viernes, 15 de noviembre de 2019

“Temía hacerme la prueba por el resultado que pudiese salir”


“La prueba ha sido muy rápida y me he sentido muy cómoda”. “La verdad es que todos deberíamos hacérnosla por nuestra salud”. “No sabía verdaderamente cómo se transmite el VIH, ahora lo tengo claro”.
El Día de la prueba del VIH, que se celebra en nuestro país el 20 de octubre, es una buena oportunidad para recordarnos la importancia de prestar atención al estado de nuestra salud sexual, y también para recordar a las administraciones públicas su responsabilidad con la salud pública. La estrategia 90-90-90, impulsada por la ONU, insta a estas administraciones a trabajar para que en 2020, entre las personas que viven con VIH haya: 
En España, sin embargo, una de cada tres personas vive con VIH y no lo sabe, lo que impide que pueda comenzar un tratamiento adecuado y favorece que el virus pueda transmitirse a otras personas. Los datos respecto a los diagnósticos de VIH revelan que en casi un 50% son tardíos, es decir, se dan cuando la infección ha avanzado hasta el punto de que el organismo no es capaz de defenderse de las enfermedades comunes.
Los datos también muestran que un número muy importante de personas no sólo mantienen prácticas con riesgo de transmisión del VIH, sino que además no se realizan la prueba después de mantenerlas. Algunas porque sienten miedo de conocer el resultado; otras porque piensan que se trata de algo que nunca les sucederá o se ponen excusas que les hacen sentir más seguras (“sólo tuvimos un encuentro”, “le conozco desde hace mucho tiempo”, “se nota que es una persona sana”…).
Hay tres aspectos que debemos tener claros respecto al VIH y su detección:
Cualquier relación con penetración (vaginal, anal u oral) sin preservativo conlleva la posibilidad de transmisión. Independientemente del sexo, orientación del deseo o apariencia de la otra persona.
La única forma de saber si una persona tiene VIH es haciéndose una prueba específica. Puesto que la destrucción de las defensas por parte del virus es lenta e imperceptible, puede pasar mucho tiempo hasta que aparecen los síntomas físicos.
Saber que se tiene VIH hace que mejore mucho la calidad de vida, puesto que permite seguir un tratamiento eficaz que dificulte que el virus se desarrolle.
La prueba del VIH puede realizarse en muchos espacios, algunos clínicos como los centros de salud y otros no clínicos, como asociaciones y entidades donde el servicio suele ser anónimo y confidencial. La Federación de Planificación Familiar lleva realizando pruebas más de diez años en sus Centros Jóvenes de Atención a la Sexualidad (CJAS), y ha sido pionera en la vinculación de la atención integral a la sexualidad con la prevención del VIH, ya que…
Los destinatarios y destinatarias de los CJAS son personas jóvenes, que suelen tener un diagnóstico tardío. Su baja percepción de riesgo respecto al VIH, el pensamiento mágico propio de la juventud y su idealización del amor y las relaciones hacen que no se planteen la posibilidad de tener VIH. Por eso, los/as profesionales que se encargan de atenderles siempre sacan el tema durante las consultas, haciéndoles conscientes de los riesgos asumidos y de la importancia de utilizar el preservativo, así como de realizarse la prueba en los casos recomendados.
En los CJAS se habla de cualquier tema que tenga que ver con la sexualidad, incluyendo el VIH pero no sólo el VIH. El hecho de ser un servicio no específico reduce el estigma y la discriminación asociados con la infección y, además, permite incidir en otras cuestiones relacionadas con la sexualidad y la salud sexual.
La atención que se ofrece es completamente anónima y confidencial y se realiza en un espacio amigable, facilitando que los y las jóvenes se sientan más cómodos/as y convirtiendo a los CJAS en un recurso idóneo para acceder a chicos y chicas que de otra manera jamás acudiría de forma planificada a un servicio donde se atienda específicamente el VIH.

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