miércoles, 3 de julio de 2013

EDUCACIÓN SEXUAL: O SEA DE LOS SEXOS


El análisis de la actual situación generalizada de lo que suele entenderse como educación sexual revela que su concepto se sustenta en un gran error básico: el de haber puesto como clave el sexo de forma que todo lo calificado de sexual gire en torno al bueno o mal uso del genital.
Un ejemplo de mal uso: los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual, en especial el Sida. Un ejemplo de buen uso: muchos y grandes orgasmos protegidos mediante la anticoncepción y la higiene. Nada que objetar a tal planteamiento sino un punto, aunque central. ¿Por qué hablar, para tales efectos, de educación sexual y no llana y más precisamente de adiestramiento o educación genital?
Tanta voluntad de informar con claridad requeriría empezar por nombrar con algo de esa claridad aquello de lo que se pretende hablar. Y si los genitales, o más exactamente el ejercicio genital, no son ya funciones impresentables sino decentes y socialmente aceptables ¿Por qué seguir con eufemismos impropios? Si nos preciamos hoy de libertades que nos permiten llamar a cada cosa por su nombre y hablar con precisión ¿Por qué no ser más exactos y precisos? Ello nos permitiría ordenar con más claridad nuestro pensamiento para poder acertar más y entender mejor nuestros mensajes y nuestro trabajo.


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