domingo, 6 de abril de 2014
La modificación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, ¿un debate político?
Un grupo de profesionales de la psicología de Sevilla, al igual
que otros sanitarios de la ginecología, psiquiatría y enfermería, se unen para
rechazar públicamente la modificación de la Ley
de Salud Sexual y Reproductiva, y se manifiestan para pedir el apoyo a la
retirada del Anteproyecto de Ley Orgánica de Protección de la Vida del
Concebido y los Derechos de la Mujer Embarazada por las siguientes razones:
-Este anteproyecto va en contra de las directrices de la
Organización Mundial de la Salud, incluido el supuesto de malformación del
feto. La mayoría de países europeos de nuestro entorno tiene leyes similares a
la Ley de Plazos vigente, y esta funciona bien, incluso las últimas cifras del
Ministerio de Sanidad indican que se estaba reduciendo el número de abortos.
(http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/home.htm)
- Se excluye el apartado de salud sexual y reproductiva, que
garantiza la prevención de embarazos no deseados, de enfermedades de
transmisión sexual y en general, de los medios para que la maternidad sea una
decisión libre.
- Como profesionales que trabajamos en el ámbito de la salud
mental consideramos que ningún cambio es conveniente cuando una norma es acorde
a la realidad social y sanitaria de Andalucía. No creemos que esta Ley debe ser
tratada como un debate político sino como un debate desde lo privado y formando
parte del conjunto de libertades personales.
- El actual sistema de plazos permite a las mujeres interrumpir
la gestación hasta la semana 14, y se establecen límites y normas para proteger
también los derechos del no nacido. Las extremas prohibiciones para la práctica
del aborto previstas en el Anteproyecto no nos lleva a pensar que las mujeres vayan
a dejar de recurrir a este recurso, sino que estigmatizará su práctica y pondrá
en peligro la seguridad e incluso la propia vida de las mujeres. Cuando sería
mas conveniente continuar avanzando en la construcción de nuevos derechos y
libertades.
- En el anteproyecto se consagra la minoría de edad de la mujer,
retirándosele su derecho a decidir sobre su propio cuerpo y sobre el devenir de
su propia vida, para ponerlo en manos de psiquiatras. Además pensamos que una
mujer puede querer abortar por múltiples motivos, que no tengan que ver ni con
la enfermedad mental ni con el riesgo psíquico. La mujer que aborta no es una
enferma mental, se trata de una decisión libre y personal.
- Si para poder abortar van a tener que alegar alguna enfermedad
mental y que además sea “persistente en el tiempo”, puede hacer que le afecte
en otra circunstancia vital (por ejemplo custodia de hijos) pudiendo volverse
en su contra. Además, no existen predictores clínicos con suficiente evidencia
científica para calibrar la “permanencia en el tiempo”, porque dependerá de
factores individuales, de la red de apoyo familiar y social que tenga la mujer
y de sus condicionantes económicas entre otros.
- Se les otorga así, a los/as profesionales de la psiquiatría el
papel de “tutores” de la voluntad de las mujeres (adultas y competentes), en
una decisión relevante y crucial, despojándolas de todo derecho e
instrumentalizando una profesión e intentando revestir de “científico” la
ideología de algunas personas.
Por ello, como profesionales que desempeñamos nuestra labor en
pro de la salud mental de la ciudadanía queremos hacer publico nuestro
desacuerdo con este Anteproyecto que además afectara a las mujeres con menos
recursos, aumentando las desigualdades y solicitamos al gobierno no sea aprobada.
Porque fundamentalmente se trata de un atentado contra los derechos humanos,
alcanzados por las mujeres después de largos años y no pocos esfuerzos. Entre
ellos, el derecho a decidir por una misma acerca del propio cuerpo y de la
propia vida. Lo que implica considerar la maternidad y la concepción como una
opción personal y no una obligación o imposición moral.
Como grupo formado específicamente y sensibilizado con temas
relacionados con la perspectiva de género, no debemos olvidar que el complejo proceso
hacia la erradicación de las desigualdades entre hombres y mujeres no ha
estado, ni está, exento de dificultades y obstáculos. Entendemos que restringir
los derechos ya alcanzados, supone un paso atrás en la ardua tarea de conseguir
algún día una igualdad real entre hombres y mujeres.
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