Una silla de ruedas sigue concentrando las miradas. O unas muletas con dos piernas rígidas balanceándose a cada salto. Sin embargo, la discapacidad puede a veces ser muy invisible. Estamos hablando, claro, de mujeres, muchas de ellas encerradas en casa durante años, privadas de relaciones, de sexo, de maternidad... También de cualquier forma de participación en la vida pública, pero cuando esta se consigue los varones van dos pasos por delante. Estas mujeres tienen una doble agenda para combatir su doble discriminación: romper la barrera que las condena en tanto mujeres con discapacidad y pelear el espacio público que ocupan mayoritariamente sus compañeros. +
martes, 29 de noviembre de 2011
Las discapacitadas salen de su encierro
Etiquetas:
derechos sexuales,
discapacidad,
igualdad y género
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