viernes, 11 de octubre de 2019

Catalunya sigue la estela de Europa en educación sexual

Los contenidos afectivo-sexuales forman parte del sistema educativo reglado en Portugal, Francia y otros países de la UE.
Aunque Vox haya emprendido una cruzada contra la educación sexual que se ofrece en los centros educativos españoles, porque considera que presenta a los varones como “depredadores sexuales” y enseña a los niños “zoofilia” y “a probar nuevas prácticas sexuales”, la realidad es que en España la educación afectivo-sexual que se imparte es escasa, puntual, de carácter preventivo, sin continuidad y ajena al currículo formal. Una situación que trata de paliar la Generalitat al introducir la educación afectivo-sexual, de manera transversal, en todas las etapas educativas, a partir de este curso. La intención del ‘conseller’ Josep Bargalló, según anunció el martes, es que “en tres años” todos los centros financiados con fondos públicos la impartan, siguiendo las pautas que propone la Unesco.
Catalunya seguirá así la estela de gran parte de países de los europeos, donde la educación sexual forma parte del sistema educativo desde hace años. Suecia fue el primero en introducir una asignatura obligatoria en 1955 y, desde entonces, se han sumado otros, incluidos los más próximos a España, como Portugal y Francia. Italia es la excepción, debido al peso de la religión católica, aunque en Milán sí que se imparten clases sobre esta materia.
Según el último estudio de la Federación Internacional de Planificación Familiar, en 21 de 25 países analizados existía en el 2016 un marco legal que ampara la educación sexual. Y en 11 de 25 países es obligatoria, aunque la radiografía no es completa porque no han participado todos y en los últimos años se han sumado más territorios, como el Reino Unido, según explica el presidente de la entidad en España, el médico y sexólogo Guillermo González Antón.
Mejora los índices
En cualquier caso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adolescentes reciban una “educación sexual integral” con el argumento de que, según demuestran las investigaciones y los países donde se ha puesto en marcha, esta retrasa la edad de comienzo de las relaciones sexuales, rebaja el número de parejas e incrementa el uso de métodos anticonceptivos. “No se dispone de datos que permitan concluir que la educación sexual integral aumente la actividad sexual, los comportamientos de riesgo ni las tasas de VIH y otras enfermedades de trasmisión sexual”, sostiene la OMS.
Precisamente en España, donde la educación sexual brilla por su ausencia, enfermedades venéreas que se creían prácticamente desaparecidas, como la gonorrea, la sífilis y la clamidia, han experimentado un crecimiento medio del 26% entre 2013 al 2017, debido a que se ha reducido el uso del preservativo entre los jóvenes. El VIH, afortunadamente, se mantiene en una tendencia ligeramente descendiente y los abortos aumentaron el 1% en el 2017, aunque desde que entró en vigor la ley que permite las interrupciones libres del embarazo hasta la semana 14 han disminuido un 16,7%.
Cabe destacar que dicha normativa obliga a incluir la “educación afectivo-sexual y reproductiva en los contenidos formales del sistema educativo”, pero no se ha llevado a la práctica debido a la oposición de los sectores más conservadores y al “miedo” de los profesores “a no estar bien formados y a que les sobrecarguen de trabajo”, según el diagnóstico de González Antón.
Charlas preventivas
Esto ha provocado que la escasa educación sexual que se imparte la hagan asociaciones y oenegés como la Federación de Planificación Familiar, a demanda de los propios centros. Se trata de charlas dirigidas a adolescentes, de un par de horas de duración, no evaluables y de carácter “preventivista”, para evitar prácticas de riesgo y en las que “casi no se entra a analizar la violencia de género, la diversidad sexual, los afectos o el respeto al colectivo LGTIB”, señala el presidente de la Federación.
De ahí que, según la reciente encuesta de la Fundación Española de Contracepción, el 68% de los jóvenes consideren que la formación recibida es insuficiente y por eso opten por buscar información en internet, donde el porno es de acceso libre, o a través de los amigos. Con estos mimbres, el 23% confiesa que no usa métodos anticonceptivos siempre y, lo que es mucho más grave, han aumentado las denuncias de delitos sexuales protagonizados por jóvenes, según los expertos, en parte porque la falta de educación sexual se palia con el porno violento.  
El Gobierno y tres autonomías
En este contexto, el Gobierno de Pedro Sánchez trató de buscar una solución al introducir en el anteproyecto que modifica la ley de educación en vigor un enfoque de igualdad de género, con contenidos específicos de educación sexual en primaria y sobre todo en secundaria. Si bien, debido al adelanto electoral, el intento legislativo no ha salido adelante. Por su parte, Valencia y Aragón han insertado unidades didácticas en el currículo de secundaria, mientras Navarra ha ido más allá y está en proceso de implantación del programa Skolae, que promueve la sexualidad igualitaria “en todas las etapas educativas”, al igual que quiere hacer la Generalitat.
Pero el proyecto se ha encontrado con una férrea oposición y varias organizaciones conservadoras lo han llevado a los tribunales. Este miércoles, sin ir más lejos y a dos días de que Skolae sea reconocido por la Unesco, dos de sus impulsores han sido llamados a declarar, en un proceso judicial que aún no se vislumbra cómo acabará.

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