viernes, 3 de abril de 2020

Sexo de contagio

Nuestro modelo amatorio cambia con el coronavirus
Las medidas de seguridad sanitarias han hecho que nos encerremos en casa y que evitemos el contacto. De sexo como lo conocemos, ni hablar, pero ¿nos vamos a perder la posibilidad de hacer de esta hecatombe una película?.
Son raros estos días de confinamiento. Según nos pillara el decreto de estado de alarma, así ha afectado a nuestra rutina, tuviéramos o no pareja. Nuestra vida sexual ha entrado en esta #CuarentenaCoronavirus que cumple su primera semana. Seas madre, padre, novia, novio, amante o no tengas pareja, este encierro cambia nuestras expectativas, costumbres y hasta ganas. No salimos de casa. No nos relacionamos más que con los que vivan en ella y, a gritos, con los vecinos que puedan estar cerca. NI vinos con amigos, ni paseos a solas, ni citas a deshoras. Ahora, en casa, con los nuestros, para más de uno, los mensajes privados son la espita con la que se abren las posibilidades de tener sexo. Ya sea en este instante o calentándonos. El sexteo se incrementa conforme pasan los días.
Hay a quien el impacto de la situación ha bloqueado por completo: "Los primeros días de encierro, no podía ni tocarlo sexualmente", reconoce Adriana. Tiene dos hijos adolescentes, pareja y están todos encerrados en su piso en Valencia desde el día del decreto de alarma: "Estoy bloqueada por el encierro. Para nosotros es algo muy extraño; somos una familia que se pasa la vida en la calle. Mis dos hijos hacen deporte, ahora estudian en casa saltándose un poco los horarios, estamos nerviosos y tristes porque conocíamos a algún mayor que ha fallecido. Llegar a la cama no significa ni mucho menos dormir, y menos tener sexo. Antes follaba una vez a la semana. Desde que me encerré, no puedo".
Las costumbres sexuales de antes se dinamitan, pero también cómo estemos acostumbrados a relacionarnos saldrá a flote inevitablemente. Los que acostumbren a meterse mano por los pasillos, difícilmente dejarán de hacerlo. Para Lila y Raúl, el confinamiento se ha traducido en más sexo. Al menos por ahora (una semana confinados): "Me he quedado en casa con mi recién estrenada pareja con la que apenas llevo un año. Estamos en 60 metros cuadrados de casa y ambos somos especialmente sexuales. A veces ocurre por sorpresa y otras planeado, con ordenes del tipo "acabo este correo electrónico y me lo comes, cariño", también nos ha dado por el sexo con cometidos: "Ponte los ligueros". Ambos han encontrado en este encierro obligado la posibilidad de dar rienda suelta a sus apetencias sexuales, que son muchas. Aunque llevan un año, su relación encaja profesional y personalmente. La situación les permite trabajar desde casa y relajan la tensión con el sexo. "He sacado a la perra y al volver me he ido a lavar las manos, como siempre que vuelvo de la calle. He visto, secándose, los plugs anales que habíamos usado en nuestro último polvo. Me ha arrancado una sonrisa inmensa y casi me dan ganas de volver a empezar".
La reclusión va a ser larga; no nos quita nadie uno o dos meses y acabe el modelo de comunicación y sexo habrán cambiado.
La situación que vivimos, como describe Ángel Barbero, CEO de Recubica, es la más anómala que jamás haya existido. Afecta a todas las clases sociales y a todo tipo de personas. "Esto cambiará nuestra vida y nuestra manera de relacionarnos. Hay quien tiene más experiencia haciendo videoconferencias y sexteo, pero hay otros que jamás se habrían visto en esta. Me pregunto también qué va a pasar con las apps de ligue; se tendrán que adaptar a la situación. La reclusión va a ser larga; no nos quita nadie uno o dos meses. 
Cuando esto acabe, el modelo de comunicación y sexo habrán cambiado. No podremos salir y hacerlo todo a la vez, sino que tendremos un proceso de adaptación largo en el que tengamos restringido el contacto para frenar el virus. Lo digital pasa a ser fundamental para la comunicación. Se normalizará y evolucionará porque todo el mundo utilizará dispositivos para relacionarse, y, por lógica, para tener sexo."
Las redes sociales, los dispositivos electrónicos, los correos electrónicos se convierten en mensajes incendiarios y de salvación. Bocanadas de aire fresco en la situación claustrofóbica que vivimos. Después de esta, el mundo convulsionará. Según datos facilitados por Gleeden, portal para infieles, la plataforma ha experimentado el doble de actividad entre sus usuarios esta semana de estado de alerta. Esperen divorcios y matrimonios. Puede que termine esta cuarentena más caliente que el asfalto de Georgia a cuenta de todos esos mensajes de buenas noches enviados durante el confinamiento, así que, por favor, cuéntenlo en esa novela que siempre quisieron escribir.

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