miércoles, 4 de noviembre de 2015
La falsa idea romántica que está arruinando nuestra vida sexual
El orgasmo simultáneo está sobrevalorado. Es más:
intentar practicarlo puede tener indeseados efectos secundarios.
Tenemos asumido que cuando tenemos una cita con
nuestra pareja es difícil que ambos lleguemos al lugar acordado a la vez; y
que, por pura lógica, uno de los dos tendrá siempre que esperar al otro. Sin
embargo, en cuestión de sexo, seguimos obsesionados con la idea de “llegar a la
vez”. Más que de una fantasía, parece una de esas cosas que tachar de la lista,
o más bien, como un examen que tuviera que pasar nuestra vida sexual.
No es algo nuevo, ya en los años 60, los padres de la
sexología moderna, Masters y Johnson, explicaron que la idea del orgasmo
simultáneo como símbolo de superioridad sexual de la pareja es totalmente
falso, y que “con el esfuerzo para coordinar unas reacciones básicamente
involuntarias se hace que hombre y mujer comiencen a observarse mentalmente a
sí mismos, en vez de entregarse a las sensaciones del acto sexual”. Y es que
tal como señalaban en su libro Human Sexual Inadequacy, cuando los miembros de
la pareja adoptan “el papel de espectador”, es fácil que aparezca la pérdida de
la erección en el caso del hombre, y la imposibilidad de llegar al orgasmo en
el de la mujer.
Sin embargo, si ya entonces se trabajó por
desmitificar esta idea, lo curioso es que años después parece que sigue
costando desterrarla. Acudiendo a un entorno abierto e intelectual como es la
universidad, el estudio Sexualidad en los alumnos universitarios, realizado en
la Facultad de Medicina de Chile, revelaba que el 57,6% de los encuestados
seguía creyendo que el orgasmo simultáneo era uno de los objetivos centrales de
la relación sexual.
La verdadera sincronía
Antes de abordar la idea del orgasmo simultáneo,
conviene hacer una reflexión sobre el orgasmo en ambos sexos. Según un reciente
estudio sobre la variación del orgasmo por orientaciones sexuales, en la
Universidad de Indiana, tanto hombres como mujeres suelen alcanzar más
frecuentemente el orgasmo en relaciones estables que en su estado de soltería.
Así, este documento aporta cifras como que alrededor del 85 % de los hombres
llegan al orgasmo con parejas estables, con poca diferencia respecto a su
orientación sexual, mientras que en las mujeres esta cifra es del 62,9% en
términos generales, apreciando que es mayor en parejas homosexuales, alcanzando
el 74,7%. Estas cifras muestran, por tanto, que ya es difícil que varón y
fémina alcancen el orgasmo durante un mismo coito, ¿cómo no va a ser aún más
complejo hacerlo a la vez?.
Los sexólogos Manuel Fernández y Berta Fornés acuñan
en su libro 100 preguntas sobre sexo el concepto de “sincronía sexual”,
explicando que “con cada pareja sexual con la que nos relacionamos hemos de
poder sincronizarnos para que la relación funcione”, es decir, que “la
sincronía sexual sería la confluencia de dos personas que, con sus múltiples
diferencias, consiguen estar unidos por una vida sexual placentera para ambos”.
Nada que ver con los orgasmos. De esta manera, los expertos abordan cuestiones
como sincronizar nuestra iniciativa, es decir, el equilibrio entre quién inicia
las relaciones sexuales; el nivel de deseo y frecuencia, puesto que no siempre
dos personas tienen el mismo deseo, ni se sienten satisfechos con la misma
frecuencia; los rituales, es decir, si tenemos los mismos gustos en cuanto a
prácticas sexuales; y, por último, la expresividad, es decir, si expresamos
igual el afecto y el deseo por nuestra pareja.
El orgasmo de ellas dura más
Si bien podemos conseguir que la pareja tenga una
sexualidad común y satisfactoria para ambos, eso no quiere decir que podamos
traducirlo a llegar al clímax en el mismo instante, porque no hay que olvidar
que los dos miembros de la pareja no tienen siempre la misma respuesta sexual.
Aunque los ya citados Masters y Johnson, en sus estudios pioneros sobre la
sexualidad humana, apuntaron a que en la respuesta sexual de ambos sexos
existen más similitudes de las que inicialmente se pensaban, como que el ciclo
de reacción sexual (excitación, meseta, clímax y resolución) era el mismo en
ambos sexos, sí que existen diferencias en el desarrollo de estas etapas,
cuando la pareja es heterosexual. Entre ellas, como señala la sexóloga Ana
Belén Rodríguez, del Centro SEES, se encuentra que "por norma general, la
duración del orgasmo masculino es menor que la del orgasmo femenino”. En
realidad, analizando las conocidas gráficas que representan la respuesta sexual
masculina y femenina, podemos observar que en la mujer es más común que se den
diferentes tipos de respuesta, y que todas suelen coincidir con un tiempo de
meseta más largo que en el caso masculino, por lo que suele ser difícil que el
momento del clímax coincida en el tiempo.
No hay que olvidar tampoco que no hay un hombre y una
mujer iguales, y que las respuestas sexuales de cada uno no siempre se ajustan
a los prototipos establecidos. “Cada persona tiene sus ritmos y sus propias
respuestas de excitación y formas de alcanzar el clímax sexual, intentar que
dos personas diferentes alcancen al mismo tiempo el orgasmo, es bastante
complicado”, insiste Ana Belén Rodríguez, que aclara que “lo más probable es
que no se consiga debido a estas diferencias individuales, pero de alguna
manera socialmente hemos aprendido que lo lógico y lo más placentero es
disfrutarlo al mismo tiempo”, una idea que solo nos lleva a limitar nuestra
sexualidad a unos patrones preestablecidos, pese a la riqueza que puede
alcanzar por sí misma.
Del placer a la obsesión
Dando un paso más allá, la realidad es que esta
obsesión por conseguir alcanzar el orgasmo a un mismo tiempo lleva a las
parejas a muchas frustraciones. Lo primero a tener en cuenta es que la idea del
orgasmo simultáneo sigue perpetuando el hecho de que el orgasmo sea la única
finalidad del acto sexual. A este respecto, la sexóloga insiste en que “si
pensamos de esta forma, podríamos frustrarnos y rodearnos de una ansiedad
innecesaria y mala compañera en el viaje del disfrute sexual. No hace falta
aclarar que ansiedad y placer son conceptos que no hacen buenas migas”.
Por otra parte, la experta también señala que centrar
el encuentro sexual en conseguir este objetivo supone “un excesivo control de
las sensaciones, que a veces puede producir los efectos contrarios, como
dificultades de erección en el hombre y baja excitación en la mujer”. Asimismo,
destaca la idea de que como todo en sexualidad, centrarnos solamente en una
parte de su práctica es negativo, porque nos limita. "Obtener excitación
extra al tener un orgasmo al mismo tiempo que tu pareja es maravilloso y puede
ser un aliño interesante en el juego sexual, pero si solo os sentís satisfechos
de esta forma, quizás cuando no ocurra (que es lo más probable) empiecen los
problemas. ¿Por qué no abrir las opciones?”, añade.
Practique con usted mismo
Si se tiene claro todo esto y quiere, simplemente,
buscar ese orgasmo simultáneo como un juego más, entre otros, de la pareja, sin
presiones, y con el objetivo más que de llegar, de experimentar y explorar
nuestra sexualidad por el camino, la experta aporta algunas ideas. Para
empezar, la importancia de conocerse primero a uno mismo y de, por qué no,
experimentar en solitario con nuestro autoerotismo: “Si conozco perfectamente
mis gustos y mis reacciones físicas, mi respuesta sexual y sus componentes
psicológicos, será más fácil controlar mi excitación y mi orgasmo",
ilustra. Por supuesto, conviene practicar la comunicación en pareja, pues si
queremos buscar una misma meta será difícil conseguirlo sin conocer en qué
parte del camino está el otro. Así, la idea pasa por indicarle a la pareja cómo
de excitado se siente e ir explicándole qué le gusta y qué no. "Modular la
excitación formará parte del juego", cuenta la sexóloga.
Por último, la directora del Centro SEES apunta a que
también podemos trabajar el control sobre nuestro orgasmo, por ejemplo, a
través de los ejercicios de Kegel, aunque más que obsesionarnos por manejar los
músculos implicados en el acto, explica que puede ser más lúbrico para la
pareja buscar qué posturas son las que más excitan a algo o favorecen clímax.
"Y, sobre todo, tener en cuenta el componente psicológico del orgasmo. No
hay que olvidar que a veces más que una respuesta de nuestro cuerpo, se trata
de una reacción de nuestro cerebro. Por ejemplo, ocurre en ocasiones que el
orgasmo del otro nos excita tanto que nos hace llegar al nuestro propio, sin
que exista una premeditación o una técnica consistente para ello", añade.
Con todas estas ideas, nos acariciaremos el orgasmo
simultáneo; y, si no se consigue, habremos disfrutado en el camino, como usted
y su pareja se merecen, aunque no aparezca en ningún libro.
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