miércoles, 11 de enero de 2017
Algunas bacterias vaginales pueden aumentar la susceptibilidad de la mujer al VIH
Bacterias específicas que viven en la vagina humana
pueden desempeñar un papel previamente no reconocido en la transmisión sexual
del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Investigadores del Instituto
Ragon, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, que trabajan con mujeres jóvenes
y sanas de Sudáfrica, encontraron que las personas con vaginas dominadas por
especies bacterianas pro-inflamatorias tenían un riesgo cuatro veces mayor de
contraer el VIH que aquellas con bacterias vaginales "sanas".
Sin embargo, los virus en el tracto genital femenino
no mostraron correlación con el riesgo de VIH, según releva su trabajo, que se
detalla en un artículo publicado este martes en la revista Immunity. Las
participantes con comunidades bacterianas de alto riesgo, que se encuentran comúnmente
en la población de mujeres estudiadas, también presentaban un mayor número de células
T CD4 + genitales, los glóbulos blancos que son el objetivo principal del VIH.
Además, los investigadores vieron que la introducción
intravaginal de especies de bacterias pro-inflamatorias encontradas en las
participantes podría aumentar la presencia de células T CD4 + mucosas en un
modelo de ratón. La investigación sugiere que bacterias genitales específicas
pueden incrementar el riesgo de VIH por lo que es más fácil para el virus
encontrar un punto de apoyo. Ahora quieren analizar tratamientos probióticos o
prebióticos para reducir la adquisición del VIH en mujeres que viven en
comunidades vulnerables.
ENFOQUES MODERNOS
"Hemos utilizado enfoques moleculares modernos
para caracterizar el microbioma vaginal y relacionar las bacterias específicas
con el riesgo de adquisición del VIH en mujeres jóvenes que viven en el África
subsahariana, donde el VIH es más severo", dice la primera autora Christina
Gosmann, investigadora postdoctoral en el Ragon Institute del Hospital General
de Massachusetts (MGH, por sus siglas en inglés), el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Harvard, en
Estados Unidos.
Más de 900 mujeres de 18 a 23 años de la provincia de
KwaZulu-Natal de Durban, Sudáfrica, han participado en el estudio FRESH
(Females Rising through Education, Support and Health) hasta la fecha. La región
es importante porque tiene algunas de las tasas más elevadas de incidencia y
prevalencia del VIH en toda África.
Las voluntarias visitaron el sitio de investigación
dos veces por semana y se inscribieron en un programa de alivio de la pobreza,
que les proporcionó capacitación en habilidades laborales, educación para la
prevención del VIH y acceso a preservativos y profilaxis previa a la exposición
al VIH. También participaron en estudios biológicos que incluían la recogida de
muestras de sangre y mucosas genitales.
El autor principal Douglas Kwon, científico médico en
el Ragon Institute de MGH, MIT y Harvard, y director de Operaciones Clínicas en
Ragon, se vio atraído por la comunidad debido a la alta carga de VIH entre las
mujeres en KwaZulu-Natal y su potencial relación con la inflamación genital. Se
ha demostrado que ciertas infecciones de transmisión sexual, como la clamidia,
pueden causar inflamación y elevar el riesgo del VIH, pero eso no habría
explicado todos los casos. Kwon sabía que ciertas bacterias presentes en
mujeres sudafricanas son un importante detonante de la inflamación vaginal y
pensó que este nuevo trabajo podría conectar algunos puntos.
COMUNIDADES BACTERIANAS DIVERSAS
"Pensamos en un microbioma saludable como el de
Lactobacillus dominante —eso es lo que se enseña en la escuela de medicina—
pero esos estudios se basan principalmente en mujeres blancas en países
desarrollados. Cuando hicimos nuestro primer estudio encontramos que menos del
10% de las mujeres de nuestra cohorte sudafricana tenían esta comunidad clásicamente
'sana", dice.
"El 70% de nuestras voluntarias tenían
comunidades bacterianas diversas con baja abundancia de Lactobacillus. Aquí
mostramos que no sólo son las comunidades más diversas las que están asociadas
con niveles más elevados de inflamación genital, sino también con un aumento
significativo de la adquisición del VIH", añade.
Todavía hay preguntas acerca de por qué existen
diferencias entre los microbiomas vaginales. Puede haber un componente genético
—en el que algunas personas naturalmente tienen ambientes que albergan algunas
especies de bacterias sobre otras— así como variables ambientales (dieta,
comportamiento sexual, métodos anticonceptivos, higiene, etcétera). A pesar de
mirar varios factores, Kwon y su equipo no pudieron identificar ninguna
asociación conductual o ambiental.
Sin embargo, el trabajo sí identificó un nuevo
mecanismo para potencialmente reducir la inflamación vaginal y, por lo tanto,
el riesgo de VIH al intentar que las mujeres con diversas comunidades
bacterianas en su tracto genital tengan más dominio de Lactobacillus.
En la actualidad es un desafío hacer este tipo de
rediseño microbiano, ya que los antibióticos reducen la carga microbiana pero
fallan a la hora de inducir cambios importantes en la composición bacteriana.
Gracias a los estudios de trasplante fecal en el intestino se sabe que las
poblaciones bacterianas vuelven a una población basal incluso después de un
cambio importante, por lo que se necesita más trabajo para intentar promover un
cambio duradero en el microbioma vaginal.
La investigación también plantea preguntas sobre cómo
las bacterias que viven en otras partes del cuerpo pueden relacionarse con la
transmisión del VIH y si juegan un papel en cómo otras poblaciones vulnerables
resultan afectadas por la enfermedad. "Cuando comencemos a mirar
profundamente estas otras comunidades microbianas dentro y sobre el cuerpo y a
analizar su importancia, creo que la gente se dará cuenta de que hay más en la
investigación microbiológica que en el intestino", concluye Kwon.
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