miércoles, 4 de enero de 2017

La OMS se prepara para desclasificar la identidad transgénero como enfermedad mental

Un nuevo estudio proporcionará los fundamentos científicos que aconsejan retirar la identidad transgénero de la lista de trastornos mentales.

Al yo le cuelgan muchas etiquetas que la sociedad coloca, algunas ya directamente al nacer: masculino o femenino en función de los genitales. A las personas transgénero, que no se identifican con este código binario y opuesto, que no se reconocen en el sexo que les correspondió en el parto, la Organización Mundial de la Salud lleva décadas catalogándolas como enfermas mentales. Pero eso va a terminar.

Esta semana, un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) presentó —por si hicieran falta— evidencias científicas que confirman que la identidad transgénero es una condición, no un trastorno. Esta investigación ha llevado a que la OMS considere que no tiene ningún sentido que el transgénero aparezca incluido en su Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales.

Los resultados del estudio, publicados en la revista The Lancet Psychiatry, demostraban que la depresión y el sufrimiento que padecen algunas personas transgénero se deben al rechazo social y a la violencia que se ejerce sobre ellas y no a su identidad.

El INP demuestra que la depresión y el sufrimiento de las personas trans se debe al rechazo y violencia social.

"El estigma que asocia trastornos mentales a la identidad transgénero ha contribuido a la precaria situación legal y a violaciones de los derechos humanos de las personas trans", analiza el autor principal, Geoffrey Reed, profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México.

"La definición de la identidad transgénero como un trastorno mental ha sido utilizada para denegar la asistencia sanitaria y ha contribuido a la percepción de que las personas tras deben ser tratadas por especialistas en psiquiatría", explica Reed.

Los investigadores entrevistaron a 250 personas transgénero de 18 a 65 años que recibían atención clínica y encontraron que la mayoría que había experimentado angustia, sufrimiento o problemas era por causas del estigma y la marginación a las que se les sometía.

Una vida sufriendo rechazo

Las personas transgénero que participaron en la investigación tomaron conciencia de su identidad durante su infancia o en la adolescencia. Los síntomas depresivos no vinieron porque sí, llegaron porque fueron estigmatizados.

Les rechazó su entorno, sus amigos, su familia. Sufrieron la marginación en la escuela y en el trabajo. O se sintieron señalados por toda la sociedad en su conjunto. El 63% fue víctima de violencia –física y psicológica– relacionada con su identidad de género y, en casi la mitad de estos casos, la agresión fue perpetrada por un miembro de la familia.

"Nuestro hallazgo sustenta la idea de que la angustia, el estrés y la disfunción fueron el resultado de la estigmatización y el maltrato, más que por los aspectos integrales de la identidad transgénero", afirma la investigadora Rebeca Robles.

El 63% de los entrevistados fue víctima de violencia —física y psicológica— debido a su identidad de género.

Después de este estudio, el siguiente paso es que diferentes países lo confirmen. Francia, Brasial, Sudáfrica, Libia e India también se encuentran realizando investigaciones, explica Robles, "a fin de obtener mayores evidencias científicas para conseguir que la Organización Mundial de la Salud apruebe la modificación de la Clasificación Internacional de Enfermedades para el año 2018".

El cambio —si se produce, y el investigador Geoffrey Reed reconoce que no hay oposición dentro de la OMS— significará mucho, será un reconocimiento justo institucional a una situación históricamente injusta que ya era hora de revertir.


No hay comentarios: