lunes, 28 de diciembre de 2015
“Hay que rescatar de la invisibilidad la situación extrema de millones de mujeres”
“Sólo el 0,5% de la ayuda humanitaria se dedica a la
salud sexual y reproductiva de las mujeres”. Es sólo uno de los datos sobre los que advierte Luis Mora,
responsable de género, derechos humanos y cultura de UNFPA, y que arroja el
informe que anualmente publica el Fondo de Población de Naciones Unidas y que se acaba de lanzar en Madrid bajo
la organización de la FPFE, socia de UNFPA en nuestro país.
El Lanzamiento Madrid informe sobre la población
mundial está centrado este año en la situación de las mujeres y niñas en las
crisis humanitarias. Porque si tras la Segunda Guerra Mundial 940 millones de
personas vivían en áreas de conflicto y en 1956 eran 210 millones, hoy la cifra
asciende a mil millones de personas. Son el 14% de la población mundial. De
ellas, más de cien millones de personas han necesitado asistencia humanitaria
durante 2015, de las que una cuarta parte son mujeres de entre 15 y 49 años.
Unas mujeres que sufren doblemente: por el
desplazamiento, y por la violencia ejercida contra ellas por ser mujeres. En
palabras de Luis Mora, “Más o menos la mitad de la población que se desplaza
son mujeres y niñas. De ellas, un número muy importante están en edad
reproductiva. Y en demasiados casos son utilizadas como arma del conflicto. Son
víctimas de violencia sexual, y no tienen acceso a servicios básicos como
emergencias obstétricas, atención al parto, acceso a la contracepción y a
retrovirales. Todo esto hace aumentar de manera importante la mortalidad”. Por ello el informe UNFPA reclama que
la prevención sea una prioridad en la acción humanitaria. “Sólo el 5% de la
ayuda humanitaria se dedica a la prevención, y se paga así una factura mucho más
alta cuando hay que afrontar las respuestas inmediatas”.
Un acción humanitaria que es necesario que no siga
estando desconectada de los procesos de desarrollo y que preste especial atención
a la resiliencia : “una niña
palestina ha sufrido tres guerras en sus siete años de vida”. Esto significa
una cronificación del trauma que debe abordarse mucho más allá de los apoyos
puntuales en opinión del represente de UNFPA.
Mª Ángeles Plaza, del servicio de atención psicológica
de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), defendió la importancia de la intervención específica con
mujeres en los países de acogida, ya que se está constatando que en los trayectos
y también en los campamentos de refugiados son víctimas de abusos sexuales, de
venta de niñas, de crímenes de honor y de matrimonios forzados. Por eso Luis
Enrique Sánchez, presidente de la FPFE, ha reclamado el aumento de las partidas
para salud sexual y reproductiva en la cooperación al desarrollo, y la
participación en la acogida de las organizaciones que en nuestro país son
especialistas en este ámbito. De hecho, el informe UNFPA señala la falta de
conocimientos especializados en género de muchos equipos de primera respuesta
en las crisis humanitarias. Cristina Juarranz, directora de cooperación
multilateral de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo
(AECID), ha señalado por su parte que la crisis está cercenando los derechos sexuales
de mujeres, niñas y adolescentes.
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