jueves, 1 de noviembre de 2018

La "anorexia sexual", el miedo al sexo que han alimentado la educación y la pornografía

La patología más parecida registrada es la aversión al sexo, pero los expertos ven en esta tipología rasgos similares a los trastornos alimentarios.
Se ha hablado mucho de las personas que tienen relaciones sexuales compulsivamente, casi como si fuera una adicción, pero poco se comenta, sin embargo, de cuando ocurre todo lo contrario. Cuando se evita el contacto sexual a toda costa. No se trata del hastío típico que sucede cuando se entra en la rutina de pareja, sino algo más profundo; más parecido a lo que ocurre en los trastornos alimentarios con la comida. 
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés) no lo reconoce como tal, pero ya hay expertos que encuentran en su consulta casos de lo que se denomina como "anorexia sexual" que, según la definición de Sex and Love Addicts Anonymous (SLAA), se trata de "la evitación compulsiva de dar o recibir 'nutrición' social, sexual o emocional".
¿Aversión al sexo o falta de deseo?
"Mientras la anorexia nerviosa se caracteriza por un rechazo sistemático de la comida, la anorexia sexual se identifica con un rechazo del sexo; en ambos casos la animadversión es la punta del iceberg, detrás se esconden múltiples causas, y a menudo complejas, que se deben tratar", indica Emma Ribas, psicóloga experta en terapia individual y de pareja. Ambos problemas comparten también algunas de las causas que la provocan, tales como "el estrés o la falta de autoestima", aclara, aunque en el caso de la anorexia sexual, gran parte de los casos se relaciona con "conflictos con la pareja, sexualidad basada en los genitales, problemas en el trabajo, falta de educación sexual, abusos sexuales o agresiones en la infancia".
Asimismo, la experta señala que se ha de tener en cuenta que la poca educación sexual existente ha estado basada en entender el sexo únicamente como un peligro, y no como una experiencia positiva para la persona: "Antes no se hablaba de sexualidad y ahora se habla mucho, pero siguen existiendo muchos mitos", aporta Ribas y añade que "lo poco que hemos recibido en nuestra sociedad es el porno, donde mayoritariamente la mujer es tratada como un objeto, y es el modelo de referencia que tenemos". La imitación de esta ficción en la vida real, también puede influir a la hora de tener experiencias no satisfactorias, ya que "puede llevar a algunas personas a un hartazgo y empacho de un tipo de sexo que les genera rechazo, con el que no conectan".
El miedo en el centro del problema
Cabe distinguir entre casos de desinterés sexual, bien sea por un deseo bajo o inhibido, que "se traducen en un nivel de interés sexual, reducido o ausente", explica la experta, o un grado más avanzado de anorexia sexual, "que se correspondería con la aversión a sexo", añade. Estos casos se caracterizan por una palabra muy concreta: el miedo. Miedo a la intimidad, a la intensidad de los sentimientos, a sentirse vulnerable, o incluso a sentirse atraído por alguien.
A este respecto, la sexóloga Judith Viudes agrega que, de hecho, el trastorno más similar a la anorexia sexual recogido en el DSM es "la aversión al sexo", que se explica como "la evitación de todos, o prácticamente todos, los contactos sexuales con una pareja sexual”, que además, "provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones interpersonales".
Nada que ver con la asexualidad
Además de estas apreciaciones, Viudes aclara que los casos de anorexia sexual también se diferencian según el momento en el que aparece la misma. Por un lado están los casos primarios, es decir, los que siempre han estado ahí y que derivan de "pensamientos que han ido forjándose a lo largo de la vida o consecuencias de una mala educación sexual". Por otro, los que responden a un trastorno adquirido, mucho más comunes, en los que ese miedo no existía hasta que un hecho provoca al paciente dicha aversión, "como pueden ser abusos o una muy mala experiencia".
La sexóloga también aclara que no debe confundirse un caso de anorexia sexual, con una persona asexual. "Las personas asexuales lo perciben como una no-orientación sexual que se caracteriza precisamente por no sentir atracción sexual hacia otras personas". Algo que no ocurre con los anoréxicos sexuales, cuyo problema radica en la ansiedad que supone simplemente plantear esa atracción.
De esta manera, las personas que narran estos episodios de anorexia sexual describen las situaciones proclives a encuentros sexuales como un detonante de verdaderos ataques de pánico, que no solo condicionan su vida sexual, sino su capacidad de establecer relaciones sentimentales. Incluso peor, el miedo a estrechar relaciones personales, por si cualquier contacto pudiera derivar en algo más, lo que les lleva a aislarse.
Soluciones efectivas
Según la SLAA, los anoréxicos sexuales llegan a la conclusión de que necesitan ayuda no por la falta de sexo, sino por la falta de contacto emocional con otras personas. "Observamos la ausencia de cercanía en ciertas áreas de nuestras vidas y observamos que nos preocupamos por los demás y la anorexia sexual es una estrategia para mantenerlos a raya. Habiendo tomado conciencia de esto, es posible que hayamos intentado cambiar nuestra conducta". La buena noticia es que, en opinión de Judith Viudes, "estos casos tienen normalmente una resolución positiva".
Teniendo en cuenta que este tipo de problema sexual tiene que ver con múltiples factores, antes de abordar el componente sexual, lo primero a tener en cuenta es trabajar la percepción personal, ya que muchas veces estas personas alegan evitar el contacto por "miedo a no encajar" o "tener una tara"; puede ser un complejo bien físico bien emocional, que deriva en ese trastorno de evitación de situaciones interpersonales, según la sexóloga.
Para ello, el abordaje se debe realizar mediante "terapia combinada en técnicas cognitivo- conductuales, educación sexual, exposición progresiva y técnicas para reducir la ansiedad y el estrés", concluye Viudes. El objetivo es enfrentar el temor a la cercanía y la vulnerabilidad, para avanzar no solo hacia la capacidad de mantener encuentros sexuales, sino sobre todo de interacciones interpersonales que nutran una vida satisfactoria.

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