jueves, 28 de enero de 2016

Erradicar la serofobia, un paso obligatorio para acabar con el VIH

La discriminación y estigmatización de las personas que viven con el VIH es uno de los principales motores de dispersión de la infección en nuestra sociedad. Stefano Cosalvi, psicólogo de Imagina MÁS, nos explica por qué las actitudes serofóbicas están íntimamente relacionadas con la expansión descontrolada del virus.

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A pesar de los múltiples avances que han llevado a una mejora sustancial en las personas con VIH en lo que respecta a su calidad de vida, dichos cambios aún no se han trasladado plenamente al ámbito de las relaciones sociales.

Las personas que viven con el VIH al día de hoy sufren un estigma que conduce, en ocasiones, a una vulnerabilidad de sus derechos.

Actualmente existen dos conceptos muy resonantes como son el Estigma y la Discriminación. Éstos tienen un carácter multidimensional, ya que tienen lugar en todos los países y regiones del mundo.

Son el gran combustible que alimentan a la propagación del VIH/SIDA, ya que, constituyen uno de los máximos obstáculos para la prevención, la asistencia, el apoyo y tratamiento adecuados y la mitigación del impacto. Y a su vez, acrecienta innecesariamente los sufrimientos asociados al VIH. (Juan Ramon Barrios y Carmen Cristóbal Pérez s/f).

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Son varias las causas que provocan estas actitudes, entre ellas destacan:

La falta de conocimiento sobre la infección.
Los mitos sobre los modos de transmisión del VIH.
Los prejuicios.
La desigualdad en el acceso al tratamiento.
Las informaciones irresponsables de los medios de comunicación.

También influyen en las actitudes discriminatorias el hecho de que el Sida sea actualmente incurable, los miedos sociales en torno a la sexualidad, la enfermedad y la muerte, así como los relacionados con las drogas ilegales y el consumo de drogas intravenosas.

Ante todo esto es imprescindible la visibilidad de las personas con VIH y de todos los asuntos que tienen que ver con él, ya que tanto el estigma como la discriminación que conducen a la serofobia es uno de los mayores fallos de la sociedad y los Estados ante la pandemia.

¿Cómo actúa la serofobia?

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Toda discriminación se produce ''cuando el estigma se instala'' (ONUSIDA, 2005). Se considera discriminación serofóbica cualquier medida que acarree una distinción arbitraria entre las personas por razón de su estado de salud o su estado serológico respecto al VIH, confirmado o sospechado y resultado de una acción o una omisión.

La serofobia es una emoción intensa, generalmente de temor, que siente una persona ante la posibilidad de mantener una relación sexual o sentimental con una persona VIH. Es un miedo que no guarda ninguna relación con un peligro real, por lo que es de carácter irracional y algunas de las actitudes más utilizadas ante este miedo son las de huida o el rechazo.

Una de las mayores dificultades que implica es la incapacidad de gestionar las emociones que se desencadenan ante el VIH. Entre ellas, la de no saber soportarlas, bien por la incapacidad de controlarlas o por no ser capaz de cuestionar las creencias que están detrás de éstas emociones.

Se puede decir por lo tanto que el prejuicio serofóbico no deja de ser una creencia distorsionada (Juan Ramon Barrios y Carmen Cristóbal Pérez s/f) que, como queda demostrado en la práctica, conlleva perjuicios sociales a pesar de tener un origen psicológico.

¿De qué manera la abordan los planes antisida?

El Plan Estratégico de Prevención y Control de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (2013-2016), se basa en un enfoque de derechos que refirma el objetivo primordial de reducir la discriminación y el estigma.

Tres investigaciones muestran que, a pesar de los estudios y de las medidas tomadas y llevadas a cabo, aún queda mucho camino por recorrer:

FIPSE (2005) en su informe de 'Discriminación y VIH/Sida' (citada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad) analiza la discriminación utilizando el protocolo para la identificación de discriminación elaborada por ONUSIDA. En él, no se detectó discriminación en el ámbito de la legislatura española, pero sí se observaron en casos concretos de discriminación arbitraria en distintos ámbitos como por ejemplo; laboral, normas que controlan la entrada y residencia en España, bienestar social, seguros de vida y asistencia sanitaria privada, servicios bancarios y acceso a determinados servicios públicos y privados.

Donde sí se han apreciado con mas frecuencia es en las prácticas cotidianas como la asistencia sanitaria, empleo, educación y relaciones interpersonales.

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FIPSE (2009) con su estudio sobre la 'Integración laboral de las personas con VIH' (citada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad) ha mostrado una alta tasa de desempleo que alcanza un 53% en personas seropositivas, por lo que este porcentaje demuestra una disminución de la calidad de vida y de su bienestar psicosocial.

El informe de 'Evaluación del plan multisectorial de VIH-Sida de 2008-2012' (citado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad) indica una tendencia descendente en el rechazo hacia las personas con VIH en el ámbito escolar, laboral y comercial, pasando de un 58%, 44% y un 30% en 2008 a un 49%, 38% y 25% en 2010.

Por último, un documento de los perfiles de discriminación en España, elaborado por la Encuesta de la Discriminación en España (2013) realizada por el centro de Investigaciones Sociológicas, detectó actitudes discriminatorias hacia personas con VIH. Un 11, 4% de las personas que realizaron la encuesta han manifestado incomodidad ante la idea de ser vecinas de personas con VIH, y un 11,3% desaprobaba por completo que una persona con VIH/Sida trabaje en su oficina.

¿Por qué la serofobia alimenta al VIH?

Es por todo lo dicho, que cuando se instaura un prejuicio serofóbico en la sociedad y una conducta de rechazo, lo único que se logra es su reafirmación, algo que suele manifestarse de distintas maneras y en diferentes situaciones, como pueden ser:

La discriminación real o percibida puede llevar a las personas con VIH a retrasar las visitas a las unidades sanitarias especializadas o evitar el tratamiento de la infección, así como rehuir la comunicación con los que pertenecen a su entorno, laboral, social y familiar.

Miedo a ser visto en las salas de espera de los centros sanitarios especializados.

Ocultar el estado serológico por temor que sus allegados los abandonen o sean objetos del mismo estigma, por lo que suelen limitar sus relaciones interpersonales, reduciendo su apoyo e incrementando el aislamiento y la auto-discriminación.

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El rechazo social puede minar la autoestima y afectar a la motivación para asumir pautas correctas de cuidado personal y de adherencia al tratamiento antirretroviral.

El temor a las consecuencias de un resultado positivo en la prueba de VIH es un motivo para el retraso del tratamiento adecuado. Esto tiene efectos adversos sobre la salud de la propia persona. En cambio, el diagnóstico precoz tiene efectos positivos para contener la transmisión ya que es mas probable que las personas que saben su estado serológico adopten comportamientos preventivos.

El estigma percibido hacia las personas con VIH provoca en algunas de ellas que teman proponer prácticas de reducción de riesgo como el uso del preservativo o eviten comunicar su estado serológico por miedo al rechazo de su pareja.

¿Qué obligaciones tienen los estados para erradicarla?

La respuesta común a la serofobia entre difernentes países data mas allá de la declaración de parís de 1994, cuando la Comunidad Internacional fue consciente de que la pandemia del VIH/SIDA se trataba de una cuestión de derechos humanos.

Los Estados establecieron entonces el deber de ''velar porque todas las personas que viven con VIH/SIDA puedan ejercer plenamente y en total igualdad sus derechos y libertades'', luchando con la discriminación y compromiso de desarrollar políticas nacionales que protegiesen los derechos de las personas, en particular aquellas que viven con el VIH/SIDA a través de las promoción de ''un entorno jurídico y social'' favorable.

En 1996 se celebró la Segunda Consulta Internacional de VIH/SIDA y de los Derechos Humanos, y se llegaron a pautas consensuadas que determinaron los principios y actuaciones en los que los estados deberían de llevar a cabo para proteger los derechos humanos y desarrollar políticas de salud pública.

Esto se confirma en la Declaración de compromiso del 2001 en la que se reconoce como el ''estigma, el silencio, la discriminación y la negación de la realidad socavan los esfuerzos de prevención, atención, y tratamiento e incrementan los efectos de la epidemia, y por lo tanto ''el reconocimiento que la plena realización de los derechos humanos y libertades fundamentales para todos, es un elemento indispensable de la respuesta mundial a la pandemia del VIH/SIDA, particularmente en la prevención, la atención, el apoyo y el tratamiento para reducir  la vulnerabilidad".

Ante estas Declaraciones y Compromisos por los Estados queda demostrado que si bien las políticas de protocolos para obtener datos sobre la discriminación en diferentes ámbitos sociales se llevan a cabo, queda por averiguar qué sucede con éstos datos, que apuntan a que gran parte de la sociedad Española es serofóbica y no tiene reparos en comunicarlo.
Entonces, ¿el Estado está tomando medidas al respecto y los resultados los veremos en los próximos años? o ¿Es el propio Estado otro agente serofóbico, complice de esta estigmatización, por no llevar a cabo planes de acción eficaces de acuerdo a los compromisos asumidos como la promoción, prevención, asistencia y educación?.




Retroceso en Educación Sexual

Sin educación sexual en los colegios y con el porno como fuente informativa, el machismo crece entre los jóvenes.

Los centros de Güeñes han introducido la educación sexual en el programa de Secundaria.
La educación sexual entre los menores no atraviesa por los mejores momentos. Más bien todo lo contrario. “Se está viviendo un retroceso que puede verse en los resultados de los últimos estudios en los que observamos más machismo en las generaciones más jóvenes que en las treinteañeras. Seguimos pensando que la educación sexual es hablar de embarazos no deseados e ITS, que también, pero la base de la educación sexual debe ser entender a los sexos, a comprenderse y respetarse entre hombres y mujeres, y esto no se enseña y, desde luego, la sociedad actual no lo inculca. Si se hiciera mejorarían las relaciones de pareja, viviríamos mucho más libres y felices nuestra vida sexual y seguramente disminuirían los casos de violencia de género. Este tipo de problemas sociales hay que atajarlos desde abajo, impidiendo que se repitan, no solamente tratando el daño que ya está hecho”, reconoce a DNA la escritora, periodista y sexóloga Silvia C. Carpallo, que califica de desastrosa la educación sexual en nuestro país, una opinión compartida por la psicóloga Nerea Gómez, quien en su gabinete trabaja en permanente contacto con adolescentes.

MENORES MACHISTAS

La psicóloga alavesa critica con vehemencia que aquí, al contrario que en otros países, no figura en el currículum escolar. “Debería estar; es una falla del sistema, porque con la pornografía como principal fuente informativa, el machismo esta creciendo entre los menores”, sostiene.

A la escritora y autora de varios libros sobre el tema -El orgasmo de mi vida y Decirte adiós con un te quiero-, le resulta del todo curioso que debates que se planteaban ya en la Segunda República, como era incluir la Educación Sexual en los colegios, no se hayan resuelto en una sociedad moderna como la actual. “Solo hace falta ver lo que costó incluir el tema de la homosexualidad en Educación para la Ciudadanía. Se imparten jornadas de Educación Sexual en los colegios, pero no existe un criterio fijado para las mismas, ni un consenso en los temas a abordar o en la forma de abordarlos, de manera que realmente no hay una educación sexual reglada”, dice Carpallo quien reconoce que “desde los programas como Elena Francis, o incluso de Elena Ochoa, te das cuenta de que hemos avanzado mucho en poco tiempo, pero que queda camino por andar y no debemos olvidarlo”.

Uno de los problemas a los que se refiere la psicóloga Nerea Gómez es que “en muchas comunidades esta educación la puede impartir cualquiera, cuando tendría que dejarse en manos de personas preparadas para impartir esta docencia”, sostiene.

La escritora C. Carpallo cursó un posgrado en la universidad pública cuyo título era Educación y Asesoramiento Sexual. Ella lo ha enfocado a la educación a través de los medios de comunicación, pero también lo realizaban muchos maestros para tener una formación real en este aspecto a la hora de tratar el tema con sus alumnos. “Existen los medios para tener profesional formado, pero no se usan. El problema es que no hay nada reglado ni consensuado, aunque se han planteado proyectos en los que se establecía qué formación sería necesaria, y se planteaba un plan de estudios con los temas a abordar según las diferentes edades; pero este nunca se ha debatido en serio”, reconoce.

INTERNET, LA FUENTE

Aunque cada vez los/las jóvenes hablan más de sexo con sus padres, la principal fuente de información es Internet. Se ha pasado de que el sexo sea algo tabú a que simplemente esté en todas partes, en la publicidad, en el cine, en los libros e incluso en el telediario; sin embargo este exceso de información, a juicio de la periodista, nos desinforma. ¿Por qué? “A los jóvenes les llegan muchos mensajes relacionados con la sexualidad, pero no tienen una educación clara con la que puedan llegar a desentrañar dichos mensajes, por eso lo hace todo más confuso”.

Del mismo modo, sostiene la psicóloga alavesa, aunque los jóvenes hablen más con sus padres y madres ellos tampoco han recibido una educación sexual, ni nadie les ha explicado cómo poder abordar estos temas con sus hijos y la información no les llega de la misma manera que si viniera de manos de un experto. “Nuestros padres no saben de literatura o biología lo mismo que no saben todo sobre educación sexual y no podemos pretender que lo sepan. Ante toda esta confusión se recurre a la herramienta mágica, que es Google, y en la que también se encuentran informaciones de todo tipo, sin que los jóvenes sepan exactamente a qué portal acudir para aclarar sus dudas. Todo esto sería diferente con una educación sexual reglada, en la que Internet fuera un añadido y no la base y en la que se pudiera hablar con los padres todo lo aprendido. En ocasiones hasta son los hijos los que acaban informando y educando a sus padres”.

Según diferentes encuestas, entre jóvenes de 11 y 12 años un 4% recibe contenidos sexuales en sus móviles, porno que mal digerido puede condicionar sus preferencias futuras. Y aunque no haya realmente un estudio que explique que una imagen pueda condicionar tus preferencias sexuales, sí es cierto que hoy en día la pornografía es muy accesible por Internet, sobre todo desde los móviles, que no tienen control paterno.

“El problema de esto es que en Internet hay pornografía de todo tipo y mucha de ella tiene un contenido más duro que puede costar de entender o de asumir según qué edades. Pero no hace falta ir tan lejos. Solo con ver series como La que se avecina, en la que se habla de temas como los intercambios de pareja, y que ven niños de menos de 12 años, sentados con sus padres en el salón de casa”, dice la escritora.

Lo que sí ven a diario en la consulta de los sexólogos es cómo los jóvenes, sobre todo hombres, tienen como referente sexual la pornografía. De esta manera gran parte de las consultas vienen derivadas de complejos respecto a los tamaños, los tiempos, etc. Se toma este tipo de ficción como referencia, sin que haya nada más con qué compararlo y cuando se llega a la experiencia real aparecen dificultades sexuales por culpa de esos miedos y complejos. “Estaría bien que alguien explicase las diferencias entre la ficción del porno y la realidad, todo ese tabú por ejemplo relacionado con el tamaño del pene, y cuáles son las expectativas reales de una relación sexual, y que cada ser sexuado es diferente a otro ni mejor ni peor, que hay diferentes formas de amar y de relacionarse. Todo eso nos ayudaría a desenvolvernos como adultos en un terreno que es crucial para nuestro bienestar emocional y no a enfrentarnos a la sexualidad llenos de miedos y prejuicios”, sostienen.

Porque el machismo que condena a la mujer atrevida frente al hombre está creciendo entre los adolescentes: las chicas se ven como posesión del hombre. El problema que existe con los mensajes es que los jóvenes no los saben manejar. Hay una gran industria creada en torno a la idea de la dominación masculina como ideal romántico. No hace falta más que ver, por ejemplo, la saga Crepúsculo, en la que al final la protagonista deja su vida, sus amigos y pone en riesgo su integridad física por una pareja dominante y posesiva, y vemos todo eso como una relación romántica, idílica y deseable.

Como esa historia, muchas. Desde la Bella que cree que puede cambiar a la Bestia y hacerla un príncipe. Todo esto parece algo inocuo, pero no lo es, todo ese ideal romántico es la base de las relaciones de violencia de género, el “yo lo puedo cambiar”, el “es malo pero yo le saco ese lado tierno”, el “si es posesivo es por lo mucho que me quiere”, salen de estos productos que consumen las adolescentes a cuyos contenidos no les prestamos atención”. Las adolescentes de instituto reconocen que reciben comentarios machistas. Como bromas... Educadores sexuales se confiesan escandalizados por la aceptación de los celos que se registra entre los menores. “Reciben mensajes de que eso es amor y nadie les explica que es justo lo contrario. Crecemos con el ideal Disney, y no explicamos que una relación de pareja es algo muy diferente a casarse con un desconocido.

Sus patrones de pareja son muy chapados a la antigua. “Generaciones anteriores vivieron una revolución sexual, y por ello, se educaron con unos principios diferentes; pero ahora hemos dado por hecho que la liberación femenina ya existe, en una sociedad en la que ni siquiera hombre y mujer todavía cobran los mismos sueldos. Hemos pensado que ya estaba todo hecho y hemos dejado de educar en este sentido y todo esto nos está llevando a repetir los mismos errores”.

Porque la violencia de pareja hacia las mujeres se cuela por la afectividad y no por la ideología. “El ideal romántico es la cadena que ata a la mayoría de las mujeres en la sociedad moderna. Seguimos educándonos en agradar al hombre, tanto con nuestro aspecto como con nuestros comportamientos; las abuelas nos siguen preguntando cuándo nos vamos a buscar un novio en vez de preguntarnos qué tal nos va en la universidad; seguimos señalando a las mujeres que con cierta edad no se han casado o sido madres; seguimos pensando que una mujer sola es una mujer incompleta y evidentemente todo eso tiene sus consecuencias. No se trata de un problema personal, se trata de una lacra social que no hemos superado”.

El Gobierno cree que impartir educación sexual hará que aumente el sexo entre los adolescentes cuando es al revés. “Hubo un estudio muy visual al respecto en Estados Unidos, donde se relacionaba los estados en los que se impartía algún tipo de educación sexual y en los que no, y la tasa de embarazos no deseados. Evidentemente era más alta en la que no había ningún tipo de educación, que solían ser estados con mayor influencia religiosa. Los jóvenes van a tener sexo, porque es algo natural y lógico, algo que forma parte de su desarrollo como personas. La cuestión es que es mejor que estén preparados, qué tengan información y formación y que tengan herramientas para tener una vida sexual sana y feliz, a que lleguen a este punto de sus vidas sin saber realmente cómo manejarlo”. Con una buena educación, las jóvenes serían capaces de decir no.


Perfil de la mujer que aborta: de 20 a 24 años, trabaja y tiene estudios superiores a la secundaria

Según la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, el descenso registrado en las interrupciones voluntarias del embarazo se debe al envejecimiento paulatino de la población y al mayor uso de métodos contraceptivos.

Según esta asociación, la mayoría de los abortos se producen después de un fallo del método anticonceptivo.

El perfil mayoritario de la mujer que aborta de forma voluntaria se sitúa en el tramo de edad entre 20 y 24 años, con estudios de nivel superior a la secundaria, trabaja por cuenta ajena e interrumpe su embarazo con menos de ocho semanas de gestación y en un centro privado concertado.

El número total de interrupciones voluntarias del embarazo en 2014 fue de 94.796, un 12,8 por ciento menos que en el año anterior (13.894 abortos menos), según los últimos datos del informe anual del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que reflejan la tercera bajada consecutiva desde que entró en vigor la actual ley de plazos en 2010.

La Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (Acai) atribuye el descenso de la tasa de abortos -que se ha situado en 10,46 abortos por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años- a la reducción de mujeres en edad reproductiva por el envejecimiento paulatino de la población y a la mejora de los hábitos contraceptivos.

«El mejor acceso a la píldora de urgencia y que las conductas reproductivas estén cambiando son algunas de las causas del descenso, a pesar de que el actual Gobierno no promocione la salud sexual reproductiva, lo que ayudaría a bajar más la tasa de abortos», explica a Efe Francisca García, presidenta de Acai.

Según esta especialista,«el mayor número de abortos se siguen concentrando entre los 20 y los 30 años, en mujeres que trabajan y que tienen una formación suficiente, ya que el 70 por ciento tiene bachillerato, secundaria o universitaria, y aumenta la población española que aborta porque los inmigrantes están saliendo».

«Bajan todos los abortos en todos los tramos de edad, sobre todo entre 20 y 25 años», destaca García, «al igual que en las menores de 20 años», añade la responsable de Acai, quien lo atribuye a ese mayor acceso en la anticoncepción.

Una ley más permisiva

Desde la Sociedad Española de Contracepción, José Ramón Serrano, ha destacado que «tener una ley permisiva hace que bajen las interrupciones» y también el haber mejorado la información en los centros de salud y en las farmacias.

«Hay que trabajar más intentando que sea accesible la anticoncepción segura y eficaz; sobre todo en España, el método más usado es el preservativo, y lo que pasa es que se usa mal», recuerda a Efe el doctor Serrano.

El presidente de esta sociedad médica opina que «serían necesarias más campañas e informar sobre la anticoncepción de urgencia, porque la libre dispensación es un factor que ha contribuido a la bajada de los abortos».

«Son embarazos no buscados, y la mayoría se producen por fallo del método y por ello la mayoría se interrumpe», advierte.

Del total de mujeres que abortaron, 94.796 de ellas usaban métodos barrera; y otros anticonceptivos, 38.596 mujeres; mientras que 32.302 no usaba ninguno.

Menos de ocho semanas de gestación

La mayor incidencia se produjo en la franja de edad de 20 a 24 años, tramo en el que interrumpieron su embarazo 16,56 mujeres de cada mil, seguida de la de 25 a 29 años (15,34), de 30 a 34 años (12,33) y entre las menores de 19 años (9,92), la tasa más baja desde 2005, primer año del que se tienen datos.

Por lo que respecta a las semanas de gestación, un 70,18 % del total de abortos se hicieron en embarazos de 8 o menos semanas; un 19,20 %, entre las 9 y las 12 semanas; un 6,25 %, de 13 a 16 semanas; un 2,87 %, entre 17 y 20; y un 1,50 %, a partir de la semana 21 de embarazo.

Respecto al motivo, en el 88,90 % de los casos fue a petición de la mujer, sin aducir otros motivos; un 7,15 % por grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada; un 3,61 % por graves anomalías del feto; y un 0,32 % por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable.

El 73,84 % de las mujeres tenía nacionalidad europea -un 64,35 % española-, mientras que el 18,27 % procedía de América, el 5,03 % de África y un 2,82 % de Asia.

Del total de mujeres que abortaron, 28.025 convivían en pareja y con hijos, y 5.140 vivían además con padres o familiares, mientras que 16.697 vivían sin hijos pero con otros familiares y 8.649 lo hacían en pareja y sin descendencia.

Respecto al nivel de estudios, casi 35.000 de las mujeres que abortaron tenían estudios de educación secundaria (ESO) o equivalentes, 25.458 bachillerato o FP, y 18.068 sólo había superado primaria, mientras que 13.387 tenían título universitario.

La mayoría de las interrupciones de embarazo continúan llevándose a cabo fuera de la sanidad pública y, de hecho, el 89,91 % se practicaron en centros privados, concertados por los servicios de salud públicos.


“No escojo una orientación sexual a cada momento. Soy bisexual”

Arcópoli solicitará a la RAE que cambie la definición de “bisexual” al considerar que es errónea y nada tiene que ver con los hermafroditas

El 2016 pretendía ser el año de la Bisexualidad, un año para celebrar y reivindicar pero, de momento, está teniendo el dudoso honor de empezar con un nuevo récord de agresiones homófobas. En solo 18 días, al menos 3 personas han sido atacadas por su condición sexual y decimos al menos porque son las que se han atrevido a denunciar.

En este contexto, la asociación LGTB+H de la Comunidad de Madrid y las Universidades Complutense y Politécnica Arcópoli quiere recordar que es el año para luchar por los derechos y reconocimiento de las personas bisexuales y, por ello, ha pedido a la Real Academia Española (RAE) que cambie la definición del término “bisexual” para que “se amolde a la realidad social” porque “la lengua es un reflejo de la sociedad.

Arcópolis ha recordado a la RAE que “la realidad bisexual es diferente al hermafroditismo, así como que ser bisexual no implica ‘alternar’ prácticas ni orientaciones sexuales”.

En palabras de Izpia Batres, Secretaria General de Arcópoli y activista bisexual: “dado que las definiciones que ofrece la RAE se emplean como referencia en multitud de cuestiones, su incorrección influye para mal en muchos aspectos”. Consideran que “es denigrante que la Academia no recoja debidamente nuestra realidad” porque “siendo nuestra orientación sexual un aspecto básico de nuestra identidad personal, la falta de visibilidad de nuestra realidad vital o las visibilizaciones indebidas tienen parte de su explicación en concepciones incorrectas como la que ofrece la RAE”.


Batres recuerda: “Yo no escojo una orientación sexual a cada momento: tengo mi propia orientación. Yo no alterno, yo soy bisexual”.

Una realidad aún desconocida

Para la asociación, la realidad bisexual es todavía la gran desconocida y no solo entre los heterosexuales. Según han explicado, hasta en el ámbito homosexual, “la bisexualidad está rodeada de mitos y clichés que deben ser erradicados”.

“La bisexualidad es una realidad que sufre discriminación tanto fuera como dentro del colectivo. Las personas bisexuales no sólo esconden a menudo su orientación entre personas heterosexuales, sino que dentro del colectivo LGTB tampoco se sienten cómodas, y son menos propensas a salir del armario”. Y es precisamente por esto por lo que piden que se trabaje en medidas de visibilidad. Entre ellas, la necesaria nueva definición.

Definición del término "bisexual" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua / RAE


Si buscamos el término “bisexual” en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, podremos ver dos acepciones. Los errores aparecen directamente al leer la primera ya que, según la RAE la bisexualidad está relacionada con el hermafroditismo, una realidad totalmente distinta. La segunda afirma que para ser bisexual es necesario “alternar prácticas homosexuales con heterosexuales” como si fuera preciso “alternar” prácticas u orientaciones sexuales para poder sentirse bisexual.

Dos fallos claros: ligarlo a los hermafrotidas y hablar de alternar prácticas sexuales. Sobre el primero,  Yago Blando, coordinador de Arcópolis, ha explicado a ELPLURAL.COM que “es un anacronismo tremendo”. “Puede que hace muchísimos años se usara en algún texto la palabra hermafrodita para hablar de los bisexuales, pero está totalmente desactualizado”, ha dicho. “Entendemos que el Diccionario de la RAE no puede perder acepciones, pero si incluir la actual”.

En cuanto al segundo error, destaca que “es bastante llamativo lo de alternar practicas con otras. No alternan, no es una cosa de a veces sí y a veces no”, es simplemente una sexualidad más, aunque reconoce que no es raro encontrarte con alguna persona que todavía diga frases como “la bisexualidad no existe” o “están confundidos”, incluso homosexuales que creen que los bisexuales son realmente gays o lesbianas que no se atreven a decidirse y, asegurando que son bisexuales, “son menos homosexuales”.

Para poner solución a este tipo de errores, la asociación creó su propio diccionario, el llamado DiccioArcópoli, en el que se aclara que bisexual es “la persona cuya orientación sexual está enfocada hacia otras de sexo o género igual o diferente al propio, no necesariamente al mismo tiempo ni del mismo modo o con la misma intensidad”. Ahora, exigen que sea esta la definición que se recoja en la RAE para que la solución no sea puntual o un parche, sino definitiva y al alcance de toda la sociedad.

En una futura reunión, quieren poder explicar a los académicos la verdadera realidad bisexual pero, antes, han presentado una petición en la plataforma Change.org para “recoger firmas que legitimen aún más nuestra reivindicación”.


Hombres, mujeres, trabajo y familia

Más allá de la valoración de la anécdota de Bescansa con su bebé en la sesión constitutiva de las Cortes, el equilibrio entre la vida familiar y las exigencias del trabajo se plantea como una cuestión de organización de la actividad económica de primera magnitud.

Más allá de la valoración de la anécdota de una diputada llevando a su bebé a la sesión constitutiva de las Cortes, el equilibrio entre la vida familiar y las exigencias del trabajo se plantea como una cuestión de organización de la actividad económica de primera magnitud. 

Dos libros han tenido una repercusión internacional sobre esta cuestión, el primero es el de Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, de 2010, llamando a las mujeres a poner por delante su puesto de trabajo y tratar de avanzar en sus carreras profesionales sea como sea. El segundo libro, reciente, es de Anne-Marie Slaughter, y se titula Un asunto inacabado: hombres, mujeres, trabajo y familia; su argumento es completamente diferente, pues considera que las recomendaciones heroicas de Sandberg sirven de muy poco dentro un sistema laboral que considera anticuado e ineficaz. Anne-Marie Slaughter era decana de la Facultad de Asuntos Internacionales de la Universidad de Princenton, y luego directora de planificación en el Departamento de Estado norteamericano, por lo que había alcanzado ya un elevadísimo nivel profesional cuando decidió que no podía compatibilizar la dedicación total que se le exigía con la atención que requerían sus dos hijos adolescentes, que vivían cerca, pero en otra ciudad.

El tema es de gran complejidad, sobre todo si tenemos en cuenta diferencias entre países y mercados laborales dispares, pero podemos sintetizarlo en los cinco puntos siguientes.
Primero, la forma en que está organizado el trabajo y las exigencias de dedicación que hoy tiene en un sistema muy competitivo; en Andalucía, con un desempleo tan elevado y una oferta de bajo potencial de productividad y proyección, tener un puesto de trabajo se convierte casi siempre en el objetivo único.

Segundo, la flexibilidad de horarios y tiempo no es una solución salvo en trabajos muy peculiares, pues para tener un puesto de responsabilidad se supone que hay que poner el trabajo por delante de cualquier otra cosa; la flexibilidad real raramente existe.

Tercero, trabajo y familia dependen del tipo de trabajo y de las condiciones laborales, pero mucho de la situación del cónyugue, de los recursos y relaciones familiares, y del nivel propio de renta y riqueza.

Cuarto, hay un desequilibrio fundamental entre la competitividad en la formación y el trabajo, y el cuidado a los hijos y la familia, que son dos elecciones difícilmente compatibles; el que los niños tengan o no un cuidado de alta calidad en los primeros cinco años de su vida marca en gran medida su capacidad para aprender y rasgos de su comportamiento como disciplina, valores, solución de problemas, y equilibrio emocional.

Y cinco, como dice Anne-Marie Slaughter, se necesita un cambio político que establezca una estructura para cuidado de los niños, ajustar los horarios de escuelas y trabajo, elevar el papel y los salarios de las personas que se dedican a tareas de cuidado, e invertir en educación ya a los tres años. Por mi parte creo que otras medidas en el ámbito de la empresa, con ser importantes, no van a la raíz del asunto, que tiene esta dimensión social y política amplia y compleja.


Un estudio sugiere que tras un aborto es innecesario esperar tres meses para concebir

Las parejas que intentan concebir en los primeros tres meses tras un aborto tienen las mismas o más probabilidades de llevar un embarazo a término que las parejas que esperan tres meses o más, de acuerdo con un estudio de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

El informe, publicado hoy en la revista profesional de obstetricia Obstetrics & Gynecology, contradice la recomendación de esperar al menos tres meses después de una pérdida antes de intentar un nuevo embarazo.

“Nuestros datos sugieren que las mujeres que tratan de quedar embarazadas nuevamente dentro de los primeros tres meses después de un aborto, pueden concebir tan rápido, o incluso más rápido, que las mujeres que esperan tres meses o más”, declaró Enrique Schisterman, autor principal del estudio y jefe de la Subdivisión de Epidemiología del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD), que forma parte de los NIH.

El estudio, que evaluó el efecto que tiene tomar una bajas dosis de aspirina todos los días y cómo impacta los resultados reproductivos en las mujeres con antecedentes de aborto, encontró que más del 99 % había perdido un embarazo antes de las 20 semanas de gestación.

Igual o mayor probabilidad de concepción

Según la investigación, más del 76 % de las mujeres intentaron concebir en los tres meses siguientes de haber perdido un embarazo, grupo que en comparación con las que esperaron más tiempo tenían más probabilidad de quedar embarazadas (un 69 % en comparación con el 51 %).

Asimismo, ese mismo grupo habría tenido más probabilidades de que el embarazo resultase en el nacimiento de un bebé vivo (el 53% en comparación con el 36%).

“Si bien no hemos encontrado ninguna razón fisiológica para retrasar los intentos de concepción después de una pérdida de embarazo, las parejas pueden necesitar tiempo para sanar emocionalmente antes de intentar de nuevo“, indicó Karen Schliep, investigadora de la División de Epidemiología del NICHD.

La Organización Mundial de la Salud recomienda esperar un mínimo de seis meses después de una pérdida de embarazo para volver a intentar concebir, tres más de los que la comunidad médica tradicionalmente sugiere.


Con más frío, menos ganas

Un estudio revela que el invierno es el peor momento para mantener relaciones sexuales - Las mujeres prefieren la noche y la hora de la siesta para los encuentros íntimos.

Con la llegada del invierno, no solamente descienden las temperaturas y los días se hacen más cortos sino que, además, la libido de las españolas llega a sus cotas más bajas. Así lo revela el estudio Mitos y realidades sobre sexualidad y anticoncepción en las millennial españolas, realizado por la multinacional Bayer. Según este informe, un 53 % de las participantes „mujeres de entre 18 y 30 años„ reconoce que experimentan cambios en su libido en función de la época del año en la que se encuentren.

Peor en Navidad
Así, el verano (54 %) y la primavera (48 %) son las estaciones en las que las jóvenes aseguran tener mayor actividad sexual. En invierno se da una caída importante, hasta el punto que solo un 33 % dicen preferir esta época del año. Menos propicias aún resultan las fiestas navideñas (28 %), a pesar de que suelen venir acompañadas de unos días de vacaciones y mayor tiempo libre para dedicar, entre otras cosas, a la pareja.

La psicóloga y sexóloga Nayara Malnero reconoce que el deseo sexual es «cambiante» según las distintas etapas de la vida y las épocas del año. «El sol y las altas temperaturas nos hacen estar más activos, en todos los sentidos, mientras que el invierno es una época de recogida y calma, también a nivel erótico. No obstante, solo se trata de encontrar diferentes alternativas en pareja, ser creativos e impedir que la chispa se apague», explica la experta, quien, además señala la imporancia de evitar embarazos no planificados o infecciones de transmisión sexual, algo que, en su opinión, «es un ´seguro´ para mantener el deseo activo».

Aunque el descenso de la libido en invierno es unánime en toda España, lo cierto es que „según el estudio„ existen diferencias entre comunidades autónomas: Castilla-la Mancha (52 %), Islas Baleares (46 %), Comunitat Valenciana (45 %), Murcia (44 %) y Cataluña (43 %) son las zonas en que la actividad sexual se mantendría algo más alta durante esta época. En el lado contrario se situarían Extremadura (8 %), País Vasco (13 %), Castilla y León (18 %) y Madrid (23 % ).

Pero no sólo el frío afecta a la motivación para mantener relaciones sexuales, sino que el deseo también cambia en función del momento del día, según la encuesta. Así, la noche es la preferida entre las encuestadas (el 64,8 % de las millennial la prefieren), ya estén solteras, casadas o viviendo en pareja. Le sigue el momento de la siesta (55,7 %) y la mañana quedaría en última posición (40,8 % de las encuestadas).

Oxitocina para las relaciones estables y monógamas
A pesar de que el invierno parece ser enemigo de una vida sexual activa, esta época del año sería adecuada, sin embargo, para la creación de relaciones de pareja monógamas y más estables.

La explicación científica está en que, cuanto más bajas son las temperaturas, más oxitocina se segrega. Son varios los estudios que relacionan esta hormona con la formación de vínculos estables dentro de una pareja, fomentando que las personas con pareja se mantengan alejadas de otras personas del sexo contrario.


¿Qué saben los jóvenes del sida?

Con el objetivo de acercar la investigación biomédica a las aulas, de promover la prevención y fomentar las vocaciones científicas, más de 180 alumnos de 4° de ESO, Bachillerato y ciclos formativos de Zaragoza participaron ayer en la jornada ¿Qué sabes del VIH / sida?, que se celebró en el CaixaForum de la capital aragonesa.

Durante el debate con expertos de este campo, se permitió a los estudiantes evaluar su grado de conocimiento de la infección y de tolerancia hacia las personas contagiadas. Al término de la sesión --y por sorpresa--, un portador del virus intervino para explicar en primera persona cómo le había cambiado la vida el tener el VIH. También hubo un turno de preguntas en el que los alumnos plantearon sus cuestiones sobre ciencia, salud sexual o las repercusiones que la infección tiene a nivel social.

"Todo esto ayuda a avanzar en la lucha contra el estigma de la enfermedad y sirve para atraer a jóvenes que se quieran dedicar a la ciencia", explicó Núria Izquierdo, investigadora del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa.

Desde que se puso en marcha la actividad en Aragón, en el curso escolar 2014-2015, han participado cerca de 300 jóvenes. Según las estadísticas provisionales, durante el 2014 se notificaron 3.366 nuevos casos de VIH en España. Con estos números, en España, hoy en día, se infecta el mismo número de personas que hace 15 años.

También se trasladó a los alumnos aragoneses que la principal vía de transmisión es la sexual, con un 79,9% de los casos.


Demasiado tarde para ser madre

El retraso de la maternidad aboca a los interesados a tratamientos de fertilidad; un 10% no lo logra.

"Si volviera a nacer, a los 25 me pondría a tener hijos". Gloria Labay, matrona, se enjuga las lágrimas y se suena la nariz. Acaba de narrar la historia de su fracaso reproductivo. Una historia que arranca con 38 años e incluye dos embarazos naturales, tres inseminaciones y una fecundación con semen de donante para ser madre sola, dos fecundaciones con ovocitos de donante para ser madre con su actual pareja, cuatro abortos y la guinda: el fracaso en su intento de adoptar a un niño. En ese momento su cerebro hizo click. Tras seis años de intentos finalmente tiraba la toalla. Necesitó ayuda psicológica para dejar atrás esa etapa de su vida y abandonar el piso que se había comprado lejos del centro de Barcelona con un cuarto para el bebé que soñaba con acunar. Necesitaba rehacerse. Enamorarse de nuevo de la vida.

La edad media a la que las españolas son madres no ha hecho más que aumentar. En 1980 era de 28,2 años. En 2014, 32,2. Actualmente el 33% de los niños que nacen en España son hijos de mujeres de más de 35 años. En 2012 hubo el triple de embarazos en mujeres de más de 40 años que en 2000. Pero todos estos datos no muestran una cara de esta nueva realidad: el dolor de las mujeres y parejas que se quedan por el camino. Los que no alcanzan su sueño. Por problemas de fertilidad. Por causas desconocidas. O porque se pusieron demasiado tarde a intentarlo.

Edad media de la maternidad entre 2002 y 2055



La tasa de embarazo de la mujer según su edad cae irremediablemente. Con 25 años, hay un 25% de opciones por ciclo de lograrlo. Con 30, un 22%. Con 35, un 12%. Con 40, un 5%. Y con 45, un 1%. Y sin embargo, miles de mujeres se ponen a ello cada año rozando ya edades difíciles o imposibles. Isidoro Bruna, de la Sociedad Española de Fertilidad, explica el por qué: “Asumen que si su aspecto físico es bueno, también lo será su fertilidad y creen que lo lograrán al igual que las famosas que tienen hijos pero no explican que son fruto de la ovodonación, que son un tercio de todas las fecundaciones que se realizan. Es una pena que durante sus chequeos rutinarios los ginecólogos rara vez les informen de la caída de su reserva ovárica”.

El límite de 40 años que fija la sanidad pública para someter a una mujer a un tratamiento de fertilidad, empuja a miles de parejas y mujeres a una de las 200 clínicas privadas que hay en el país. En torno al 3,2% de los niños nacidos en España fueron gestados mediante técnicas de fertilidad. En 2013, 27.780 pacientes se sometieron a una fecundación in vitro (con un coste medio de 4.000 euros). Pero un 10% de ellos, según la estimación del sector, no lo lograron.

¿PUEDEN AYUDAR MÁS LOS GINECÓLOGOS?

A la vista de que la edad media de las pacientes que pisan una clínica privada con idea de someterse a un tratamiento para ser madres es de 38,2 años, varios expertos de la Sociedad Española de Fertilidad redactaron un documento para que los ginecólogos ayuden a las mujeres, a unas edades más tempranas, abrir los ojos a la realidad. “En 2012 les hicimos llegar un texto con información sobre cómo informarles sobre su reserva ovárica”, dice Isidoro Bruna, uno de los autores. “Pero, desgraciadamente, caló a pocos”. Bruna defiende que los ginecólogos deberían preguntar a las mujeres en sus chequeos rutinarios si han valorado la maternidad.

Sin embargo, Tirso Pérez Medina, Vicepresidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y Jefe de Servicio del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, cree que el asunto es mucho más delicado. “Les puede hacer sentir mal. Lo que sí hago es decirles que, si tienen pensado quedarse embarazadas, no esperen demasiado para ponerse a ello”.

Laia (nombre ficticio), arquitecta y catalana, retrasó la búsqueda del bebé. Hasta ese momento no había parado de trabajar. "Por la crisis intuía que me podía quedar sin trabajo, así que esperé un poco. Todos a mí alrededor, incluida mi ginecóloga, me decían que 37 años no eran tantos. No imaginé lo que se me iba a venir encima". Tras dos tratamientos en una clínica privada le dijeron que sus óvulos no eran de buena calidad y que por eso no se quedaba embarazada. Le propusieron una técnica que implicaba someterse a varios ciclos para obtener 10 embriones, analizarlos y transferirle los de más calidad, pero Laia y su marido no quisieron seguir adelante. Como muchas parejas, el sufrimiento que les causó cada intento fue suficiente para decidir parar. “Sé que puedo ser feliz de otras maneras”, dice Laia. "A veces pienso que me he rendido, pero me resulta más fácil asumirlo a la posibilidad de que se me cierren más puertas. Con 42 años he entendido que hay cosas que tengo que asumir. ¿Conformista? Tal vez. Ahora lo que más miedo me da es el futuro, cuando sea una abuelita sin energía. Me da miedo imaginarme sola el día de Navidad. Qué paranoica, ¿no?".

Una de las consecuencias del inicio tardío de la natalidad es que las mujeres gestan menos hijos que antes, otra de las causas de que en el primer semestre de 2015 haya habido más muertes en España que nacimientos. Pero no siempre es una decisión meditada. Cristina, 42 años, tuvo a su primer hijo mediante tratamiento en una clínica privada. Con 39 años volvió al mismo sitio buscando un segundo bebé pero su reserva ovárica no respondió. O se conformaba o intentaba una ovodonación. "Tenía 41 años y me deprimí muchísimo. Estábamos en la playa, mi marido jugando con nuestro hijo y yo no podía parar de llorar. Era una lucha interna enorme".

Angustiada, buscó información en Internet como muchas otras parejas y mujeres. Acupuntura para la fertilidad. Meditación. Acompañamiento para sobrellevar el estrés (como ofrece Eva Bernal, que tuvo tres hijos tras someterse a 18 tratamientos). Charlas para entender el proceso de cada miembro de la pareja… De todo lo que encontró, a Cristina le interesó especialmente un método basado en la alimentación que ofrece la enfermera Virginia Ruipérez. "Me cambió la dieta por una sanísima. Ella defiende que ayuda. Yo no lo sé. Desde luego malo no puede ser y quería hacer todo lo que estuviera en mi mano". Tras tres meses ella y su marido optaron por intentar la ovodonación. Pero tras el tercer fracaso, en diciembre pasado, decidieron parar. "Daría todo lo que tengo si me aseguraran que con un tratamiento más lograría el embarazo, pero no puedo vivir obsesionada por algo que no existe ni va quizá a existir".

Tras el cuarto aborto, la ginecóloga de la clínica pública en la que Gloria Labay se sometió a todos sus tratamientos, le hizo un segundo estudio de fertilidad. El primero había salido bien, pero en el segundo comprobaron que su útero tenía forma de corazón (arcuato). Gloria se quedará con la duda de si ese fue el motivo de sus abortos. Sí sabe por qué no le dejaron adoptar. Cuando inició el proceso lo hizo en Nepal como familia monoparental. Pero muy pronto se cerraron las adopciones con ese país por falta de controles. Tres años más tarde le ofrecieron abrir una nueva vía y al contar que tenía novio, le negaron la idoneidad. "Ahora tengo 51 años", empieza la matrona. "Diariamente por mi profesión soy testigo del milagro de ver nacer a una criatura y es duro comrpobar que es un tren que para mí ya pasó, aunque ahora ya no pienso en ello todos los días. Pero hay que reinventarse. No tener hijos también tiene ventajas, puedes disponer de tu vida como quieras, tienes más dinero para lo que te dé la gana. Una psicóloga me dijo que quizá no podría ser madre, pero sí podría ser la mejor tía. El año pasado me fui con tres sobrinas, de 8, 6 y 4 años, a un camping. Este año ya estoy planeando un viaje al Pirineo catalán. De momento tenemos feeling. Pero lo de la maternidad será siempre mi herida de guerra".