El notario asturiano Ángel Aznárez está convencido de que si el Ejecutivo insiste en la regulación jurídica de ese consentimiento paterno «acabará encontrándose con que el Tribunal Constitucional declarará la ley nula porque atenta contra derechos fundamentales. Es un disparate exigir el consentimiento».
Aznárez cree que la propuesta de Gallardón es «aberrante», porque «existe un núcleo de actos que tienen que ver con lo más profundo de la persona y en los cuales no cabe el consentimiento».
No lo hay, por ejemplo, para casarse. Los adolescentes de 16 y 17 años lo pueden hacer libremente si están emancipados. Y a partir de los 14 años es el juez el que decide. «El padre es oído, pero no consiente». En el caso de un menor no emancipado, el juez le dispensa o no el impedimento de la edad, atendiendo a sus circunstancias. En el matrimonio canónico la dispensa la levanta el obispo, no los padres.
Lo mismo ocurre con el testamento, que todo menor puede llevar a cabo a partir de los 14 años. «El aborto es tanto o más personal que el matrimonio o el testamento. La Constitución habla de la dignidad de la persona y, por tanto, las limitaciones tienen que ser muy restrictivas, porque hablamos de derechos muy privados. En ese núcleo de derechos íntimos no puede haber veto», explica el notario gijonés. +
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