sábado, 10 de octubre de 2009

El aborto no seguro, principal causa de mortalidad materna

"Toda mujer embarazada tiene un pie en la tumba". Este antiguo dicho, traído a colación durante el Foro Internacional sobre salud sexual y reproductiva celebrado esta semana en Madrid por Eunice Brookman, vicepresidenta IPAS (una organización en defensa de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres), lamentablemente continúa siendo cierto en África. La mortalidad materna continúa siendo omnipresente y su mayor causa es el aborto no seguro. En el continente africano, cada año se producen 5.5 millones de interrupciones del embarazo en condiciones de insalubridad. "Esto es, asistidos por personal no sanitario o provocados por las propias mujeres que, por ejemplo, toman pócimas venenosas [...] De hecho, un 30% de la mortalidad materna se debe a ello". Así lo ha señalado Brookman, antigua ministra de Salud de Ghana, durante uno de los grupos de trabajo del Foro Internacional sobre Salud Sexual y Reproductiva.

Gaspar Llamazares, presidente de la Comisión de Sanidad y Asuntos Sociales del Congreso de los Diputados, ha abogado por dar un impulso definitivo a la salud sexual y reproductiva. Esto requiere, según el diputado, "una salud sexual satisfactoria y sin riesgos y una reproducción como opción y no como obligación".

Por otro lado, la vicepresidenta del IPAS ha declarado que "el aborto no seguro es la causa de mortalidad materna más fácil de eliminar". Para ello, se deben promover la planificación familiar, el uso de anticonceptivos y las leyes que legalicen la interrupción voluntaria de la gestación. También resulta esencial combatir el silencio y el estigma que rodea a los embarazos no deseados.

En este sentido, según han resaltado las mujeres europeas y africanas reunidas en el recinto ferial IFEMA (Madrid), también es fundamental potenciar la educación. Y para ello hay que tener en cuenta cómo las creencias religiosas y culturales de cada región pueden obstaculizar la prevención y el abordaje del problema.

A la hora de poner en marcha las distintas iniciativas, además de tener en cuenta a las mujeres adultas, tal y como ha señalado Montserrat Solsona i Pairó, del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona, hay que incluir a las adolescentes, a las nuevas generaciones. También sería un paso más si se pudiese contar con el compromiso de un mayor número de hombres, para lograr que conociesen y entendiesen la situación discriminatoria que viven las mujeres a lo largo del mundo.

"Todas las mujeres deberían tener la posibilidad de determinar su futuro, su libertad", ha concluido Eunice Brookman.

El Mundo

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