un primer paso importante.
Sin embargo, Alcamí recuerda que "no hay que olvidar que el trabajo se refiere a un virus del ratón y las diferencias con los virus de primates superiores, mucho más complejos, son importantes". Además, señala que "en el caso de que Apobec3 tenga un papel en la síntesis de anticuerpos, es probable que el VIH haya generado también mecanismos de escape a la respuesta de estos anticuerpos".
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