miércoles, 30 de agosto de 2017
El acoso que sufren las chicas en clase es más machista de lo que crees
Los roles de género y la sexualidad son unos de los
factores que influyen en los motivos y perfiles del 'bullying', y deberían de
tenerse en cuenta en su abordaje.
El acoso que sufren las chicas en clase es más
machista de lo que crees.
Se acerca septiembre y los temibles anuncios de la
vuelta al cole, factor que puede llegar a aterrorizar a muchas criaturas.
Escuchamos hablar de bullying constantemente. Éste, incluso, ha sido el tema
central de una de las series de mayor éxito entre el público adolescente, la
producción de Netflix Por 13 razones. Una serie que mostró una realidad
especialmente significativa, ya que unió el acoso escolar con el acoso sexual a
su protagonista. El bullying, aunque demoledor para ambos géneros, puede llegar
a ser diferente para ellos y para ellas. O así lo aclaran los expertos en la
materia.
Según un estudio de 2008 sobre la violencia hacia las
niñas en la escuela Primaria, realizado por el Instituto de la Mujer, “las
niñas que asisten a la escuela primaria (de 1º a 6º curso) reciben agresiones
por parte de sus compañeros y compañeras, provocadas por los estereotipos de
género y fundamentadas en la supremacía de los varones sobre las mujeres,
sirviendo esto para consolidar los futuros comportamientos violentos hacia las
mujeres”.
Bullying con perspectiva de género
Sobre si hay o no diferencias significativas en los
perfiles y formas de agresión, la psicóloga María Ocete de Generando
Igualdad explica que “diferentes
estudios demuestran que hay diferencias si hay un mayor número de niños y
chicos como posibles agresores y mayor número de niñas y chicas como víctimas.
Además, se ha comprobado que las niñas también ejercen violencia directa como
los niños, pero que sí hay diferencias en cuanto al método de cómo ejercerla.
Por lo tanto, la variable género hay que tenerla muy en cuenta por la gran
influencia que presenta”. De esta manera, Ocete insiste en que a medida que se
ha ido trabajando en los casos de acoso escolar, “vamos teniendo más en cuenta
la necesidad de tener la perspectiva de género, pero se puede hacer mucho más”.
Jose A. M. Vela, sociólogo y doctorando en estudios
Interdisciplinares de Género de la UAM reflexiona aportando que “prácticamente
no existe una situación que no esté influida por el género” y recuerda con
sonrojo como anécdota el caso de los “bolígrafos ergonómicamente destinados a
chicas”. Vela aclara que “ los temas de género y LGBTfobia son la principal
causa de agresiones, seguidas muy de cerca por el peso y ser de diferentes
etnias”.
En cuanto al propio acoso, el experto añade que
“presenta diferencias, pero no en intensidad o frecuencia sino en los tipos y
motivos de acoso”. De esta forma “con los chicos parece haber una mayor
presencia de agresiones físicas y con las chicas una mayor presencia de
aislamiento y maledicencia”. Sin embargo, estas diferencias son bastantes
sutiles estadísticamente y difieren muchísimo de unos autores a otros.
Factores condicionantes
La periodista Sara Brun ha investigado ampliamente
sobre el acoso escolar en su libro Yo también sufrí Bullying (Versátil),
llegando a la conclusión de que “no hay perfil de niño o niña acosado,
cualquiera puede ser elegido como víctima”. Brun indica que aunque existan
factores que influyen, como puede ser el género, “lo que hay que tener claro es
que no hay nada en la víctima que la inculpe para sufrir bullying”, algo que
hay que tener claro antes de cualquier análisis.
Pese a ello, sí que matiza que según los casos
estudiados, destacan el acoso al aspecto físico en las niñas o la supuesta
‘debilidad’ de los niños vista por los acosadores. Es decir, cualidades
ancladas en el imaginario machista. En cuanto a factores condicionantes por
sexos, Brun añade que los casos que se dan mayoritariamente son entre pares,
“de chicos a chicos y de chicas a chicas, dentro del grupo al que pertenecen,
es decir, dentro de la misma clase o del mismo curso”. El impacto un mayor
impacto debido al acoso las 24 horas en las redes sociales.
El factor fundamental que influye en el acoso escolar
es, según la periodista, la propia educación, que en ocasiones también tiene un
sesgo de género. “Nunca antes como en esta época se había dejado tan a merced
de agentes externos a la familia la educación de los hijos. Prácticamente los
niños tienen una niñera extra con la televisión, tablets y móviles pero los
contenidos que ellos consumen deben de ser vigilados por los padres”.
Volviendo al estudio del Instituto de la Mujer, uno
de los factores más estudiados es la influencia de los medios de comunicación,
concluyendo que “el papel de los medios de comunicación (televisión,
videojuegos, Internet,…) determina los roles de los niños y de las niñas de
forma subliminal, pero con fuerza”.
Ser diferente siendo adolescente
La psicóloga María Ocete insiste en que “se denota de
los estudios que en Primaria los niños y las niñas se tratan más como iguales,
mientras que en Secundaria se van pronunciando las diferencias entre los
comportamientos de ambos sexos”. Es aquí cuando se produce una verdadera
incidencia del sexo, como un factor más a tener en cuenta en el acoso escolar.
Los adolescentes y preadolescentes son los que más
necesidad de reconocimiento del grupo tienen, lo que les hace más vulnerables
tanto en el caso del perfil del acosador, como del acosado. “El grupo va a
incidir en que se sigan los estereotipos y roles de género, en reproducir los
papeles aceptados culturalmente como modelos y referentes sociales. Así, el
grupo refuerza a quienes más se acercan a los estereotipos y segrega a quienes
no los sigue”, incide la experta.
Respecto a esos roles, apunta que “para un chico,
cuanto más alejada está su imagen del estereotipo machista de ‘hombre blanco’,
‘triunfador’, algo ‘canalla’, más probabilidades tiene de ser víctima de acoso.
Una chica, con una imagen alejada del referente de belleza femenina, de
supuesto atractivo sexual, sin popularidad, tiene también mayor riesgo de
sufrir acoso.
A esta idea, José Vela añade que “la responsabilidad
de las chicas con su cuerpo las sitúa en una posición muy vulnerable, desde
donde pueden caer en víctimas de acoso escolar”, mientras que “a los varones
les sigue pesando el modelo masculino de virilidad que ha de demostrar su
masculinidad continuamente, siendo el más fuerte, el que más liga y el menos
sensible”. De esta forma constata que el bullying también tiene que ver con la propia
sexualidad, puesto que “maricón y puta son los insultos principales para chicos
y para chicas”, siendo estos “una forma de control para tener a los chicos y
chicas dentro de los límites de los estereotipos de género tradicionales”.
Falta hablar de igualdad en las aulas
“Hay un punto donde se cruza el acoso escolar y la
violencia de género”, expresa el sociólogo, que si bien diferencia ambos
fenómenos, ve claro que “la violencia machista comienza en la escuela e incluso
antes”, en la educación diferenciada que se da en casa.
Así, parece que si se quiere ser efectivo en el
terreno del acoso escolar, tener en cuenta estas diferencias puede suponer una
mejora en su abordaje. “Es urgente tratar el tema de género en las escuelas por
especialistas desde el principio”, insiste Vela.
Sin embargo, parece que queda lugar para la
esperanza, porque tal y como aporta María Ocete, “afortunadamente son muchas
las chicas y chicos, conscientes de esta absurda realidad, que se quieren
liberar de estas presiones y defienden su forma libre de ser. Son personas que
voluntaria y conscientemente rompen con ese modelo tradicional, que no
comparten, aun sufriendo por ver cuestionada con mayor o menor saña su
personalidad, sus capacidades”. Estos, sin duda “han de ser los nuevos
referentes de deseabilidad social”, ya que la única forma de acabar con la
discriminación y el acoso en cuestión de género, es romper los roles anticuados
que sustentan los mismos.
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