viernes, 13 de septiembre de 2019

Educación sexual en las aulas: clave para evitar las «manadas»

La UNESCO y la OMS apuestan por este tipo de formación como pieza clave para afrontar la violencia o el abuso.
Las cifras son irrefutables. De momento, solo este año, en España se han registrado 42 agresiones sexuales múltiples, según Geoviolencia Sexual. Desde 2010 ha habido un total de 134 sucesos de este tipo, siendo el año 2018 el más negro con 60 agresiones tipo «manadas». Del total de casos, el 68% de los ataques sexuales fueron cometidos por grupos de varones desconocidos por las víctimas o que habían conocido ese mismo día. Además, desde 2016, la mitad de las agresiones sexuales múltiples conocidas fueron perpetradas por grupos de hasta tres varones. Los clanes de cuatro agresores, por su parte, suman el 21,6% de los casos.
Ante este panorama, los expertos reclaman una mayor educación de los menores. Es fundamental que los jóvenes aprendan límites, valores y tengan un concepto de sexualidad basado en el respeto.
«La educación sexual es un derecho», recuerda el doctor en medicina, sexólogo y psicoterapeuta Carlos San Martín Blanco. «Está reconocido en la declaración universal de derechos sexuales y en nuestro país no se está cumpliendo», continúa el experto. Tan solo charlas puntuales o eventos anecdóticos protagonizan la educación sexual entre los jóvenes españoles. Por ello, los profesionales del sector denuncian la falta de un compromiso, tanto institucional como político, «para poner en marcha de manera transversal iniciativas de educación sexual integrales, que es lo que necesitamos», asegura.
Falta de formación
La UNESCO, en su informe «Nuevas pruebas, lecciones y prácticas en educación sexual de amplio espectro – Un estudio mundial, 2015», ya advirtió que «la educación sexual de amplio espectro es esencial para la igualdad de género y la salud reproductiva». De los 80 países analizados por el organismo, España no figura porque no contempla la educación sexual como materia educativa.
La educación integral en sexualidad (EIS) se basa, según el organismo, en enseñar acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad con el fin de empoderar a niños y jóvenes en conocimientos, actitudes, valores o en el desarrollo de relaciones sociales y sexuales respetuosas. A este respecto, la OMS añade que la EIS «tiene un papel central en la preparación de los jóvenes» en asuntos tan importantes como la violencia y violencia de género o el abuso sexual.
«Sin embargo –continúa la OMS–, a pesar de la evidencia clara y convincente de los beneficios de una EIS de excelente calidad, pocos niños, niñas y jóvenes reciben una preparación para la vida que los capacite para asumir el control y tomar decisiones informadas acerca de su sexualidad y sus relaciones de manera libre y responsable».
Prevención
Esta falta de educación sexual «tiene consecuencias tangibles», recuerda el doctor San Martín, tales como «el incremento de enfermedades de transmisión sexual (ETS) o el aumento de conductas de violencia sexual que estamos viendo cada vez más». La última supuesta agresión sexual grupal tuvo lugar en Murcia, el pasado sábado, cuando tres jóvenes asaltaron a una chica. Según la denuncia de la joven, fue golpeada y obligada a meterse en una vivienda, donde la habrían violado.
«La educación sexual es el principal elemento preventivo de situaciones de violencia de género o sexual», insiste el doctor, para quien urge poner fin a este «desolador» panorama. Para ello, «la sociedad civil debe reclamar la EIS como cumplimiento de un derecho, como ya hacemos los expertos». En segundo lugar, hay que dejar de identificar la educación sexual como algo negativo. «Es justo todo lo contrario. Con la educación sexual –explica– podemos ayudar a nuestros jóvenes a gestionar una dimensión de su personalidad. Es fundamental que sepan gestionar su sexualidad de manera responsable y positiva. Es lo que quizás los políticos no acaban de entender».
Acceso temprano al porno
Pero hay un factor determinante y nuevo que está afectando de manera exponencial a los jóvenes y que demuestra la necesidad de poner en marcha una verdadera educación sexual: la pornografía, más accesible que nunca.
La reciente investigación « Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales», elaborada por Lluís Ballester y Carmen Orte, de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) concluye que el primer acceso a contenidos pornográficos en internet se anticipa ya a la etapa infantil y desde edades tan tempranas como los 8 años.
«Si no se educa en gestionar la exposición al porno, al final, los jóvenes creen que ese modelo de sexualidad es real y no se asume algo tan evidente como que es solo un género cinematográfico», recuerda el doctor.
Además, Ballester y Orte han comprobado cómo la nueva pornografía está detrás del aumento de prácticas sexuales de riesgo, es decir, aquellas que pueden tener un impacto negativo sobre la salud: sexo sin preservativo, con diversas parejas, en grupo, con presencia de violencia, etc. Según el estudio, un 50% de jóvenes reconoce haber incrementado estas prácticas después después de consumir pornografía. «A ello hay que sumarle que el porno ofrece modelos en los que la violencia sexual se normaliza, por lo que ese tipo de conductas tienden a imitarse», añade el experto.
La investigación subraya que casi un 80% de los jóvenes dicen no haber recibido una educación afectivo-sexual satisfactoria o no la han tenido. Para resolver las dudas, 7 de cada 10 acuden a internet o a otras amistades. Solo un 25% se las plantean a sus progenitores.
«La educación sexual no consiste solo en dar información. También tiene mucho que ver con actitudes que los niños ven en casa y con los valores, es decir, el establecimiento de relaciones sanas de referencia en la pareja, en el buen trato entre jóvenes». El experto aconseja hablar con normalidad en el hogar sobre sexo, creando un clima de confianza y seguridad para que los menores pregunten sus dudas, en el que las emociones afectivas tengan su propio papel y se potencie el buen trato.

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