martes, 13 de octubre de 2015

El sida no se cura sin un buen sistema sanitario

La prevalencia de VIH en adultos en Kenia se ha reducido casi a la mitad desde mediados de los noventa pero sigue siendo la principal causa de muerte.

La OMS recomienda tratar el VIH desde que se recibe el diagnóstico.

Cuando la hija de cinco años de Grace fue ingresada en un hospital de Kenia con una infección respiratoria, no sospechaba que tenía VIH. Solo cuatro años más tarde, cuando Grace se puso tan enferma que tuvo que ser trasladada al hospital, supo que ambas eran seropositivas. Madre e hija reciben ahora un tratamiento gratis y de primera categoría en uno de los mejores hospitales privados de la capital.

La mayoría de los 3.000 pacientes del hospital Mater Comprehensive Care Clinic, dedicado al tratamiento del VIH/sida, proceden de un barrio de chabolas cercano. Se trata de un centro financiado exclusivamente por donantes, sobre todo por el Plan de emergencia del presidente de Estados Unidos para el alivio del sida (Pepfar, por sus siglas en inglés).

“Si no hubiera venido aquí, estaría muerta”, afirma Grace, una madre soltera de 32 años que vive en el suburbio Fuata Nyayo de Nairobi y que ha preferido no dar su nombre completo. Millones de personas como Grace se han beneficiado de los fondos asignados por donantes como Pepfar y el Fondo mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

En Kenia, la prevalencia de VIH en adultos se ha reducido casi a la mitad desde mediados de la década de los noventa hasta el 5,3 % en 2014, según los datos de Onusida. De su presupuesto anual sanitario de 1.250 millones de dólares, Kenia destina alrededor del 60 % para la lucha contra el VIH/sida, de acuerdo con los cálculos de la Fundación Thomas Reuters basados en datos utilizados por el Gobierno y Onusida. De esa cantidad, tres cuartas partes aproximadamente provienen de organismos internacionales, explica Onusida.

El VIH/sida sigue siendo, sin embargo, la principal causa de muerte en Kenia, y es el responsable de casi tres de cada 10 muertes en África oriental, donde 1,6 millones de kenianos están infectados, según datos del Gobierno correspondientes al año 2014.

Los expertos señalan que el desproporcionado enfoque sobre el VIH/sida se ha hecho a costa de otras enfermedades y de un sistema sanitario más amplio que intenta llegar con dificultad a la gente que vive en los suburbios y en las regiones áridas y remotas. “Deberíamos haber abordado el tema de la salud reproductiva y el VIH al mismo tiempo”, dice un keniano que trabaja en una organización benéfica del VIH y que pidió no ser identificado. “El VIH tiene mucho empuje pero el resto se ha olvidado”.

Un sistema sanitario más fuerte

Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) que los líderes mundiales han aprobado a finales del mes pasado toman como punto de partida los Objetivos de Desarrollo del Milenio y buscan reducir la mortalidad materna y poner fin a las epidemias de sida, tuberculosis y malaria en 2030. Uno de los objetivos es la cobertura sanitaria universal —acceso a servicios sanitarios de calidad y asequibles para todos—, y mejorar sustancialmente la contratación, la formación y la estabilidad laboral del personal sanitario.

Si Kenia y otros países en desarrollo quieren alcanzar los ODS, necesitan cambiar las inversiones destinadas a enfermedades como el VIH y fortalecer sus sistemas sanitarios, afirman los expertos. Aunque los servicios de maternidad y urgencias y la atención sanitaria a los menores de cinco años son supuestamente gratuitos en Kenia, los centros del Gobierno tienen problemas de liquidez y están sobrecargados, lo que obliga a los pacientes a comprar sus propios medicamentos. Cuando Grace y su hija ingresaron en el hospital Mbagathi de Nairobi, gestionado por el Gobierno, tuvieron que dormir en el suelo porque no había camas disponibles.

De acuerdo con informaciones de medios locales, muchos pacientes han muerto debido a una huelga de enfermeras que no cobraban sus salarios. La moral de los trabajadores sanitarios es baja y los pacientes se quejan a menudo de abusos. Para poder construir un sistema sanitario mejor, Kenia debe dar prioridad a la asistencia sanitaria primaria y preventiva y eliminar la ineficacia de su sistema, aseguran los expertos.

En Kenia, la mitad del presupuesto para sanidad se derrocha a causa de la ineficacia y la corrupción, dice Peter Kimuu, responsable del Ministerio de Sanidad, dirección de políticas, planificación y financiación de los servicios de salud. A nivel mundial, la Organización mundial de la salud (OMS) calcula que entre el 20 y el 40% del gasto sanitario se pierde.

“La agenda para los próximos 10-15 años será en realidad, será la agenda de la eficacia en vez de la agenda de la recaudación de impuestos”, asegura Joseph Kutzin, un experto de la OMS en financiación y sostenibilidad de los sistemas de salud. Un nutricionista contratado para orientar sobre dietas a los pacientes con VIH podría, por ejemplo, aconsejar también a los enfermos de diabetes y a las mujeres embarazadas.


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