viernes, 12 de agosto de 2016

Una investigación analiza los escenarios públicos urbanos de las agresiones sexuales

Nerea Martín Fernández, investigadora del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la UPV/EHU, ha analizado las características de los escenarios de las agresiones sexuales y los aspectos situacionales y ambientales que pueden tener relación con la conducta del agresor. Con los resultados obtenidos en este estudio, la investigadora pretende establecer ciertas pautas de diseño para que los espacios públicos urbanos sean más seguros.

La agresión sexual se encuentra entre los delitos que generan una mayor alarma social, pudiendo calificarse como especialmente grave, debido a las consecuencias tanto físicas como psicológicas que ocasionan en la víctima, repercutiendo además en el temor y la limitación en la libertad de uso del espacio público de las mujeres. Este trabajo, explica Martín, “pretende profundizar en los aspectos ambientales implicados en la conducta de agresión sexual, a través del análisis de sentencias condenatorias firmes por este delito, recogidas en las Audiencias Provinciales de la Comunidad Autónoma del País Vasco, analizando los aspectos situacionales y ambientales que pudieran tener relación con la toma de decisiones de los agresores, sus conductas de movilidad y las características de los escenarios del delito, cuando éstos se ubican en espacios públicos”.

Hay una serie de factores que puede proporcionar una oportunidad que el agresor aprovecha, mientras que otros factores que podrían ser inhibidores no siempre están presentes. “El consumo de alcohol y drogas podría incrementar en algunos casos el pensamiento de permisividad que erróneamente tiene este tipo de agresores, generando así una situación de desinhibición por su parte” dice Martín. En fiestas de gran magnitud, como pueden ser los Sanfermines, tienen más probabilidad de acceder a víctimas, añade, y estas “se encuentran en muchas ocasiones en espacios que le son desconocidos, fuera de sus espacios de seguridad”. Por ello, la prevención ambiental o el diseño de los espacios públicos, entre otros, es un factor fundamental para prevenir este tipo de conductas.

Tras el análisis de los espacios públicos realizado en la CAV, la investigadora ha observado dos tipos de escenarios: por un lado, los espacios con una alta calidad ambiental y una alta presencia vegetal —los más encontrados—, y por otro lado, los espacios con baja calidad ambiental y baja presencia vegetal. “Es llamativo el hecho de que ciertos espacios con presencia vegetal a los cuales la gente se desplaza durante el día para relajarse, a disfrutar, es decir, digamos que son espacios que llaman al uso y disfrute, al desarrollo de actividades lícitas y con presencia de peatones, a la noche se convierten en espacios que de alguna manera generan cierta oportunidad para la comisión de ciertos delitos.

Una de las características de dichos espacios es la falta de visibilidad tanto a pie de calle (desde otras calles cercanas al lugar), como de los edificios. Esto muchas veces está condicionado por la presencia vegetal, ya que si nos encontramos en presencia de árboles muy altos y sin grandes cuidados, esto limitaría la visibilidad desde los edificios. Lo mismo ocurre con la presencia de setos o arbustos con excesiva altura, que habitualmente son utilizados como separadores de espacios, y dificultan la visión a pie de calle. Esto dificulta que terceras personas, incluso cualquier ciudadano/a, pueda observar una agresión potencial y acabar frustrándola. A todo esto hay que añadirle que el sujeto puede utilizar dichos espacios para esconderse antes de cometer el delito” señala Martín.

Para prevenir este tipo de conductas y formular propuestas que contribuyan a mejorar la calidad de vida urbana de las mujeres, Martín cree que en el caso de las llamadas zonas verdes, “la iluminación, el mantenimiento de los parques, árboles, setos etc es importante. Cuando se trata de edificios, pasos subterráneos y similares, es importante, por ejemplo, evitar el diseño de espacios que limitan la visibilidad para un posible control informal. Hay que mirar específicamente qué puede hacerse mediante el diseño o rediseño urbano para disminuir las oportunidades que generan los propios espacios urbanos para la comisión de este tipo de delitos” añade.

Según explica la investigadora, "los resultados obtenidos dan inicio a varias líneas de investigación cuyo desarrollo permitirá contribuir a la mejora de la seguridad urbana a través del diseño y gestión del espacio público, así como al análisis de este tipo de delitos”. Por ello, “nuestro objetivo ahora —señala Martín— es ampliar esta investigación a nivel nacional, para establecer si realmente los datos obtenido en la CAV, concuerdan con los que encontramos a nivel nacional, y entonces, poder proponer estrategias de diseño o  rediseño, para que los espacios públicos urbanos sean más seguros y las mujeres puedan desplazarse con libertad por las ciudades”.


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