jueves, 11 de enero de 2018
Diseñada una pastilla capaz de controlar el VIH con una sola toma semanal
El estudio
va en la línea de otros muchos trabajos diseñados a simplificar el tratamiento
del VIH en el que hay muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos
efectos secundarios, pero con posibilidad de mejora.
La falta
de ‘adherencia terapéutica’, o lo que es lo mismo, no tomarse el tratamiento o
no hacerlo tal y como lo prescribió el médico, constituye uno de los
principales problemas en la lucha frente a la infección por el virus de
inmunodeficiencia adquirida (VIH). No en vano, de nada sirve contar con fármacos
antirretrovirales que permiten a los pacientes vivir muchas décadas tras haber
contraído la infección –aunque no sean capaces de erradicar definitivamente el
virus– si no se toman adecuadamente. Una situación que, según los estudios,
resulta común en hasta un 30% de las personas con el virus. Pero, ¿no hay nada
que se pueda hacer para mejorar esta adherencia? Pues sí. Hay que ‘simplificar’
los tratamientos para que los afectados no se vean obligatoriamente abocados a
tomar una –o varias– pastilla todos los días y durante toda la vida. De ahí la
importancia de un estudio dirigido por investigadores del Brigham and Women’s
Hospital de Boston (EE.UU.), en el que se muestra que el VIH puede ser tratado
con la toma de una única pastilla semanal.
El estudio,
publicado en la revista «Nature Communications», describe una nueva pastilla o,
como definen los autores, ‘minicaja de pastillas’, que una vez ingerida
permanece en el estómago y libera a lo largo de más de una semana las dosis
necesarias de tres potentes fármacos antirretrovirales –‘dolutegravir’,
‘rilpivirina’ y ‘cabotegravir’–. O así sucede, cuando menos, en modelos
animales –cerdos-.
Como
explica Giovanni Traverso, co-autor de la investigación, «nuestro trabajo
muestra que este sistema de dosificación de liberación lenta funciona igual o
mejor que las dosis diarias actuales frente al VIH en modelos preclínicos».
Mejor que
una inyección
Hace ya
años que se desarrolló la primera píldora en la que se combinaban distintos
fármacos antirretrovirales para su toma diaria por los pacientes. Un logro que
supuso una auténtica revolución en el tratamiento del VIH pero que, a tenor de
los resultados, no parece ser suficiente. Por lo menos para un 30% de las
personas que conviven con el virus. Tal es así que el objetivo es, en la medida
de lo posible, alargar aún más las tomas. Algo que se ha conseguido por la vía
endovenosa: en julio del pasado año se publicó un estudio que describía cómo
una terapia antirretroviral inyectable de acción prolongada con dos fármacos
–cabotegravir y rilpivirina– y administrada cada cuatro u ocho semanas era tan
efectiva como la dosis oral diaria con estos medicamentos a la hora de mantener
la supresión viral en pacientes con VIH. Sin embargo, no se sabe si esta
alternativa mejorará realmente la adherencia al tratamiento. Y puestos a
elegir, siempre será mejor una píldora que una inyección.
En el
estudio, los autores se basaron en una cápsula que diseñaron en 2016 y que, una
vez en el estómago, adquiere una forma de estrella para que no pueda pasar a
través del píloro –la conexión entre el estómago y el intestino delgado–. Es
decir, que no tiene más remedio que quedarse en el estómago. Y lo que es más
importante, la cápsula está ‘construida’ con polímeros que permiten una
liberación lenta de los fármacos contenidos en su interior. Concretamente, la
cápsula contiene seis compartimentos, por lo que se pueden incluir seis
fármacos.
El nuevo
sistema de dosificación de liberación lenta funciona igual o mejor que las
dosis diarias actuales frente al VIH.
La
pregunta es: ¿funciona en el caso del VIH? Pues para averiguarlo, los autores
incluyeron en la cápsula tres fármacos antirretrovirales cuya combinación ya ha
demostrado ser muy útil a la hora de prevenir la infección o de lograr la
supresión viral en pacientes ya infectados y la probaron en un modelo animal
–cerdos–. ¿Y qué pasó? Pues que de acuerdo con los resultados, los niveles de
los fármacos detectados durante algo más de una semana en la sangre de los
animales fueron iguales a las que se alcanzan cuando se administra la píldora
diaria de cada uno de los fármacos.
Es más;
los autores recurrieron a un modelo matemático para analizar si el uso de esta
cápsula podría mejorar las actuales tasas de adherencia terapéutica. Y según
los resultados, alcanzados tras realizar multitud de simulaciones de las
dinámicas virales y de los patrones de adherencia de los pacientes, el paso de
la pastilla ‘diaria’ a la ‘semanal’ no solo aseguraría la adherencia de los
pacientes, sino que mejoraría en más de un 20% la eficacia de las estrategias
de prevención basadas en el uso de fármacos para prevenir la infección por el
VIH –la denominada ‘profilaxis pre-exposición’ o ‘PrEP’.
Como
indican los autores, «las simulaciones llevadas a cabo con modelos de
poblaciones en Sudáfrica mostraron que la implementación de esta dosificación
semanal tiene el potencial de prevenir entre 200.000 y 800.000 nuevas
infecciones en los próximos 20 años».
¿Adiós a
las resistencias?
En
definitiva, la nueva ‘minicaja de pastillas’ podría mejorar, y mucho, la
adherencia al tratamiento antirretroviral y la prevención de nuevas
infecciones. Así, los autores ya están trabajando para ‘traducir’ los
resultados alcanzados con los animales en una terapia para los pacientes.
Como
concluye Andrew Bellinger, directivo de Lyndra, compañía biofarmacéutica
encargada de la investigación y desarrollo de esta terapia potencial, «dado que
la población con VIH requiere una terapia antirretroviral de por vida, una
alternativa oral de larga duración que pueda ser tomada en el domicilio
facilitará que los pacientes de adhieran a sus tratamientos. Al ajustarse a la
rutina habitual de cada paciente, esta terapia de larga duración se tomaría de
forma consistente, lo que mejoraría el éxito terapéutico y ayudaría a evitar
las resistencias virales».
Para
Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona, el estudio va en la línea
de otros muchos trabajos diseñados a simplificar el tratamiento del VIH.
«Tenemos muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos efectos
secundarios. Pero nuestro objetivo es que tenemos posibilidad de mejora».
Martínez, miembro de Gesida, comenta a ABC que este dispositivo tiene ventajas,
pero también «inconvenientes».
Tenemos
muy buenos fármacos, cada vez menos tóxicos y con menos efectos secundarios.
Pero nuestro objetivo es que tenemos posibilidad de mejora.
La
simplificación de un tratamiento crónico, como el del VIH, señala Martínez
también se puede obtener de manera más sencilla. Por ejemplo, admnistrando los
fármacos 3 días por semana o eliminando uno de los tres medicamentos y apostar
por una terapia doble, pero siempre con la seguridad para el paciente. En este
snetido, ha indicado a ABC que su grupo tiene en marcha un pequeño ensayo
clínico piloto con 60 pacientes a los que se administra la terapia
antiterretrtovial, Atripla (una pastilla que contiene tres medicamentos
efavirenz, emtricitabina y tenofovir. «Tras tres años de seguimineto ninguno de
los pacientes ha tenido fracaso virológico».
Juan
Carlos López Bernaldo de Quirós, experto en VIH en el Hospital Gregorio Marañón
de Madrid, no ve muy factible esta alternativa. «El modelo está en animales de
laboratorio y creo que es algo que todavía está muy lejos de la practica
clínica». Este experto de SEISIDA ve más factible, por ejemplo, la inyección
intramuscular de antirretrovirales cada 4-8 semanas.
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