miércoles, 12 de marzo de 2014
Una terapia génica ayuda a reducir la infección por VIH
Hasta la fecha, todas las terapias contra el VIH se han basado
en atacar al virus. Los variados fármacos —que por eso se toman combinados—
actúan en las distintas fases de un complejo ciclo que empieza porque este se
pega a células diana (los linfocitos del sistema inmunitario), les abre la
membrana y les inyecta su material genético. La terapia génica cambia el
enfoque: en vez de intentar bloquear la llave (las proteínas del virus),
consiste en modificar los leucocitos para que no tengan la cerradura (lo que en
lenguaje técnico se llama el receptor CCR5).
El ensayo, que se ha presentado en la Conferencia sobre
Retrovirus y Enfermedades Oportunistas (CROI) de San Francisco, y se ha
publicado en New England Journal of
Medicine, utiliza uno de los más prometedores hallazgos en terapia génica:
los llamados dedos de zinc, una especie
de tijeras que permiten escoger con absoluta precisión qué parte del ADN se
manipula.
En concreto, lo que se ha hecho ha sido tomar los linfocitos-T
(los famosos CD4 que son el indicador del avance de la infección) de personas
infectadas por el virus, y se les ha extirpado el gen que codifica la proteína
CCR5 de su superficie. Con esto se elimina la cerradura a la que debe adaptarse
la llave del virus para abrirlos e infectarlos. Luego, se los ha cultivado para
hacerlos proliferar, y se han reinyectado a los voluntarios, donde la infección
ha seguido su curso.
El resultado ha sido que con el transcurrir del tiempo, el virus
ha ido destruyendo los CD4 normales, pero no ha podido actuar contra los
manipulados. Como el VIH no es capaz de replicarse si no es pasando por la fase
intracelular, la que tiene lugar dentro de los linfocitos, la concentración de
este ha ido bajando. Con anterioridad ya se había visto que estos linfocitos
modificados, que los científicos han llamado SB-728-T, eran bien tolerados en
los pacientes.
En los ensayos se han utilizado células de pacientes en diversa
situación: personas tratadas con antivirales que tenían una buena respuesta a
la medicación o alguno que, pese a seguir el régimen farmacológico, no
conseguían controlar la presencia de virus en su sangre.
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