lunes, 28 de diciembre de 2015

Los políticos se olvidan de la sexualidad de los españoles

De un tiempo a esta parte, la sociedad española ya no se ruboriza al hablar de sexo, está más familiarizada con aquellos problemas que entorpecen la intimidad de cientos de parejas (como por ejemplo la disfunción eréctil, la eyaculación precoz o la falta de deseo) y además, se preocupa por solucionarlos. Tal es así que el volumen de las consultas privadas de sexología en los últimos años ha crecido de forma más que suficiente para comprender -y comprobar- que todo lo que tenga que ver con la sexualidad interesa y mucho. Sin embargo, España aún no ha despegado del todo. Según los expertos en la materia, la atención asistencial de los problemas sexuales en el sistema nacional de salud (SNS) sigue siendo más bien escasa. Pero también dentro del sistema educativo quedan muchas lagunas. En los colegios no se implante una buena y continuada educación afectivo-sexual basada no sólo en información, sino en valores. De ahí que los profesionales lleven reclamando desde hace años la aplicación de ciertos puntos que se aprobaron en ley. La actual ley de Salud sexual y reproducción contempla que se desarrolle la educación sexual y reproductiva, pero aún no está implantado, "como tampoco lo están otros muchos aspectos que contempla esa ley y que son de carácter preventivo", asegura a EL MUNDO Isabel Ramírez, presidenta de la Confederación Iberoamericana de Contracepción. Para Antonio Casaubón, presidente de la Federación Latinoamericana de Sexología y Educación Sexual, el motivo corresponde a falta de voluntad por parte de los políticos y de las Administraciones, y sobre todo, a no entender los beneficios que supondría para la sociedad implantar una educación sexual desde preescolar hasta la Universidad."Los políticos son seres humanos que tienen sus fantasmas y sus demonios, y al fin y al cabo, el tema de la sexualidad es muy propenso a la aparición de todos ellos", afirma este profesional que participó recientemente en el VI Encuentro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual para tratar esta cuestión.¿Por qué recibir educación sexual?. Una buena educación afectivo-sexual reside sobre todo en valores de respeto e igualdad. Según explica Casaubón, educación afectivo-sexual es educar en la equidad, en la igualdad de género, "con lo que probablemente estaríamos propiciando la erradicación, dentro de algunos años, de gran parte de situaciones de violencia de género. Algo que, además, va en aumento entre los jóvenes. Ya sólo con esto valdría la pena", afirma. Por otro lado, aplicar una buena educación afectivo-sexual posibilitaría una manera de vivir la sexualidad con unos valores que van asociados al respeto (si tú me respetas a mí, yo te respetaré a ti) y la responsabilidad (si soy responsable, trato de evitar un embarazo no deseado). Además, insiste este profesional, se tendría un conocimiento mayor del propio cuerpo y se desculpabilizaría todo lo que tiene que ver con la inquietud y curiosidad sexual de los niños y adolescentes. Por último, disminuiría la atención de problemas sexuales asociados a la forma de vivir y creer en la sexualidad. "Muchas disyunciones sexuales vienen asociadas a traumas o a creencias erróneas que se tienen", sostiene Jesús Ibáñez Bueno, pedagogo, sexólogo y tesorero de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAPS) señala que "la LOMCE ha terminado con cualquier resquicio que quedaba de esta educación", suspendiendo por ejemplo la asignatura de educación a la ciudadanía, que se impartía en secundaria. Todo queda dentro de la voluntariedad de los centros. "Es cierto que son cada vez más los colegios e institutos que dan charlas sobre el tema, pero no dejan de ser charlas puntuales", comenta. Este experto resalta que estas charlas son muy positivas en las alumnos, que preguntan y quieren que se les dé respuestas, pero lo ideal y por lo que abogan todos los profesionales, es porque haya una educación afectivo-sexual continuada. "Hay que incorporar especialistas a los centros, como los de planificación familiar, que desarrollen programas de equis tiempo a lo largo de los cursos, pero como algo establecido, con unos tiempos concretos. Si se plantea de forma transversal, puede darse el caso de no abordarse casi nada", opina Laura Malvar, Asociación Profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Galicia. Uno de los motivos por los que esta formación no se da es por falta de tiempo, algo en lo que suelen coincidir todos los especialistas. "Se quieren abarcar tantas cosas que al final es muy difícil llegar a todo. El modelo curricular muy fragmentado y sobrecargado de contenidos, no facilita que este tema se pueda trabajar de manera integradora y transversal. Por todo ello, al final hay cosas que se van quedando en el tintero. No obstante, hay que reconocer que existen programas muy completos y potentes de educación afectivo-sexual y muy buenos profesionales y entidades especializadas", expone Jesús Zapatero, orientador educativo y también miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAPS). En cuanto al conocimiento de los jóvenes, es muy difícil generalizar en estos temas porque existen diferencias muy grandes, pero lo cierto es que todavía siguen creyendo en viejos mitos del pasado. Por ejemplo, y según datos de una reciente encuesta, el 13,6% sigue creyendo que no puede quedarse embarazada mientras está menstruando; el 6,2% cree que ducharse o darse duchas vaginales después del sexo previene el riesgo e embarazo o el 3,3% cree que la marcha atrás es un método anticonceptivo eficaz. Modesto Rey Novoa, portavoz de la Sociedad Española de Contracepción, asegura recientemente a este periódico que esta educación es fundamental y debe implantarse desde edades bien tempranas, porque "educación sexual implica más que informar sólo en métodos anticonceptivos y ETS. Implica, sobre todo, educar en valores y en habilidades sociales, tan necesaria para los jóvenes". Algo que también afirmaba de forma más detallada el último manifiesto que la Fundación Española de Contracepción, que se lanzó el pasado mes de septiembre: "La educación sexual incluye por tanto, la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la propia vida sexual dentro del concepto de la ética personal y social", rezaba una parte de este informe. Aumento de interés por los problemas sexuales.

Por su parte, y dentro del ámbito sanitario, ha habido un aumento significativo de las consultas con problemas de sexualidad. "En mujeres fundamentalmente, perdido de deseo y anorgasmia y dolores a la hora de tener relaciones coitales", explica Casaubón. Los médicos tienen que empezar a dar cabida a estos temas, preguntar en las consultas, así como ofrecer una formación en las universidades. Uno de los adelantos de estos últimos años es que las Universidades han incorporado posgrados de Sexología refrendados por la Universidad, cosa que antes no existía, o al menos, no eran apoyados por las Universidades. Es importante que la sociedad y, sobre todo, en este caso, los responsables de la salud y las Administraciones, entiendan que "un ser humano que puede desarrollar plenamente y en positivo su sexualidad nos garantiza unos altos nivel de felicidad. Cuando las personas acuden a una consulta y se gastan el dinero, es porque ven necesario buscar solución a sus problemas. Problemas que les resta felicidad", sostiene este profesional. Pese a esta actualidad, los cambios siguen su curso, y la sociedad española está más receptiva que hace 10 años a recibir educación sexual, tanto en la escuela como en los sanidad. "Recibirían esta información como agua de mayo. Basada en la ciencia y humanismo, nada de ideología. Por ello, es necesario que los políticos no se queden en lo anecdótico, y apliquen las leyes en base a criterios científicos y de salud", concluye Casaubón.


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